La historia de la casa mercante Eliseev Traductor traducir

La historia de la Casa Comercial de los comerciantes Eliseevs comienza, curiosamente, con otro apellido – Kasatkins. A principios del siglo XIX, Peter Eliseevich Kasatkin trabajó como siervo jardinero en la finca del conde Sheremetiev en la provincia de Yaroslavl. Su talento era suficiente hasta el punto de que en la cena de Navidad de 1812 se presentaron fresas frescas. La familia del conde y sus invitados quedaron encantados. Por tal cumplimiento de sus deberes Sheremetyev decidió agradecer generosamente al jardinero. Pedro no fue tímido y pidió la libertad. El conde le dejó marchar y le dio 100 rublos, dinero inaudito para aquellos años.

Pronto, Peter Kasatkin se trasladó a San Petersburgo con su esposa Maria Gavrilovna y sus hijos Sergei, Grigory y Stepan. Comienzan sus actividades comerciales vendiendo con éxito naranjas en plena Nevsky Prospekt, para sorpresa de los habitantes de la ciudad.

Poco a poco, el comercio callejero se extendió a varias tiendas de la ciudad. El dinero ya era suficiente para pagar el rescate del hermano de Piotr Eliseevich. A la llegada de Grigori Eliseevich a San Petersburgo, los hijos de Eliseev solicitaron el registro «de la sociedad de los hermanos Eliseev».

El propio Peter, dejando a su hermano Grigory a cargo de los asuntos, viaja en barco al sur de Europa. En Madeira conoce a los vinicultores, observa el proceso de elaboración y almacenamiento del vino y negocia los suministros comerciales. En San Petersburgo, el comercio del vino traído es un gran éxito. Todo el beau monde de la capital, incluidos los franceses, compraban ahora vino «a los Eliseev». Además de vino, vendían frutas y verduras exóticas durante todo el año. Para garantizar el suministro ininterrumpido «de productos coloniales», Pedro compra varios veleros para enviarlos a los países mediterráneos e incluso a la India.

Desgraciadamente, en 1825 Peter Eliseyev muere tras caer gravemente enfermo. Pero antes de su muerte consigue declarar su capital y enrolar a toda la familia en la clase mercantil. El negocio lo continuaron Maria Gavrilovna y su hermano Grigory Eliseevich. Especialmente activo en el trabajo fue el hijo mediano Grigory Petrovich, que poco a poco se convirtió en el jefe de la Sociedad. En repetidas ocasiones, él y más tarde su hijo Grigory Grigorievich, fueron galardonados con premios tanto en Europa como en su país por sus colecciones de vino.

En los primeros años del siglo XX Grigory Grigorievich abrió dos tiendas – en Moscú en Tverskaya y en San Petersburgo en Nevsky, ambas ricamente decoradas según las mejores tradiciones de la cultura rusa, ambas diseñadas por el arquitecto Baranovsky. Según el autor desconocido – «templos de la gula» con su propia panadería y tienda de embutidos. Además de vender productos delicatessen, la tienda de San Petersburgo tenía un teatro y un restaurante en los pisos superiores. 14 de marzo de 1913 – año de celebración del centenario de la sociedad de los hermanos Yeliseyev – por voluntad de Nicolás II los Yeliseyev se convirtieron en nobles hereditarios.

Aproximadamente un año después la tragedia golpeó a la familia. La esposa Maria Andreyevna falleció, colgándose de su guadaña. La causa de la desdicha fue la noticia del amor entre su marido Grigory Grigorievich y una joven casada, Vera Fyodorovna Vasilieva. Se comprometieron menos de un mes después de la muerte de María Andréyevna. Los hijos no sólo no perdonaron tal acto a su padre, sino que lo consideraron un insulto a su madre.

Sólo la hija menor de Grigori Grigorievich, María, de catorce años, se quedó a vivir en casa del comerciante Eliseev y su nueva esposa. Pero con la ayuda de sus hermanos consiguió escapar de la casa de su padre.

Después de esto, el mayor de la familia Eliseev se deprimió y se retiró de la gestión de todos los asuntos. Y en 1918 perdió todo su patrimonio, incluidas sus tiendas en Moscú y San Petersburgo. Grigory Grigorievich se trasladó a Francia y vivió allí hasta los 84 años. Ocurrió en 1949. Para entonces, sus hijos ya habían viajado por todo el mundo.

Así terminó la historia de la Casa Mercantil de los Mercaderes Eliseevsky, pero quedaron tiendas en Moscú y San Petersburgo con decoración lujosa, donde hasta el día de hoy se pueden comprar productos refinados caros, y los ciudadanos las siguen llamando «Eliseevsky», en lugar de la estatal «Gastronom No. 1».