El contacto lingüístico franco-provenzal:
impacto en el vocabulario y la gramática
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El franco-provenzal, también conocido como arpitano, ocupa una posición única entre las lenguas romances. Este sistema lingüístico se desarrolló en la encrucijada de culturas e idiomas en la región de los Alpes Occidentales, donde hoy confluyen Francia, Suiza e Italia. La ubicación geográfica del área lingüística franco-provenzal predeterminó su destino como zona de intenso contacto lingüístico durante más de un milenio y medio.
El territorio de Arpitania abarca el este de Francia (los departamentos de Ain, Ródano, Saboya, Alta Saboya, una parte significativa de Isère y el sur del Franco Condado), el oeste de Suiza (los cantones francófonos, excepto las zonas septentrional y occidental del Jura) y el noroeste de Italia (el Valle de Aosta, partes del Piamonte y los aislados enclaves de Faeto y Celle di San Vito en Apulia). Esta región estuvo habitada antaño por las tribus celtas de los alóbroges, los sécuanos, los helvecios, los ceutrones y los salasos, que posteriormente fueron romanizadas y, en el siglo V, quedaron bajo control borgoñón.

Influencia del sustrato de las lenguas celtas
El sustrato celta dejó una huella notable en el francoprovenzal, aunque su influencia se vio mediada indirectamente por el latín tardío. El galo persistió en la Galia hasta el siglo V, lo que garantizó un prolongado período de bilingüismo que duró aproximadamente quinientos años. Durante este tiempo, el galo influyó en el latín vulgar, que constituyó la base de todas las lenguas galorromances, incluido el francoprovenzal.
La influencia celta se manifestó principalmente en la toponimia. Muchos de los nombres geográficos de la región son de origen galo, aunque su forma original se adaptó al sistema fonético romance. El investigador Federico Krutwig también sugirió la presencia de un sustrato vasco en la toponimia de los dialectos valdotenses más orientales.
En cuanto al vocabulario, el sustrato celta afectó principalmente a la terminología agrícola, ya que el galo sobrevivió más tiempo en las zonas rurales, mientras que el galolatín se extendió con mayor rapidez en los centros urbanos. La influencia de las lenguas celtas no debe verse como una polarización norte-sur, sino como una distinción entre la ciudad, el campo y las regiones montañosas.
Algunos investigadores ven influencia celta en las características fonéticas del franco-provenzal. En particular, el acento en la primera sílaba, característico de las lenguas celtas, podría haber influido en el sistema prosódico. Entre las lenguas romances, esta estructura acentual se encuentra principalmente en el francés, el occitano, el franco-provenzal y el portugués, todas ellas lenguas con posible origen celta.
La base latina y los procesos de romanización
El franco-provenzal surgió como una variedad galorromance del latín. La colonización romana comenzó en el siglo II a. C. y condujo a la expansión gradual del latín entre la población celta. El proceso de romanización no fue un evento único; se extendió a lo largo de varios siglos y no se completó por completo ni siquiera al final del Imperio romano en algunas regiones periféricas.
Los orígenes latinos del franco-provenzal son evidentes en su vocabulario básico y su estructura gramatical. La lengua es sintética, como el occitano y el italiano. La mayoría de los verbos tienen terminaciones distintas para persona, número y tiempo, lo que hace que el uso de pronombres sea opcional. Sin embargo, las formas de segunda persona del singular suelen requerir un pronombre apropiado para distinguirlas.
El orden estándar de palabras en franco-provenzal es sujeto-verbo-objeto en oraciones declarativas. Cuando el objeto se expresa mediante un pronombre, el orden cambia a sujeto-objeto-verbo. Las oraciones interrogativas utilizan verbo-sujeto-objeto. El idioma es parcialmente pronunciativo (permitiendo la omisión del sujeto), especialmente en la primera persona del singular.
