El bilingüismo en la antigua Roma:
la fusión del latín y el griego
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El Imperio Romano fue un estado multilingüe único, donde el bilingüismo se convirtió en una característica esencial de la vida cultural y social. El fenómeno del conocimiento simultáneo del latín y el griego impregnó todos los niveles de la sociedad romana, desde las familias aristocráticas hasta los esclavos y libertos. Este dualismo lingüístico creó un entorno cultural especial, donde las dos grandes lenguas de la antigüedad coexistieron, interactuando activamente, enriqueciéndose mutuamente y sentando las bases para el desarrollo de la civilización europea.
2 Raíces históricas del bilingüismo grecolatino
3 Estratificación social del bilingüismo
4 Sistema educativo y bilingüismo
5 Patrimonio literario y transformaciones culturales
6 Adaptaciones fonéticas y morfológicas
7 Evidencia epigráfica del bilingüismo
8 Diferencias regionales en el bilingüismo
9 Esfera religiosa y diversidad lingüística
10 El impacto del bilingüismo en los procesos cognitivos
Definición del bilingüismo en el contexto romano
El bilingüismo en la antigua Roma difería significativamente de las nociones modernas de bilingüismo. El lingüista canadiense William Mackay lo define como la capacidad de usar dos idiomas alternativamente, independientemente de su frecuencia de uso. El erudito suizo François Grosjean describe a los bilingües como personas que usan varios idiomas por igual en la vida cotidiana. En el contexto romano, el bilingüismo adoptó formas específicas condicionadas por los factores sociales, culturales y políticos del imperio.
Las lenguas oficiales del imperio eran el latín y el griego antiguo. El uso de estas dos lenguas, las más importantes del imperio, estaba diferenciado geográfica y funcionalmente. Durante el apogeo del imperio, las clases altas buscaban dominar ambas lenguas oficiales. Esta situación lingüística creó una forma singular de diglosia: una variante especial del bilingüismo, en la que dos lenguas coexisten en un territorio determinado y se utilizan en diferentes ámbitos funcionales.
En la parte occidental del imperio, el latín se convirtió en la lengua más importante para los procedimientos legales, la educación y, posteriormente, la religión. En la parte oriental, el griego antiguo asumió funciones oficiales similares. Según Cicerón, se permitía hablar griego en el Senado romano, incluso sin intérprete. Esto indica un alto nivel de dominio del griego entre la élite política romana.
Raíces históricas del bilingüismo grecolatino
La influencia del griego en el latín se manifestó varios siglos antes de nuestra era. El dinámico intercambio económico entre romanos y griegos, la similitud de las estructuras de ambas lenguas y la notable superioridad de la civilización griega determinaron los préstamos lingüísticos del griego, convirtiendo al griego en una de las fuentes de enriquecimiento del latín.
El texto más antiguo conocido en alfabeto griego se halló en la antigua Gabii, cerca de Roma, y data de alrededor del 770 a. C., quince años antes de la fundación de la ciudad. La arqueología de la antigua Roma y el Lacio deja claro que la cultura griega estuvo presente allí desde sus inicios. Muchos estudiosos creen que el alto nivel de conocimiento del griego entre los esclavos y las clases sociales más bajas se evidencia en la frecuencia de palabras y préstamos griegos en las obras de Plauto.
En el siglo II a. C., el conocimiento de la lengua y la literatura griegas entre la élite romana se demuestra mediante contactos diplomáticos y evidencia epigráfica. Los romanos hablaban latín, enriquecido con vocablos griegos, sabinos y etruscos. Es posible que ya utilizaran la escritura en el siglo VIII a. C. El alfabeto latino se basaba en el griego, pero los etruscos participaron en la transmisión de la tradición escrita griega.
Primeros contactos e interacciones culturales
Los primeros ejemplos de bilingüismo se encuentran en las civilizaciones antiguas. En la antigua Grecia, donde coexistían diferentes dialectos griegos, muchos ciudadanos eran bilingües y hablaban distintas variedades del griego. En el Imperio Romano, el latín era la lengua de la educación y la administración, pero muchos romanos también hablaban diferentes lenguas vernáculas.
Las palabras griegas, al incorporarse a la lengua romana, modificaron su fonética según las leyes fonéticas del latín. Sufrieron una adaptación morfológica. Junto con la asimilación fonética y morfológica de los greekismos, se produjo su introducción en los sistemas semánticos del latín.
