The Washerwoman Jean Baptiste Siméon Chardin (1699-1779)

Descripción del cuadro Las lavanderas de Jean Baptiste Chardin

Jean Baptiste Chardin pintó muchos cuadros famosos, entre ellos Las lavanderas, pintado en 1737.

En una habitación oscura, sólo medio iluminada por la luz del día, el primer plano está pintado con colores claros y relativamente brillantes. Muestra a una joven lavandera, a un niño, probablemente su hijo, y a un gato sentado con las patas metidas debajo.

La chica está ocupada con su trabajo habitual y rutinario: lavar. Cada una de sus acciones se ha repetido cien veces antes y no presta atención a su tarea, sólo mira por la ventana con ojos tranquilos, como si esperara ver algún cambio rápido allí. La chica sencilla y trabajadora también está deseando escapar de su entorno, cambiar su modesta y sombría habitación por una admirable mansión. Incluso se puede ver una pequeña sonrisa en su cara como resultado de todas estas fantasías.

Los demás personajes del cuadro son bastante felices con lo que tienen: un niño que disfruta de una actividad que su madre ha inventado para él -soplar pompas de jabón- y un gato que disfruta de una tranquila siesta. Al otro lado de la puerta vemos a una segunda lavandera colgando la ropa, pero sólo podemos adivinar sus pensamientos.

Como corresponde a un verdadero artista, Chardin presta especial atención a todos los detalles del cuadro, que le permiten transmitir toda la gravedad de la vida de la gente corriente: la cuba de madera para lavar la ropa, la pila de cobre marrón y negro que está en el suelo, el mortero... todo ello lo dibuja con el cuidado con el que se pintaban los retratos más pintorescos.

Jean Baptiste Chardin era un hombre al que le gustaba trabajar en serio, sin engaños. Su determinación y perseverancia, combinadas con el talento que poseía por naturaleza, le permitieron alcanzar grandes cotas en el mundo del arte. Así, en este cuadro, representa un solo día en la vida de la gente corriente, observando que cualquier espectador se compadecerá de la difícil situación de una madre, sonreirá con indulgencia al mirar a un niño y se hundirá en la profundidad del cuadro con todos esos objetos domésticos que, tan vivos como es posible, transmiten la atmósfera del dibujo.