Influencia del superestrato alemán
La influencia germánica en el franco-provenzal proviene de la conquista borgoñona del siglo V. Los borgoñones, una tribu germánica, fundaron el reino de Sapaudia (443), seguido del Segundo Reino Borgoñón (888), que se convirtió en la cuna del franco-provenzal en la región de Lyon-Ginebra. La dinastía borgoñona conservó la lengua germánica durante aproximadamente cinco siglos, pero la influencia del borgoñón en la emergente lengua romance fue significativamente menor que la del franco en los dialectos del norte de Francia.
La influencia germánica en el franco-provenzal se manifestó casi exclusivamente en el vocabulario. La influencia en la fonética fue mínima y en la gramática, prácticamente inexistente. Los préstamos borgoñones penetraron en el provenzal, afectando principalmente la terminología militar, el vocabulario administrativo y las palabras asociadas con el sistema feudal.
A diferencia de los dialectos del norte de Francia, donde la influencia franca dio lugar al préstamo de aproximadamente 400 palabras (un tercio de las cuales, junto con sus derivados, se han conservado en el francés moderno), el franco-provenzal presenta un menor grado de germanización. Esto se explica por el hecho de que los borgoñones constituían una minoría de la población y se integraron más rápidamente en la mayoría romancehablante.
Contactos con la lengua francesa
El francés ha ejercido la influencia más poderosa y duradera en el franco-provenzal, especialmente desde finales de la Edad Media. Tras la anexión de Saboya a Francia en 1860 (tras un plebiscito que obtuvo un 99,8% de apoyo), el francés se convirtió en la lengua dominante en la educación, la administración y la comunicación de alto nivel. Este proceso condujo a la adopción generalizada del vocabulario y las características estructurales del francés.
La influencia del francés estándar en el sistema fonológico del franco-provenzal fue significativa. Los sonidos típicos franco-provenzales fueron reemplazados gradualmente por equivalentes franceses, especialmente entre los hablantes más jóvenes. Los inventarios fonémicos de las diversas variedades franco-provenzales muestran una convergencia progresiva con el sistema fonético francés.
En cuanto al vocabulario, la influencia francesa dio lugar a una amplia gama de préstamos que abarcan todos los campos semánticos. La terminología relacionada con la educación, la ciencia, la tecnología, la administración y la vida moderna fue especialmente utilizada. Muchas palabras franco-provenzales nativas fueron suplantadas por sus equivalentes franceses o solo sobrevivieron en el habla de hablantes de edad avanzada en zonas rurales aisladas.
La influencia francesa también afectó al sistema gramatical. Algunas construcciones sintácticas características del francés se incorporaron al franco-provenzal mediante mecanismos de transferencia en el contexto del bilingüismo. El orden de las palabras en ciertos contextos se volvió más coherente con los patrones franceses. El sistema de tiempos verbales también se vio influenciado por el francés, especialmente en el uso de formas compuestas.
Influencia lingüística italiana
En las variantes orientales del franco-provenzal que se hablan en toda Italia, la influencia del italiano ha sido significativa. En el Valle de Aosta, que se convirtió en región autónoma en 1948 tras la lucha contra el fascismo entre 1943 y 1945, el italiano compite con el francés por el prestigio de la lengua junto al dialecto franco-provenzal local.
Los préstamos italianos en dialectos valdotenses abarcan vocabulario administrativo, educativo y cultural. La influencia fonética del italiano es evidente en la preservación de ciertos sonidos latinos que se perdieron en las variantes occidentales del franco-provenzal bajo la influencia francesa. Por ejemplo, las vocales finales suelen conservarse en los préstamos italianos, mientras que las palabras franco-provenzal nativas pueden perderlas.
En los enclaves de Faeto y Celle di San Vito, en el sur de Italia, los dialectos franco-provenzales, introducidos por los colonos alrededor del siglo XII, se desarrollaron en estrecho contacto con los dialectos del sur de Italia. Esto condujo a la reorganización de algunos sistemas gramaticales bajo la influencia de las lenguas adstratales.