Estratificación social del bilingüismo
Los requisitos lingüísticos para quienes deseaban integrarse en el entorno griego eran muy exigentes, lo que dificultaba no solo la asimilación de los no griegos, sino también su aculturación. En el entorno romance más joven, los requisitos lingüísticos eran menos estrictos: aquí, el proceso de aculturación se produjo primero, mediante la adopción de las costumbres romanas, y la romanización lingüística fue su conclusión lógica.
Los estudiosos modernos tienden a creer que la romanización fue una iniciativa no de los conquistadores romanos, sino de la población conquistada por Roma, que en gran medida determinó por sí misma si les convenía cambiar al latín. La conquista romana no condujo a una asimilación inmediata, sino al surgimiento de comunidades mixtas en términos lingüísticos y étnicos, en las que el latín se utilizó durante mucho tiempo como lengua franca.
El papel de los esclavos y libertos en la difusión del bilingüismo
Algunos helenos fueron esclavizados y se convirtieron en tutores a domicilio de los aristócratas romanos. A muchos de ellos se les concedió posteriormente la condición de libertos. Los maestros solían ser elegidos entre esclavos incapaces de realizar otros trabajos, pero que se distinguían por su lealtad al hogar. Generalmente eran extranjeros, tracios o asiáticos, que a menudo hablaban mal el griego.
Al final de la República Romana, la costumbre de tener un maestro en la familia se extendió a los romanos, especialmente para la enseñanza del griego. El maestro cumplía con sus funciones hasta que el alumno alcanzaba la madurez. También había maestras, profesoras de griego para niños pequeños. Durante el Imperio, los esclavos también eran llamados maestros, quienes enseñaban a los jóvenes esclavos comprados todas las tareas y técnicas del servicio esclavo.
Entre los esclavos también se encontraban los intelectuales griegos que dieron forma a la cultura romana tal como la conocemos. La evidencia científica sugiere que el griego ya estaba presente en Roma incluso antes de su fundación, y algunos de estos protorromanos hablaban griego. En este sentido, se podría decir que Roma comenzó con el griego y terminó con él.
Sistema educativo y bilingüismo
El modelo griego de educación comenzó a consolidarse en el Estado romano a partir del siglo II a. C. y se consolidó en el mundo latino a principios de nuestra era. Catón el Viejo, en su ensayo "A su hijo", afirmaba que un ciudadano de la República debía ser un guerrero en la guerra y un agricultor digno en la paz. Necesitaba conocimientos de artes militares, agronomía, medicina y elocuencia.
Durante el Imperio, las ciencias jurídicas cobraron protagonismo. El estudio de lenguas y literatura (latín y griego) se realizaba en paralelo con el de la historia, considerada parte de la elocuencia. Una persona culta también debía dominar la esgrima, la equitación y la natación. Los ciudadanos romanos que deseaban obtener una formación retórica superior, por regla general, la completaban en los mayores centros intelectuales griegos, especialmente Atenas y Alejandría.
Educación primaria y secundaria
La educación primaria enseñaba escritura, lectura y aritmética, además de gimnasia y música. La educación secundaria, a partir de la época helenística, se impartía en los gimnasios, instituciones públicas con un estricto programa académico. En esta etapa, se hacía hincapié en la gramática, la retórica y las matemáticas, mientras que las clases de deportes y música se impartían en un nivel superior.
La educación superior se consideraba la culminación de todo el proceso educativo; su objetivo final era la formación de un filósofo o un retórico. Las escuelas más importantes de estas tendencias competían entre sí. Una única dirección de la tradición educativa clásica fue apoyada en la época romana por Cicerón, Quintiliano y San Agustín, quienes se guiaban por los estándares establecidos en la Grecia clásica.
Patrimonio literario y transformaciones culturales
En el siglo III a. C., la literatura romana se desarrolló bajo la influencia griega. Escritores, historiadores y filósofos griegos visitaron Roma como embajadores de sus estados. En el ámbito literario, los autores romanos aprendieron de los escritores griegos y compitieron con ellos. El liberto griego Livio Andrónico sentó las bases de la epopeya romana con la traducción de la Odisea al latín.
