Boris Kustodiev – #22878
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En esta obra, el autor presenta una mujer de complexión robusta, sentada en un balcón o terraza que se abre a un paisaje urbano y natural. La figura femenina es el centro de la composición; su mirada dirige la atención del espectador hacia fuera del cuadro, sugiriendo una contemplación serena del entorno. Viste un atuendo colorido, con un chal azul adornado sobre la cabeza y un vestido estampado en tonos vivos que contrastan con su piel clara. Un brazalete dorado en su muñeca añade un toque de distinción.
La mujer sostiene una taza y platillo, aparentemente disfrutando de una bebida caliente. Frente a ella, se observa una mesa dispuesta con abundantes frutas –sandía cortada, manzanas, peras– y otros alimentos, posiblemente dulces o pasteles. La presencia de estos elementos sugiere prosperidad y un momento de deleite personal.
El fondo revela una ciudad con edificios de arquitectura variada, incluyendo una estructura que recuerda a una iglesia ortodoxa con cúpulas bulbosas. Más allá, se extiende un paisaje arbolado, pintado con pinceladas sueltas que evocan la naturaleza exuberante. Un jarrón ornamentado y otros objetos decorativos en el borde derecho del cuadro refuerzan la idea de un ambiente refinado y burgués.
La luz difusa y cálida baña la escena, creando una atmósfera acogedora y confortable. La expresión facial de la mujer transmite placidez y satisfacción, aunque también cierta melancolía o introspección.
Subtextos potenciales: La pintura podría interpretarse como un retrato de la vida acomodada de una clase social emergente, posiblemente comerciantes o artesanos enriquecidos. La abundancia de alimentos y objetos lujosos simboliza el bienestar material alcanzado. Sin embargo, la mirada distante de la mujer y su postura contemplativa sugieren que este confort no está exento de cierta soledad o anhelo. El contraste entre el interior opulento y el paisaje urbano podría aludir a una tensión entre la vida privada y las aspiraciones sociales. La representación de una figura femenina con una complexión poco convencional para los cánones estéticos tradicionales puede interpretarse como un desafío a las normas de belleza imperantes o como una celebración de la individualidad.