Cambios en el sistema de posesión
Un ejemplo particularmente ilustrativo de los cambios mediados por el contacto es el sistema de construcciones posesivas. Estudios de los dialectos de Celle di San Vito, Faeto y Guardia Piemontese muestran que el sistema galorrománico original, donde los posesivos se colocaban antes del sustantivo sin artículo, experimentó una reorganización. Bajo la influencia de los dialectos del sur de Italia, los posesivos pasaron a usarse después del sustantivo, acompañados del artículo definido, con la excepción de los términos de parentesco, que conservaron su preposición original.
Esta transformación demuestra los mecanismos de transferencia interlingüística en la mente de los bilingües. Los dialectos del sur de Italia utilizan la posposición posesiva con artículo, lo que contradice el modelo galorromance original. El contacto prolongado y el bilingüismo llevaron a la adopción de la estructura del sur de Italia como modelo dominante, aunque los términos de parentesco conservaron su construcción arcaica.
Las propiedades morfosintácticas e interpretativas de los posesivos en estos sistemas de contacto reflejan una interacción compleja entre patrones prepositivos (variedades franco-provenzal y occitana) y pospositivos (dialectos del sur de Italia). La distribución de los posesivos está vinculada a las propiedades de definición del sintagma nominal, lo que requiere un enfoque gradual basado en restricciones sintácticas e interpretativas.
Transformaciones fonéticas
Entre vocales, la "p" latina se convirtió en "v" en franco-provenzal, la "c" y la "g" en "y", y la "t" y la "d" desaparecieron. El franco-provenzal también suavizó la "c" y la "g" palatalizadas antes de la "a". Estos cambios marcaron la evolución del franco-provenzal por un camino diferente al del occitano y las lenguas galo-ibéricas, acercándolo a la evolución del francés.
La palatalización tuvo consecuencias de gran alcance para la fonología y la fonética de la lengua. Dos procesos específicos de palatalización condujeron a la aparición del fonema /ɬ/ (fricativa lateral sorda) en algunos dialectos: la palatalización de la /k/ inicial y medial antes de las vocales latinas anteriores e e i, y los cambios en los grupos consonánticos obstruyentes y laterales /kl ɡl pl bl fl/.
En la mayoría de las variedades del francoprovenzal, la palatalización de /l/ en grupos obstruyentes y laterales produce diversos reflejos (como [j], [ʎ] y [ɬ]), generalmente sin un desencadenante palatalizador. En el dialecto lionés de Saint-Martin-en-Haut, la palatalización de /l/ a [j] ocurre de forma variable y solo con consonantes velares.
La omisión de líquidos intervocálicos es común en el franco-provenzal. La /ʁ/ fónica puede convertirse en [ð] al situarse entre vocales. La africación de /t/ y /d/ antes de /i/ y /e/ es otro rasgo característico presente en varios dialectos.
Cambios léxicos y préstamos
Un análisis comparativo del vocabulario franco-provenzal con el de otras lenguas romances revela patrones de desarrollo únicos. Para la palabra "llave", el franco-provenzal utiliza la forma cllâf, similar al francés clé, pero conservando el grupo lingüístico latino. La palabra para "queso" tiene dos formas: tôma (una forma alpina local) y fromâjo (influenciada por el francés fromage ). Para "martes", se utilizan las formas demârs y mârdi, lo que refleja esta doble influencia.
Los campos semánticos más susceptibles al préstamo incluyen la terminología religiosa (influenciada por el latín y el francés), el vocabulario administrativo (préstamos del francés y del italiano), los términos del sistema feudal (elementos germánicos y franceses) y la terminología tecnológica moderna (principalmente a través del francés).
La palabra "hospital" existe en dos formas: hèpetâl y hopetâl, lo que demuestra la oscilación entre las diferentes adaptaciones fonéticas del préstamo francés. La palabra "lengoua" (lengoua) conserva su raíz latina, pero presenta cambios fonéticos franco-provenzales característicos. Para indicar la dirección "izquierda", se utilizan las formas gôcho y mâladrêt, lo que refleja las diferentes fuentes de préstamo.