Cicerón reconoció los resultados positivos de la influencia cultural griega en la sociedad romana a lo largo de varios siglos. Esto afectó principalmente a las ciencias y las artes, y luego a algunos cultos religiosos. El orador se vio obligado a reconocer la primacía de los griegos en el ámbito de las ciencias y las artes. Era consciente de que los "lastimeros copistas latinos" no podían ser dignos rivales en la pluma de los numerosos escritores que hicieron famosa la literatura griega.
Cicerón y la educación griega
Cicerón contrastó el saber griego con los valores tradicionales romanos, afirmando la absoluta superioridad de los romanos sobre otras naciones en el ámbito de las virtudes cívicas. Tras conceder a los romanos la prioridad en este ámbito, el orador se vio obligado a reconocer la primacía de los griegos en el ámbito de las ciencias y las artes. Solo la primacía en oratoria le permitió considerar el logro incondicional de los romanos, de igual importancia que la indiscutible superioridad de los griegos en filosofía.
Cicerón intentó explicar el rezago cultural de los romanos con respecto a los griegos alegando que Grecia era mucho más antigua que Roma. En una de sus cartas a Quinto Cicerón, el orador valoró enormemente el papel de la educación griega en la formación de la personalidad y le señaló a su hermano la gran deuda que ambos tenían con la educación griega.
Adaptaciones fonéticas y morfológicas
A pesar de que tanto el griego como el latín pertenecían a la misma familia lingüística e incluso al mismo grupo "centum", sus sistemas fonéticos diferían entre sí. El latín y el griego reflejaban las aspiradas sonoras indoeuropeas de forma distinta: en griego se convertían en aspiradas sordas; en latín, al principio de palabra, se convertían en f, h, y en el centro, en d, b, g.
Al tomar préstamos griegos con aspiraciones, históricamente se traducían de forma diferente en latín. Hasta la segunda mitad del siglo II a. C., se traducían con las oclusivas sordas correspondientes. Desde finales del siglo II a. C., se introdujeron consonantes aspiradas en los préstamos griegos para traducir las aspiraciones griegas correspondientes.
Cambios de sonido en los préstamos
En el lenguaje coloquial, las antiguas formas latinas de las palabras prestadas se conservaron sin aspiración. Y en el lenguaje literario, la aspiración, por analogía, se extendió a algunas palabras latinas. Los préstamos muy tempranos, que ya se percibían como propios, no recibieron aspiración.
Algunas combinaciones consonánticas griegas en préstamos al latín recibieron una vocal insertada. Esto se refería a las combinaciones bd, chm y mn. El préstamo léxico era un fenómeno complejo. Las palabras griegas, al incorporarse a la lengua de los romanos, cambiaron su apariencia sonora de acuerdo con las leyes fonéticas del latín y sufrieron adaptaciones morfológicas.
Evidencia epigráfica del bilingüismo
La evidencia epigráfica de santuarios públicos y privados de la antigua Italia incluye inscripciones dedicatorias y votivas escritas en más de un idioma. Estas inscripciones bilingües, que datan desde el siglo III a. C. hasta la época imperial, tenían diferentes funciones y significados según el contexto histórico y cultural en el que se escribieron.
Los textos bilingües solían tener como objetivo atraer a distintos públicos, reflejando la función del lugar de culto como punto de encuentro para diferentes grupos étnicos y sociales. En otros casos, la adopción de múltiples idiomas reflejó el cambio lingüístico gradual que siguió a la expansión romana y, posteriormente, a la concesión de la ciudadanía romana a los pueblos de Italia.
Documentos bilingües y su significado social
La elección de los idiomas en estas inscripciones no fue aleatoria, sino una forma deliberada de gestionar los puntos en común entre los diversos participantes culturales. El uso de inscripciones bilingües en lugares de culto fue más que una respuesta pragmática a la diversidad lingüística. En ocasiones, se debía a la elección individual de los devotos, que conscientemente la preferían a otras opciones viables.
Diferencias regionales en el bilingüismo
En la parte oriental del imperio, los griegos tradicionalmente preferían asentarse en las islas y las regiones costeras del Mediterráneo. Por lo tanto, a pesar de la helenización parcial de las élites autóctonas durante el reinado de Alejandro Magno, en la parte oriental del imperio, muchas lenguas regionales antiguas, provenientes de las profundidades del continente, compitieron con gran éxito con el griego antiguo: arameo, copto y armenio.
En la vida cotidiana, los hablantes de latín y griego antiguo se comunicaban más activamente en el norte de la península balcánica, a lo largo de la llamada Línea de Jireček, así como en Sicilia y el sur de Italia. Esto condujo a la separación gradual de las partes occidental y oriental después del año 395.
