Overseas away Roerich N.K. (Part 1)
Roerich N.K. – Overseas away
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Ubicación: The State Tretyakov Gallery, Moscow (Государственная Третьяковская галерея).
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Nikolai Roerich pintó este cuadro en 1901. El cuadro se inspiró en un viaje por mar que el artista había realizado dos años antes a Nóvgorod. El tiempo durante la travesía fue sorprendentemente bueno, y el artista pensó por un momento que antaño nuestros antepasados, los rusos, navegaban de la misma manera. El proyecto del cuadro se contemplaba desde hacía mucho tiempo y no fue hasta 1901 cuando lo presentó al público.
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Descripción del cuadro de Nicholas Roerich "Huéspedes de ultramar".
Nikolai Roerich pintó este cuadro en 1901. El cuadro se inspiró en un viaje por mar que el artista había realizado dos años antes a Nóvgorod. El tiempo durante la travesía fue sorprendentemente bueno, y el artista pensó por un momento que antaño nuestros antepasados, los rusos, navegaban de la misma manera.
El proyecto del cuadro se contemplaba desde hacía mucho tiempo y no fue hasta 1901 cuando lo presentó al público. Al emperador Nicolás I le gustó tanto el cuadro que expresó su deseo de comprarlo.
Como material principal, el artista utilizó pinturas para la pintura folclórica. Con ellas, Nicolás Roerich pintó una torre, un río y una vela roja, que simbolizaban la afiliación con los rusos. En aquella época, un nuevo movimiento -el modernismo- estaba empezando a extenderse y el artista combinó hábilmente las tradiciones del modernismo y la estética del pasado.
Roerich consiguió una simplicidad máxima en la representación, transmitiendo así la profundidad de su visión: mostrar a los contemporáneos en qué condiciones navegaban nuestros antepasados por los ríos y qué embarcaciones utilizaban para ello. El pintor ha demostrado una sutil combinación de todos los detalles en el cuadro Los invitados de ultramar, sin omitir ni siquiera los elementos más discretos: los broches de la capa. Los historiadores han señalado que la imagen se refiere al periodo de apogeo de la Rus de Kiev, cuando no sólo los rusos, sino también los normandos y los polovtsianos navegaban por la ruta "de los varegos a los griegos". En la pintura se aprecia que los rusos utilizaban los drakars de los pueblos del norte (se distinguen fácilmente por su parte delantera con un dragón mítico estilizado).
Así, el tema del cuadro se remonta a los siglos X-XI. Muestra dos barcos navegando con buen tiempo hacia Novgorod. El cuadro está pintado con un estilo muy sencillo y da la impresión de que el tiempo en esa época era tranquilo y hermoso, como el tiempo en un río azul oscuro.
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En esta obra se observa una embarcación de gran tamaño surcando un mar intenso y profundo, posiblemente en dirección a una costa montañosa. La nave, que parece ser un barco vikingo o similar por su diseño con proa serpenteante y vela cuadrada rojiza, está repleta de figuras humanas. Estas personas, vestidas con atuendos coloridos y portando escudos, sugieren un grupo guerrero o explorador en plena travesía.
El autor ha empleado una paleta cromática vibrante, destacando los tonos rojos, ocres y dorados en la embarcación, contrastando fuertemente con el azul oscuro del agua. La luz incide sobre las figuras y elementos de la nave, creando reflejos que enfatizan su movimiento y presencia. El mar está representado mediante pinceladas dinámicas que transmiten una sensación de oleaje y energía.
En el horizonte, se divisa un asentamiento fortificado en lo alto de unas colinas verdes. La arquitectura del lugar parece indicar una civilización establecida, posiblemente el destino o punto de interés de los viajeros. La presencia de aves marinas volando alrededor de la nave añade dinamismo a la composición y sugiere libertad y vastedad.
Subtextos potenciales: La pintura evoca temas como la exploración, la conquista, el viaje y el encuentro entre culturas diferentes. El barco lleno de guerreros podría simbolizar una expedición militar o un intento de colonización. La mirada hacia el horizonte fortificado insinúa la búsqueda de nuevos territorios, riquezas o poder. La obra también puede interpretarse como una reflexión sobre la fragilidad humana frente a la inmensidad de la naturaleza y los peligros del mar. Existe una tensión implícita entre la fuerza y determinación de los navegantes y la incertidumbre del futuro que les espera en tierras desconocidas. La composición, con su perspectiva ascendente, podría sugerir un anhelo por alcanzar nuevas alturas o superar obstáculos.