Adaptaciones morfológicas
El sistema pronominal en franco-provenzal muestra concordancia en cuanto a persona, número, género y caso. Los pronombres subjetivos generalmente se conservan en el habla, pero el franco-provenzal, a diferencia del francés o el inglés, es una lengua parcialmente pronunciativa. Los pronombres masculinos y femeninos en tercera persona del singular presentan una amplia gama de pronunciaciones en diferentes regiones.
Los sujetos impersonales (clima, tiempo) usan el pronombre neutro "o" o la variante regional "el" antes de palabras que empiezan por vocal. Este fenómeno es análogo al del inglés "it". Los pronombres de objeto directo e indirecto también concuerdan en persona, número, género y caso. A diferencia de los pronombres subjetivos, la tercera persona del singular y del plural tienen formas neutras, además de formas masculinas y femeninas.
Los pronombres y adjetivos posesivos concuerdan en persona, número, género y caso. Las formas masculinas singulares y plurales se distinguen por su amplia gama de pronunciaciones en distintas regiones, lo que refleja la variación local y los diferentes desarrollos históricos bajo la influencia de las lenguas de contacto.
Construcciones sintácticas
El bilingüismo y los mecanismos de transferencia lingüística han influido significativamente en la sintaxis del franco-provenzal. Cuando los hablantes dominan varios sistemas lingüísticos, los patrones sintácticos se influyen mutuamente. Esto es especialmente evidente en el orden de las palabras, el uso de artículos y la estructura de las oraciones con cláusulas subordinadas.
El uso de artículos en franco-provenzal demuestra la influencia tanto del francés como del italiano. En algunos contextos donde el sistema original no requería artículo, este surgió bajo la influencia de lenguas prestigiosas. La definición de las frases nominales se hizo más explícita, en consonancia con una tendencia romance general, pero se aceleró con el contacto lingüístico.
Las construcciones negativas también se vieron influenciadas por las lenguas de contacto. El modelo binomial francés de negación se fue introduciendo gradualmente en dialectos con una fuerte influencia francesa. Los modelos italianos de negación influyeron en las variedades orientales. Esto condujo a una mayor variabilidad en la expresión de la negación dentro de un mismo continuum dialectal.
Marcadores del discurso y modalidad
Los marcadores discursivos, las partículas y los elementos modales se tomaron prestados activamente del francés y del italiano. Estos elementos, muy frecuentes en el habla coloquial, son fácilmente transferidos por personas bilingües de una lengua a otra. Marcadores franceses como «bon», «alors» y «voilà» se han utilizado en el habla franco-provenzal incluso por hablantes que no dominan el francés.
Los verbos modales y su uso también cambiaron bajo la influencia de las lenguas de contacto. El sistema para expresar posibilidad, necesidad y obligación se alineó más con los modelos franceses en los dialectos occidentales y con los italianos en los dialectos orientales. Esto condujo a una reestructuración parcial del sistema modal original.
Las construcciones relativas en franco-provenzal demuestran la influencia de las lenguas estándar. El sistema francés de pronombres relativos ha desplazado parcialmente las formas originales, especialmente en contextos formales y en la lengua escrita. Sin embargo, en el habla coloquial tradicional, persisten construcciones arcaicas que difieren de los modelos franceses.
Aspectos sociolingüísticos del préstamo
El contacto lingüístico en la región franco-provenzal presenta una alta estratificación social. El francés y el italiano gozan de gran prestigio como lenguas de educación, administración y promoción social. El franco-provenzal se conserva principalmente entre las personas mayores de las zonas rurales y no se enseña como asignatura regular en las escuelas.
Los hablantes jóvenes de franco-provenzal presentan un grado significativamente mayor de préstamos del francés o el italiano que los hablantes mayores. Su habla se caracteriza por una alternancia activa de códigos y una mezcla de lenguas. Muchos jóvenes hablan franco-provenzal solo pasivamente, entendiendo el habla de sus parientes mayores, pero prefiriendo hablar la lengua estándar.