Latinización de las provincias occidentales
Debido a la fuerza de las expediciones militares romanas y a la activa integración de los soldados y colonos romanos con la población indígena, el latín popular se extendió rápidamente como lengua nativa por todo el continente, desplazando a muchas lenguas locales. Esta situación contribuyó a una mayor difusión de las lenguas romances: en el mundo moderno, más de mil millones de personas las hablan.
Las únicas excepciones fueron las zonas periféricas de Gran Bretaña y África, donde las lenguas locales — celta y bereber — se conservaron bien. Las lenguas autóctonas de estas comunidades sobrevivieron durante bastante tiempo, y la romanización total de su población tuvo lugar en la Edad Media, cuando el Imperio romano ya no existía.
Esfera religiosa y diversidad lingüística
El bilingüismo no fue un obstáculo en términos religiosos, ya que ambas lenguas culturales, el griego y el latín, se consideraban casi por igual lenguas imperiales. Se convirtió en un obstáculo solo con la división del imperio. El cosmopolitismo político preparó el camino para el cosmopolitismo religioso. Al desarrollarse durante cinco siglos en un solo imperio, el cristianismo adquirió un carácter cosmopolita tan fuerte que lo conservó durante un milenio entre naciones políticamente desunidas.
Además de la ausencia de barreras políticas dentro del imperio, la conciencia de humanidad universal también se vio reforzada por la composición multiétnica de la población en centros políticos más o menos grandes. Ciudades como Roma, Cartago, Alejandría, Antioquía, Éfeso, Corinto, Milán y Lyon prácticamente carecían de una identidad nacional específica. Italianos, griegos y judíos vivían aquí mezclados con un contingente nativo más o menos significativo.
Inscripciones específicas de las provincias
El texto en latín hace que una de las inscripciones encontradas sea única y bastante inusual para Hegra, una ciudad donde se hablaban principalmente nabateo, lihyano y, en raras ocasiones, griego. En este caso, el uso del latín se explica por la participación en la construcción del ejército romano. Las letras están cuidadosamente talladas, aunque la disposición del texto no es especialmente elaborada.
El latín era generalmente culto, pero había dos errores en la forma de las palabras. Esta inscripción en latín no fue la única hallada en la Península Arábiga. En particular, dos inscripciones en latín de la primera mitad del siglo II d. C. fueron descubiertas recientemente en las islas Farsan.
El impacto del bilingüismo en los procesos cognitivos
Las investigaciones modernas demuestran que las personas bilingües tienen un pensamiento creativo flexible y vívidamente expresado, una memoria verbal bien desarrollada, son psicológicamente más estables, atentas y organizadas. Incluso hay estudios que demuestran que las personas bilingües son menos propensas a las enfermedades cardíacas, se recuperan más rápido de un derrame cerebral y su cerebro envejece más lentamente.
Aunque el bilingüismo se conoce desde la antigüedad, comenzó a estudiarse a finales del siglo XIX, alcanzando su máximo esplendor a mediados del siglo XX. En aquel entonces, el bilingüismo se consideraba casi un don y un fenómeno. Sin embargo, este concepto se trataba con mucha severidad: los bilingües debían no solo hablar, leer y escribir con fluidez en dos idiomas, sino también pensar en ambos, entonar correctamente y comprender el humor.
La interacción del latín y el griego creó un entorno lingüístico único, donde las dos grandes lenguas de la antigüedad no solo coexistieron, sino que se enriquecieron mutuamente. Este proceso afectó a todos los estratos sociales, desde emperadores y senadores hasta esclavos y libertos.
La expansión del bilingüismo en el Imperio romano demuestra cómo la política lingüística puede servir como instrumento de integración cultural y unificación política. El griego conservó su prestigio como lengua de la educación, la filosofía y la alta cultura, mientras que el latín se estableció como lengua administrativa, jurídica y bélica. Esta división funcional creó una situación diglósica estable que facilitó la síntesis cultural.
Los monumentos epigráficos y las fuentes literarias indican que el bilingüismo no era una excepción, sino la norma entre los romanos cultos. Incluso en las provincias más remotas del imperio se pueden encontrar rastros de comunicación bilingüe, lo que indica la profunda penetración de este fenómeno en la vida cotidiana.
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