malevich peasant woman c1928-30 Kazimir Malevich (1879-1935)
Kazimir Malevich – malevich peasant woman c1928-30
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Pintor: Kazimir Malevich
Kazimir Malevich creó La campesina en la década de 1928-1930. Se mantuvo fiel a sus tradiciones: formas geométricas tridimensionales en tonos chillones, partes del cuerpo desproporcionadas, un fondo minimalista y personas totalmente desprovistas de individualidad. El artista representa a su personaje con un óvalo negro en lugar de la cabeza, las manos bajadas con impotencia y un vestido blanco que indica que se trata de una mujer.
Descripción del cuadro "Mujer campesina" de Kazimir Malevich
Kazimir Malevich creó La campesina en la década de 1928-1930. Se mantuvo fiel a sus tradiciones: formas geométricas tridimensionales en tonos chillones, partes del cuerpo desproporcionadas, un fondo minimalista y personas totalmente desprovistas de individualidad.
El artista representa a su personaje con un óvalo negro en lugar de la cabeza, las manos bajadas con impotencia y un vestido blanco que indica que se trata de una mujer. La figura se sitúa sobre franjas contrastadas de campo de color.
No hay otros cuerpos en el fondo: también aquí el autor se ha mantenido fiel a su estilo. Sin embargo, el rasgo distintivo de la "Mujer campesina" es el contorno de su vestido. A Malevich le gusta saturar sus obras con varias tonalidades, aplicando el degradado. Si se compara la mujer en blanco y negro con el multicolorismo general, se observa que su imagen es sombría.
Al observar el lienzo, el espectador tendrá la sensación de irreversibilidad de cualquier pérdida, que aumentará de tamaño a medida que se acumule. Los cuadros simbolizan el modo de vida de los campesinos, de la clase trabajadora. Su trabajo esclavo, sus interminables preocupaciones y el tormento de una vida dura: eso es lo que retratan estos lienzos. Malevich despersonaliza a sus personajes, muestra la masividad, la igualdad, la insignificancia y la mezquindad de la vida humana.
La singularidad la expresa no por los rasgos faciales, sino por las formas y la variedad de colores. También hay espacio para la imaginación: las figuras aparecen con rostros, roles y acciones. Cada persona representa su propia versión de lo pintado en el lienzo.
Una característica importante de la obra del autor es que cada sujeto, figura o parte del cuerpo se dibuja por separado, apilados unos sobre otros, lo que da a los cuadros un aspecto expresivo.
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