¿Cómo funciona Schengen?
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En la segunda mitad del siglo XX, Europa se enfrentó a una paradoja. Tras la Segunda Guerra Mundial, los países del continente buscaron la integración económica, creando mercados comunes y desarrollando el comercio. Sin embargo, las fronteras físicas entre los Estados seguían siendo un obstáculo para la libre circulación de personas y mercancías. Las colas en los puestos de control, los controles de pasaportes y los controles aduaneros ralentizaban la circulación y contradecían el espíritu de una Europa unida.
El 14 de junio de 1985, ocurrió un acontecimiento que transformó la forma de viajar en Europa. A bordo de un barco de recreo en el río Mosela, cerca de la pequeña ciudad luxemburguesa de Schengen, cinco países firmaron un documento que sentó las bases de un experimento sin precedentes. Bélgica, Francia, Alemania Occidental, Luxemburgo y los Países Bajos acordaron eliminar gradualmente los controles fronterizos en sus fronteras comunes. El lugar de la firma no fue casual: Schengen se encuentra en la intersección de las fronteras de los tres países, lo que simboliza la idea de la cooperación europea.
El acuerdo de 1985 sentó las bases, pero su implementación práctica requirió tiempo y mayor desarrollo. Cinco años después, el 19 de junio de 1990, los mismos Estados firmaron el Convenio de Schengen, que definió mecanismos específicos para la abolición de las fronteras interiores. El documento preveía la eliminación completa de los controles fronterizos sistemáticos entre las partes y la introducción de una política común de visados. El Convenio no entró en vigor hasta el 26 de marzo de 1995, una vez establecidas las condiciones técnicas y jurídicas necesarias.
A los cinco países iniciales se unieron rápidamente otros estados europeos. Italia, España, Portugal y Grecia se convirtieron en miembros incluso antes del lanzamiento oficial de la zona. Posteriormente, Austria, Dinamarca, Finlandia, Suecia e Islandia y Noruega, estados no europeos, se unieron al acuerdo. Curiosamente, el sistema Schengen se desarrolló inicialmente al margen de las estructuras de la Unión Europea, ya que no existía consenso entre sus miembros sobre la conveniencia de abolir las fronteras.
2 Normas de visado y tipos de permisos
3 Control de fronteras exteriores
4 Sistema de Información de Schengen
5 Cooperación en materia de aplicación de la ley
6 Restablecimiento temporal del control fronterizo
7 Beneficios de la libre circulación
8 Desafíos y problemas
Integración en el Derecho europeo
El estatus de los Acuerdos de Schengen cambió drásticamente en 1999, con la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam de 1997. Este documento integró el denominado acervo de Schengen en el ordenamiento jurídico de la Unión Europea. A partir de ese momento, Schengen dejó de ser una iniciativa intergubernamental independiente y pasó a formar parte del derecho paneuropeo. Todos los Estados miembros de la UE, con excepción de Irlanda y el Reino Unido, estaban obligados a adherirse al espacio Schengen tras cumplir los requisitos técnicos.
El Tratado de Ámsterdam convirtió la política de control de fronteras exteriores, la política de visados y las cuestiones de asilo en competencia de la Unión Europea. El artículo 77 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea consagró el objetivo de garantizar la ausencia de controles en las fronteras interiores para todas las personas, independientemente de su nacionalidad. El tratado también previó la introducción de un sistema integrado de gestión de fronteras exteriores.
El espacio Schengen está compuesto actualmente por 29 países: 25 Estados miembros de la UE y cuatro Estados asociados: Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein. Rumanía y Bulgaria se convertirán en miembros de pleno derecho a principios de 2025, completando así el largo proceso de adhesión. El espacio Schengen abarca más de 4,5 millones de kilómetros cuadrados y alberga a más de 450 millones de personas.
Normas de visado y tipos de permisos
Uno de los pilares del sistema Schengen es su política unificada de visados. Un visado Schengen permite a los nacionales de terceros países viajar a todos los Estados participantes sin necesidad de permisos adicionales. Existen varios tipos de visados, cada uno diseñado para fines específicos.
El visado Schengen uniforme tipo C es la categoría más común. Permite una estancia en el espacio Schengen de hasta 90 días dentro de un periodo de 180 días. Este visado puede ser de entrada única, doble o múltiple. Un visado de entrada única permite una sola entrada y se cancela automáticamente al salir del espacio. Un visado de doble entrada permite dos entradas y salidas por la frontera exterior. Un visado de entrada múltiple permite entradas y salidas ilimitadas durante su validez, pero la duración total de la estancia no puede superar los 90 días.
El cálculo de 90 días dentro de 180 días se basa en el principio de "ventana móvil". Esto significa que la cuenta regresiva no comienza desde el inicio del semestre natural, sino desde el día actual, retrocediendo 180 días. Los viajeros deben controlar cuidadosamente el número de días que pasan para evitar exceder el período permitido. La Comisión Europea ofrece una calculadora en línea especial que permite determinar con precisión el número de días restantes de estancia.