La urbanización ha difuminado las fronteras dialectales y ha aumentado la influencia de las lenguas estándar. En las ciudades, el franco-provenzal prácticamente ha desaparecido del uso cotidiano. Las zonas rurales, especialmente las regiones montañosas aisladas, siguen siendo los últimos bastiones de los dialectos tradicionales, pero incluso allí, la asimilación lingüística avanza.
Variación dialectal
El franco-provenzal se caracteriza por una importante fragmentación dialectal. La falta de una norma estandarizada y el largo periodo de aislamiento de cada valle condujeron al desarrollo de variantes locales que difieren en fonética, vocabulario y morfosintaxis. El grado de influencia de las lenguas de contacto varía según el dialecto, dependiendo de la proximidad geográfica a los centros de influencia francesa o italiana.
El dialecto lionés, que se desarrolla en un importante centro urbano, presenta el mayor grado de convergencia con el francés. Los dialectos saboyanos conservan rasgos más arcaicos, pero también están influenciados por el francés. Los dialectos valdotenses del Valle de Aosta se encuentran bajo la doble influencia del francés y el italiano, lo que crea una situación de contacto singular.
Los dialectos franco-provenzales suizos hablados en los cantones de la Suiza francófona se desarrollaron bajo la influencia del francés suizo, que a su vez presenta algunas características distintivas en comparación con el francés estándar francés. Esto añade una capa adicional de complejidad al panorama del contacto lingüístico. Algunos dialectos suizos han conservado rasgos arcaicos que se han perdido en otras regiones.
Intentos de estandarización y revitalización
En 1973, surgió el movimiento Arpitan, cuando activistas de Valdôten propusieron una nueva ortografía para la lengua y exigieron la unificación y la libertad de Arpitania. Entre 1998 y 2003, el lingüista Dominique Stich desarrolló una ortografía estándar para el franco-provenzal (Orthographe de référence B), que proporciona una herramienta para la comprensión escrita entre las numerosas variantes.
El movimiento para revitalizar el franco-provenzal se enfrenta a importantes desafíos. La UNESCO lo clasifica como lengua potencialmente en peligro de extinción en Italia y como lengua amenazada en Suiza y Francia. El número de hablantes activos se estimaba en aproximadamente 140.000 en 1998, una pequeña fracción de los 7 millones de habitantes del territorio histórico de Arpitania.
Las iniciativas de revitalización incluyen la creación de asociaciones culturales, la publicación de literatura en franco-provenzal, la organización de festivales y la introducción de la enseñanza del idioma. Sin embargo, estas iniciativas siguen siendo locales y carecen de suficiente apoyo gubernamental. El idioma no tiene estatus oficial en ninguno de los tres países donde se habla.
Posición tipológica
El francoprovenzal ocupa una posición intermedia entre las lenguas galorromances del norte (lenguas de oïl) y las lenguas galorromances del sur (lenguas de oc). Su nombre refleja esta naturaleza transicional. Graiadio Isaia Ascoli, destacado lingüista del siglo XIX, denominó a esta lengua francoprovenzal precisamente por su carácter intermedio entre el francés y el provenzal.
Tipológicamente, el franco-provenzal presenta rasgos tanto del francés como del occitano, pero también posee características únicas. La conservación del acento latino en diferentes sílabas según la forma latina original, reflejos de palatalización específicos e innovaciones léxicas únicas lo distinguen de las lenguas vecinas.
Una comparación con otras lenguas romances muestra que el franco-provenzal se acerca más al francés en fonética (reducción de vocales átonas, nasalización), pero más al occitano y al italiano en morfología (preservación de formas sintéticas). Esta heterogeneidad tipológica convierte al franco-provenzal en un objeto particularmente interesante para el estudio del contacto lingüístico.
