Self-portrait. Vasily Polenov (1844-1927)

Análisis del dibujo
El trazo en este retrato se caracteriza por su marcada economía de medios; la obra está realizada con líneas rápidas y decididas que sugieren más que definen los rasgos faciales del sujeto. Se observa un hombre maduro, posiblemente anciano, cuya mirada fija directamente al espectador, estableciendo una conexión intensa. La barba abundante y el cabello ralo contribuyen a la sensación de experiencia y quizás, de cierta melancolía.
La iluminación es difusa, creada mediante sombreados que enfatizan las arrugas y los contornos del rostro. Esta técnica no busca idealizar al retratado, sino más bien capturar su individualidad y el paso del tiempo en sus facciones. La ausencia de detalles superfluos concentra la atención en la expresión del sujeto: una mezcla de serenidad, introspección y un ligero dejo de tristeza.
El fondo es prácticamente inexistente, lo que intensifica la presencia del personaje y sugiere un espacio interior más que uno físico. El autor parece interesado en explorar la psicología del individuo a través de su representación gráfica. La firma, ubicada en el ángulo inferior derecho, indica una intención deliberada de identificar al creador con su obra, reforzando la idea del autorretrato como un acto de auto-reflexión y autoconocimiento.
La elección del grafito o lápiz como medio artístico podría interpretarse como una búsqueda de intimidad y autenticidad; el dibujo no pretende ser una representación lujosa o ostentosa, sino más bien un testimonio honesto y directo de la figura retratada. La intensidad de la mirada sugiere una vida rica en experiencias y reflexiones, invitando al espectador a contemplar la complejidad del alma humana.