Jean Baptiste Siméon Chardin – Still life with glass bottle and fruit
Ubicación: State Art Gallery (Staatliche Kunsthalle, Karlsruhe), Karlsruhe.
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Análisis de la pintura
En esta composición se observa una naturaleza muerta dispuesta sobre lo que parece ser un tablón de madera oscuro y desgastado. La escena está dominada por el contraste entre las formas definidas de los objetos y el fondo sombrío, casi negro, que intensifica su presencia.
El elemento central es una botella de vidrio transparente con una forma bulbosa y alargada; a través de ella se vislumbra la silueta difusa de otra fruta, posiblemente una manzana o pera, lo que sugiere profundidad y complejidad en la disposición. A la izquierda, un cuenco metálico pulido refleja tenuemente la luz, mostrando destellos sutiles y añadiendo un toque de brillo a la paleta terrosa general.
Junto al cuenco se encuentran dos cebollas, una parcialmente pelada, lo que introduce una noción de imperfección y el paso del tiempo. A la derecha de la botella, tres frutas –una manzana roja brillante y dos peras de tonalidades verdosas– completan la escena. La disposición no parece aleatoria; las frutas están colocadas con cuidado, creando un equilibrio visual a pesar de su diferente tamaño y forma.
La iluminación es tenue y focalizada, destacando texturas y volúmenes. Las sombras son profundas y extensas, lo que contribuye a una atmósfera austera y contemplativa. La pincelada parece deliberadamente controlada, buscando representar la realidad con precisión pero sin un exceso de detalles superfluos.
Subtextos potenciales:
La naturaleza muerta, como género, tradicionalmente ha estado asociada con la reflexión sobre la fugacidad de la vida ( vanitas). Las frutas maduras y las cebollas parcialmente consumidas pueden interpretarse como símbolos de decadencia y mortalidad. La botella vacía o a medio llenar podría aludir a la brevedad del placer terrenal. El cuenco metálico, con su brillo efímero, refuerza esta idea de transitoriedad.
La sobriedad de la composición y la ausencia de elementos decorativos sugieren una intención de centrarse en lo esencial: la belleza intrínseca de los objetos cotidianos y la meditación sobre el ciclo natural de la existencia. La oscuridad del fondo podría simbolizar el misterio de la vida y la inevitabilidad de la muerte, invitando al espectador a reflexionar sobre su propia condición humana.