Los ciudadanos de ciertos países necesitan una visa de tránsito aeroportuario (Visa A) para transitar por el área internacional de los aeropuertos Schengen. Desde 2024, esta visa es obligatoria para los ciudadanos de 12 países, entre ellos Afganistán, Bangladesh, la República Democrática del Congo, Eritrea, Etiopía, Ghana, Irán, Irak, Nigeria, Pakistán, Somalia y Sri Lanka. Si un pasajero necesita salir del área internacional del aeropuerto para un vuelo de conexión, necesita una Visa C.
El visado nacional tipo D está destinado a estancias de larga duración superiores a 90 días. Se expide para estudios, trabajo o residencia permanente en un Estado Schengen específico. Los titulares de este visado pueden viajar libremente por todo el espacio Schengen, pero su residencia principal debe estar en el país emisor.
Los ciudadanos de muchos países están exentos del requisito de visado para visitas de corta duración. Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda y aproximadamente otros 60 países disfrutan de entrada sin visado al espacio Schengen. Sus ciudadanos pueden permanecer en el espacio hasta 90 días en cualquier período de 180 días sin obtener un visado. Sin embargo, a partir de finales de 2025, se prevé la implementación del Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (ETIAS), que obligará a los viajeros exentos de visado a preinscribirse en línea.
Control de fronteras exteriores
La abolición de las fronteras interiores exigió un mayor control en el perímetro exterior del espacio Schengen. El Código de Fronteras Schengen, adoptado en 2006 y actualizado posteriormente, establece normas uniformes para los controles en las fronteras exteriores. Los ciudadanos de la UE están sujetos a controles de identidad mínimos al entrar, basados en sus documentos de viaje. Los nacionales de terceros países se someten a controles exhaustivos, que incluyen el escaneo de documentos, la recopilación de datos biométricos y la consulta de bases de datos.
Los pasaportes de los nacionales de terceros países se sellan sistemáticamente al entrar y salir del espacio Schengen. Esto permite verificar el cumplimiento de la duración de estancia permitida. La ausencia de sellos puede generar dudas al salir, aunque los viajeros pueden presentar una prueba alternativa del cumplimiento de las condiciones de estancia.
La implementación gradual de un nuevo sistema de entrada y salida (SES) está prevista para 2025. Este sistema automatizado registrará todos los cruces de fronteras exteriores de nacionales de terceros países. Tras la entrada inicial, se crea un registro electrónico con datos del pasaporte, información biométrica (huellas dactilares y fotografía facial) y fechas de entrada y salida. El SES está diseñado para sustituir el sellado físico y simplificar la supervisión del cumplimiento de los visados. La implementación completa del sistema en todos los pasos fronterizos está prevista para abril de 2026.
Sistema de Información de Schengen
Para compensar la falta de fronteras interiores, se creó el Sistema de Información de Schengen (SIS). Lanzado en 1995, esta base de datos permite a las autoridades competentes de los Estados miembros intercambiar información sobre personas y objetos de interés para las fuerzas de seguridad. El SIS conecta los sistemas nacionales de todos los países Schengen, proporcionando acceso a los datos en tiempo real.
El sistema registra información sobre personas buscadas, desaparecidas, personas con prohibición de entrada al espacio Schengen, así como documentos, vehículos y otros objetos robados o extraviados. La policía, los guardias fronterizos, las autoridades aduaneras, las autoridades judiciales y los consulados que emiten visados tienen acceso al SIS.
En 2013, se activó el sistema de segunda generación, SIS II, que amplió sus capacidades de procesamiento de datos. La nueva versión permitió la introducción de información biométrica, como huellas dactilares y fotografías, así como información sobre nuevas categorías de objetos, como aeronaves, buques, contenedores e instrumentos de pago robados. En 2023, se introdujo el sistema SIS-RECAST actualizado, con funciones de seguridad adicionales.
El tratamiento de datos en el SIS está estrictamente regulado por la normativa de protección de datos personales. Las personas cuyos datos se introducen en el sistema tienen derecho a conocerlo, acceder a sus datos y solicitar su corrección o eliminación, si procede.
Cooperación en materia de aplicación de la ley
La abolición de los controles fronterizos entre los países Schengen exigió la creación de mecanismos para abordar posibles amenazas a la seguridad. El Convenio de Schengen estableció diversas formas de cooperación policial, permitiendo a las fuerzas del orden operar eficazmente a través de las fronteras nacionales.
La vigilancia transfronteriza permite a los agentes de policía de un país continuar la vigilancia de un sospechoso en otro. Con autorización previa de las autoridades del país vecino, los agentes pueden cruzar la frontera y continuar la vigilancia. En situaciones de emergencia, cuando no hay tiempo para obtener la autorización, se permite continuar la vigilancia con notificación inmediata a las autoridades del otro país.
La facultad de persecución permite a los agentes de policía que persiguen a una persona sorprendida en flagrancia cometiendo un delito grave continuar la persecución en el territorio de un estado vecino sin permiso previo. Los agentes que realizan la persecución deben ser fácilmente identificables por su uniforme o insignias especiales. Esta facultad se limita a detener al sospechoso hasta la llegada de la policía local.
