Portrait of the writer Lev Tolstoy Ivan Kramskoy (1837-1887)
Ivan Kramskoy – Portrait of the writer Lev Tolstoy
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Pintor: Ivan Kramskoy
Ubicación: The State Tretyakov Gallery, Moscow (Государственная Третьяковская галерея).
En el caluroso verano de 1873, el artista ruso Ivan Kramskoy estaba pintando una de sus famosas obras, Vista de una casa antigua, y residía en una casa solariega cerca de Yasnaya Polyana (la finca de la familia Tolstoi). Por ello, el pintor decidió sacar tiempo de su apretada agenda para visitar la finca del famoso escritor ruso y pintar a León Tolstoi en un lienzo. Por desgracia, el conde Tolstoi no quiso posar para él durante mucho tiempo, y en general no le gustaban los retratos.
Descripción del Retrato de León Tolstoi de Ivan Kramskoi
En el caluroso verano de 1873, el artista ruso Ivan Kramskoy estaba pintando una de sus famosas obras, Vista de una casa antigua, y residía en una casa solariega cerca de Yasnaya Polyana (la finca de la familia Tolstoi). Por ello, el pintor decidió sacar tiempo de su apretada agenda para visitar la finca del famoso escritor ruso y pintar a León Tolstoi en un lienzo.
Por desgracia, el conde Tolstoi no quiso posar para él durante mucho tiempo, y en general no le gustaban los retratos. Por sus cartas, el conde Tretiakov le pidió durante mucho tiempo que posara para su retrato, pero nunca lo consiguió. Pero el pintor I. Kramskoy consiguió cambiar de opinión.
En este famoso retrato del talentoso escritor, Kramskoy mostró claramente su talento como psicólogo. El fondo oscuro y discreto del retrato permitió al autor centrar toda su atención en el personaje retratado en la obra.
Kramskoy logró con mucho talento transmitir el estado interior del Conde Tolstoi. Sus ojos llenos de atención y fríos miran con mucha astucia al espectador. Es esta mirada profunda dice, dice que frente a nosotros impresionante analista que puede mirar en la profundidad del alma humana. Con una sola mirada es capaz de penetrar hasta el núcleo de la vida.
En su obra, el artista trató de demostrar al máximo la integridad de la naturaleza creativa del Conde Tolstoi, su imperturbable fuerza de voluntad y su increíble intelecto. Y como podemos ver, el artista lo ha conseguido.
El recuento es muy democrático, lo que vuelve a subrayar el carácter popular de su aparición. Como saben, León Tolstoi estaba muy cerca del pueblo ruso.
Según muchos expertos, el retrato del genio León Tolstoi está reconocido como uno de los mejores cuadros que Kramskoi pintó durante sus muchos años de vida.
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En este óleo, el autor retrata a un hombre de mediana edad, sentado y mirando directamente al espectador con una intensidad penetrante. La figura ocupa la mayor parte del espacio pictórico, lo que enfatiza su presencia y autoridad intelectual. Viste ropas oscuras y sencillas –una especie de túnica o bata– que sugieren modestia y un alejamiento de las convenciones sociales.
El rostro es el punto focal de la composición. Se observa una barba abundante y canosa, así como arrugas marcadas alrededor de los ojos y la boca, lo cual denota experiencia vital y quizás cierto peso del pensamiento. La mirada es firme, casi desafiante, pero también revela un matiz de melancolía o introspección. Las cejas pobladas contribuyen a esta expresión compleja.
La paleta cromática se limita a tonos terrosos y oscuros –marrones, grises y negros– que crean una atmósfera sobria y austera. El fondo es difuso e indefinido, lo que concentra la atención en el personaje y elimina distracciones. La luz incide principalmente sobre el rostro y las manos del retratado, resaltando su individualidad y sugiriendo un interior rico y profundo.
En sus manos sostiene un objeto pequeño –posiblemente un libro o una carta– que podría simbolizar su actividad intelectual o su conexión con el mundo exterior. La postura es relajada pero digna, lo que transmite una sensación de calma y control.
La representación sugiere a un individuo reflexivo, posiblemente dedicado al estudio o la escritura. Se percibe una cierta gravedad en su semblante, como si llevara consigo el peso del conocimiento o las preocupaciones existenciales. El retrato no busca idealizar al personaje, sino mostrarlo tal cual es: un hombre con sus virtudes y defectos, sumido en sus propios pensamientos. La ausencia de elementos decorativos o símbolos ostentosos refuerza la idea de una vida dedicada a valores más allá de lo material.