Пастушки 1903 Холст масло Vladimir Makovsky (1846-1920)
Vladimir Makovsky – Пастушки 1903 Холст масло
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Pintor: Vladimir Makovsky
El cuadro Los pastores es un sorprendente ejemplo de la pintura realista rusa. La obra tiene un marcado carácter de libro de texto y trata de mostrar la vida de la gente corriente rusa con la mayor precisión y claridad posibles. El nacimiento de sus propios hijos ayuda al artista a sumergirse tan profundamente en el mundo de su infancia. En el centro de la trama están los pastores del pueblo. Las vacas del prado mordisquean alegremente la suculenta hierba.
Descripción del cuadro "Pastoras" de Vladimir Makovsky
El cuadro Los pastores es un sorprendente ejemplo de la pintura realista rusa. La obra tiene un marcado carácter de libro de texto y trata de mostrar la vida de la gente corriente rusa con la mayor precisión y claridad posibles. El nacimiento de sus propios hijos ayuda al artista a sumergirse tan profundamente en el mundo de su infancia.
En el centro de la trama están los pastores del pueblo. Las vacas del prado mordisquean alegremente la suculenta hierba. Es un día soleado, todo está inundado de luz solar. Un niño está sentado en un tocón fabricando un tirachinas, mientras los demás niños le observan atentamente, sin prestar atención a los animales que pastan.
Van vestidos con ropas sencillas y holgadas, con rasgaduras y bordes deshilachados visibles en algunos lugares. Los niños parecen llevar la ropa de sus mayores, pero no hay piedad. Sus rostros expresan un interés genuino y una concentración que sólo es típica de los jóvenes exploradores en una ocupación interesante.
El lienzo está pintado con trazos naturales y los contornos están deliberadamente suavizados. El bosque que forma el fondo está delicadamente lavado para no distraer la atención de los personajes principales. El colorido del lienzo es alegre y contrastado. La hierba verde y viva, el cielo azul claro, el vestido rojo de la niña... el artista quiere mostrar la particular plenitud de la vida rural, la capacidad de notar y apreciar los placeres sencillos. Apelar a la vida cotidiana es la técnica favorita de Makovsky, que ayuda al espectador a comprender y acercarse al sencillo hombre ruso.
La composición es muy armoniosa y relajada. No hay pequeños detalles que distraigan, ni una paleta de colores inadecuada, ni sentido de la puesta en escena. No hay un orden geométrico claro que sea inapropiado para una escena doméstica tan natural. La pintura es inmediata y sincera, como el alma misma de un niño, pura y llena de luz.
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Tal vez sea un cuadro de un niño y una niña de pie en un campo con una vaca al fondo y otro niño.