Mecanismos de transferencia del lenguaje
El bilingüismo de los hablantes franco-provenzal propicia la transferencia lingüística a diversos niveles. La transferencia léxica es el proceso más evidente y fácilmente observable. Los préstamos del francés y del italiano se introducen en el franco-provenzal mediante el uso directo de palabras de las lenguas de contacto en el habla franco-provenzal.
La transferencia fonética se produce cuando los hablantes empiezan a pronunciar palabras franco-provenzales con las características fonéticas de la prestigiosa lengua. Los sonidos franco-provenzales típicos, como la fricativa lateral sorda /ɬ/, son reemplazados gradualmente por variantes más cercanas al francés o al italiano.
La transferencia morfosintáctica es un proceso más complejo en el que las construcciones gramaticales de una lengua se transfieren a otra. Esto puede ocurrir mediante calcos (traducción literal de construcciones), cambios en la frecuencia de las construcciones existentes influenciados por los patrones de la otra lengua o el préstamo directo de morfemas gramaticales.
Perspectiva comparativa
Una comparación del franco-provenzal con otras lenguas romances minoritarias sujetas a un intenso contacto lingüístico revela tanto tendencias comunes como características específicas. Al igual que el sardo, que ha recibido la influencia de diversos sustratos y superestratos (fenicio-púnico, greco-bizantino, español, italiano), el franco-provenzal presenta un patrón de préstamos multidimensional.
Sin embargo, a diferencia del sardo, que conservó una cantidad significativa de rasgos latinos arcaicos, el francoprovenzal experimentó cambios fonéticos más intensos. El istrorumano, lengua de Istria con una fuerte influencia del croata, también presenta cambios en su vocabulario básico debido al contacto lingüístico, similar a la situación del francoprovenzal.
Las lenguas retorromances de Suiza se encuentran en una situación similar de contacto lingüístico con el alemán y el italiano. Su experiencia de estandarización y la creación de normas escritas pueden servir de modelo para el franco-provenzal. El occitano, en el sur de Francia y los valles de Italia, también experimenta la presión del francés y el italiano, lo que crea una situación sociolingüística paralela.
Profundidad histórica de los contactos
Los contactos lingüísticos en la región franco-provenzal tienen una profunda perspectiva histórica. Antes de la conquista romana, se hablaban aquí lenguas celtas. La colonización romana trajo consigo el latín, que gradualmente desplazó a las lenguas celtas mediante el bilingüismo. La conquista germánica del siglo V añadió un componente germánico.
El período medieval se caracterizó por el relativo aislamiento de los valles y el desarrollo de dialectos locales con mínimo contacto externo. Sin embargo, a partir de finales de la Edad Media, aumentó la influencia de prestigiosas lenguas literarias — el francés en Occidente y el italiano en Oriente — . Este proceso se aceleró en la era moderna con el desarrollo de estados centralizados.
Los siglos XIX y XX se caracterizaron por un marcado aumento de la asimilación lingüística. La educación universal en lenguas estándar, la urbanización, el desarrollo del transporte y las comunicaciones, y la participación en las guerras mundiales contribuyeron a la expansión del francés y el italiano en detrimento de los dialectos tradicionales. A finales del siglo XX, el franco-provenzal corría el riesgo de desaparecer.
Cambios léxicos y semánticos
Los campos semánticos del franco-provenzal han estado sujetos a influencias diferenciadas de las lenguas de contacto. El vocabulario cotidiano básico ha conservado elementos más originales, mientras que la terminología especializada se ha prestado ampliamente. Los términos de parentesco, los verbos básicos de movimiento y los adjetivos básicos muestran la mayor estabilidad.
El vocabulario agrícola, tradicionalmente conservador en cualquier lengua, también ha conservado un número significativo de palabras originales y formas arcaicas. Los nombres de plantas, animales, herramientas y procesos agrícolas suelen ser exclusivos del franco-provenzal. Sin embargo, la terminología agrícola moderna se toma prestada del francés o del italiano.