Fuerzas de varios países realizan patrullas y operaciones conjuntas para prevenir la delincuencia en zonas fronterizas. Estas operaciones son especialmente relevantes durante grandes acontecimientos internacionales, la protección de altos funcionarios o la lucha contra el crimen organizado. Se han establecido centros de cooperación policial en las fronteras de muchos países Schengen para coordinar las interacciones entre las fuerzas del orden de los estados vecinos.
En 2025, la Comisión Europea propuso un Código de Cooperación Policial de la UE con el objetivo de seguir mejorando la cooperación. La propuesta exige la creación de normas comunes para operaciones conjuntas, la definición de una lista común de delitos que puedan perseguirse transfronterizamente y el establecimiento de plazos claros para el intercambio de información entre las fuerzas de seguridad.
Restablecimiento temporal del control fronterizo
El Código de Fronteras Schengen prevé la posibilidad de restablecer temporalmente los controles en las fronteras interiores en circunstancias excepcionales. Los Estados podrán imponer estas medidas en caso de amenaza grave para el orden público o la seguridad interior. El restablecimiento de los controles debe ser una medida de último recurso, aplicarse durante un periodo limitado y ser proporcional a la amenaza.
Después de 2015, cuando Europa se enfrentó a una afluencia masiva de migrantes, muchos países comenzaron a utilizar activamente esta opción. Alemania, Austria, Francia, Dinamarca, Suecia y Noruega extendieron repetidamente los controles fronterizos temporales, alegando presión migratoria, amenazas terroristas y riesgos para la seguridad pública. La pandemia de COVID-19 en 2020 provocó un restablecimiento a gran escala de las fronteras en todo el espacio Schengen debido a preocupaciones sanitarias.
Varios países del espacio Schengen siguen implementando controles fronterizos temporales. La normativa actualizada en 2024 permite a los Estados imponer controles por hasta dos años en caso de una amenaza grave para la seguridad interior o el orden público. Los críticos señalan que esta práctica socava el principio fundamental de Schengen: la libre circulación sin fronteras.
Beneficios de la libre circulación
El espacio Schengen ha aportado beneficios tangibles tanto a los ciudadanos como a las economías de los países europeos. Más de 400 millones de ciudadanos de la UE pueden viajar, vivir, trabajar y estudiar libremente en cualquier país Schengen sin restricciones de visado. Alrededor de 3,5 millones de personas cruzan las fronteras interiores del espacio a diario, y los europeos realizan 1.250 millones de viajes dentro de Schengen cada año.
Los beneficios económicos de la libre circulación son significativos. La ausencia de controles fronterizos agiliza el transporte de mercancías, reduce los costos logísticos y facilita el comercio. Aproximadamente 1,7 millones de personas viven en un país Schengen mientras trabajan en otro. Esta movilidad laboral transfronteriza contribuye a equilibrar los mercados laborales y a cubrir vacantes en regiones con escasez de personal cualificado.
El turismo ha recibido un gran impulso gracias a la simplificación de los viajes. Los turistas de terceros países con un solo visado pueden visitar varios países europeos sin trámites adicionales. Los intercambios culturales, los programas educativos y la cooperación científica también se han beneficiado de la ausencia de fronteras. Estudiantes e investigadores viajan libremente entre universidades y centros de investigación de diferentes países.
Desafíos y problemas
El sistema Schengen se enfrenta a diversos desafíos en el contexto actual. La crisis migratoria de 2015 demostró la vulnerabilidad del espacio a flujos masivos e incontrolados de personas. Las diferencias en los enfoques de los Estados para la gestión de las fronteras exteriores y la acogida de migrantes han generado tensiones entre sus miembros. Algunos países de las fronteras sur y este de la UE soportan la mayor parte de la acogida de llegadas, mientras que otros Estados del espacio Schengen sufren una presión migratoria secundaria.
Las amenazas terroristas se han convertido en otro factor que impulsa a los Estados a restablecer las fronteras. Una serie de atentados terroristas en Europa entre 2015 y 2016 suscitó un debate sobre el equilibrio entre la libertad de movimiento y la seguridad. Los críticos señalan que delincuentes y terroristas podrían aprovechar la falta de controles internos para viajar, aunque los defensores de Schengen destacan la eficacia de medidas compensatorias como el SIS y la cooperación policial.
La expansión del Espacio Schengen continúa. Chipre se prepara técnicamente para unirse, aunque obstáculos políticos impiden actualmente la supresión de los controles fronterizos. Croacia se convertirá en miembro de pleno derecho en 2023. Tras años de espera, Rumanía y Bulgaria obtendrán la membresía plena en 2025, completando así su integración en el sistema europeo de libre circulación.
El futuro de Schengen depende de la capacidad de los Estados miembros para equilibrar la libertad de circulación y la seguridad. La digitalización del control fronterizo mediante los sistemas SES y SEIAV busca mejorar la eficiencia de la gestión fronteriza sin recurrir a las barreras físicas. El fortalecimiento de la coordinación entre las fuerzas y cuerpos de seguridad nacionales y la mejora de los mecanismos de intercambio de información siguen siendo prioridades para el desarrollo del sistema.
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