El vocabulario abstracto, los términos científicos, culturales, políticos y tecnológicos modernos se componen casi en su totalidad de préstamos. El franco-provenzal no ha desarrollado una terminología propia para las realidades modernas, recurriendo a los recursos de lenguas prestigiosas. Esto crea una situación de diglosia, en la que los diferentes registros del habla utilizan vocabulario distinto.
Convergencia fonológica
Los cambios inducidos por el contacto en los sistemas fonológicos del franco-provenzal se deben a la influencia del francés estándar. La comparación de los inventarios de fonemas de diversas variedades franco-provenzales revela sonidos típicos franco-provenzales que desaparecen gradualmente bajo la influencia de las lenguas de contacto.
Los hablantes bilingües, especialmente los más jóvenes, tienden a evitar sonidos franco-provenzales específicos que no se encuentran en el francés ni en el italiano. Esto se percibe como un indicador de habla "dialectal" de bajo prestigio. Gradualmente, el sistema fonológico se simplifica, acercándose al de la lengua dominante de la región.
Las características prosódicas también cambian. Los patrones de entonación, la estructura rítmica y la acentuación se orientan hacia patrones franceses o italianos. Los hablantes jóvenes suelen superponer la prosodia francesa o italiana a las palabras franco-provenzales, creando un sistema híbrido.
Tradición escrita
El franco-provenzal se registró por primera vez en manuscritos del siglo XII, posiblemente como una divergencia de los dialectos del norte de Francia (lenguas de oïl) ya en los siglos VIII y IX. Los textos medievales en franco-provenzal son escasos y fragmentarios. La lengua se utilizaba principalmente para la comunicación oral, mientras que el latín o el francés se preferían para la escritura.
La falta de un estándar escrito unificado y de una tradición literaria influyó negativamente en la preservación de la lengua. A diferencia del occitano, que contaba con una rica literatura trovadoresca medieval, o del catalán, con su desarrollada cultura escrita, el franco-provenzal siguió siendo una lengua oral. Los intentos de crear un estándar escrito en el siglo XX se toparon con la fragmentación dialectal y la ausencia de un centro unificado.
Los textos modernos en franco-provenzal son escasos. Son creados por entusiastas como parte del movimiento de preservación de la lengua. La ortografía abarca desde intentos de notación fonética hasta el uso del sistema ortográfico francés con modificaciones. El Orthographe de référence B de Dominique Stich intenta crear un sistema de compromiso, pero su adopción es limitada.
Perspectivas de conservación
El futuro del franco-provenzal sigue siendo incierto. La transición lingüística hacia el francés y el italiano continúa. El número de hablantes nativos está disminuyendo y la transmisión de la lengua a la siguiente generación es cada vez menos frecuente. La mayoría de los niños de la región crecen monolingües en la lengua estándar.
Los esfuerzos por documentar y describir los dialectos franco-provenzales cobran especial importancia a medida que desaparecen. La investigación lingüística, la creación de diccionarios y las grabaciones de audio de hablantes nativos preservarán la información sobre la lengua para futuras generaciones de investigadores, incluso si la lengua misma deja de existir como medio de comunicación en vivo.
La experiencia con otras lenguas minoritarias demuestra que la revitalización es posible con voluntad política, financiación y apoyo comunitario activo. Sin embargo, estas condiciones aún no se cumplen en el caso del franco-provenzal. La lengua no está oficialmente reconocida en ningún país, no existe una enseñanza sistemática y los incentivos económicos para aprenderla son mínimos.
El contacto lingüístico en franco-provenzal demuestra los patrones generales de la lingüística de contacto: el préstamo se produce predominantemente de la lengua prestigiosa a la menos prestigiosa, el bilingüismo sirve como mecanismo de transferencia y los diferentes niveles del sistema lingüístico se ven influenciados en distintos grados (el vocabulario es más permeable, la fonética menos, la gramática es más estable). El estudio del franco-provenzal contribuye a la teoría general del contacto lingüístico y a los procesos de asimilación lingüística.
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