Raphael – Madonna of the Meadow Kunsthistorisches Museum
Kunsthistorisches Museum – Raphael -- Madonna of the Meadow
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En los años definitorios de su desarrollo artístico Raphael Santi se encuentra en la ciudad de Florencia. A partir de 1504, el artista absorbió las habilidades de Miguel Ángel y de su talentoso colega Leonardo da Vinci, que creó aquí. Hasta entonces, el joven Rafael sólo dominaba las tradiciones del primer Renacimiento. Ahora adoptó gran parte de la estilística de los maestros, cuyo talento estaba en su apogeo.
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Descripción del cuadro de Rafael Santi Virgen en verde
En los años definitorios de su desarrollo artístico Raphael Santi se encuentra en la ciudad de Florencia. A partir de 1504, el artista absorbió las habilidades de Miguel Ángel y de su talentoso colega Leonardo da Vinci, que creó aquí. Hasta entonces, el joven Rafael sólo dominaba las tradiciones del primer Renacimiento. Ahora adoptó gran parte de la estilística de los maestros, cuyo talento estaba en su apogeo. Además, el pintor practicaba mucho el dibujo, estudiaba las proporciones y la plasticidad del cuerpo, dominaba los contrastes de luz y sombra.
"La Virgen en Verde" es el resultado de este estudio minucioso y entusiasta. El cuadro fue creado en 1506. Representa a la Virgen María en un paisaje, sentada en un prado. A sus pies hay dos niños: Jesús junto a Juan el Bautista. Las pruebas apócrifas sugieren que el Bautista reconoció a Cristo como el Mesías cuando aún eran niños. El tema religioso se ha convertido en el vehículo perfecto para retratar la historia emergente de un gran viaje espiritual.
"Madonna in Green" es lírica, musical y moderadamente colorida. La joven María, con un leve rubor en su rostro de porcelana, baja su tierna mirada hacia los niños; en su semblante se lee amor y serenidad. El niño Juan, medio sentado, tiende una cruz de madera a Jesús de pie. Las formas exuberantes de las tres figuras expresan prosperidad.
El fondo del paisaje es detallado. Un espejo de agua se extiende a lo ancho del lienzo, con las montañas y la ciudad elevándose en lo alto. El fondo inmediato está lleno de trazos de color verde oliva y verde intenso. La composición tiene una estructura piramidal.
Rafael pintó varias "Madonnas" a partir de los 15 años. Una de las mejores es ’Madonna in Green’. Estaba destinado a Taddeo Taddei, amigo y mecenas del artista, y posteriormente entró en la colección del Palacio del Belvedere y ahora se encuentra en el histórico Museo de Viena.
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En esta composición se observa a una figura femenina sentada en un prado, con dos niños pequeños a su alrededor. La mujer, vestida con un vestido rojo y un manto azul profundo, sostiene al niño más pequeño en su regazo mientras el otro se arrodilla a su lado. Su mirada está dirigida hacia el espectador, transmitiendo serenidad y una leve melancolía.
El paisaje que la rodea es amplio y ondulado, con colinas suaves, vegetación dispersa y un cuerpo de agua distante. La luz difusa baña la escena, suavizando los contornos y creando una atmósfera apacible. Los colores son ricos pero delicados, predominando tonos terrosos y azules.
La presencia de los niños sugiere una relación maternal, aunque su actitud juguetona contrasta con la solemnidad de la figura central. Uno de ellos sostiene una cruz, un elemento que introduce una connotación religiosa en la escena. La naturaleza circundante, exuberante pero no desbordante, podría simbolizar el Edén o un lugar apartado, propicio para la contemplación y la intimidad.
La composición triangular formada por las tres figuras principales aporta estabilidad y equilibrio a la obra. El gesto de la mujer, con una mano que parece ofrecer protección y otra que sostiene al niño, refuerza su papel como cuidadora. La sutil sonrisa en sus labios y la expresión pensativa en sus ojos sugieren una profunda reflexión interna.
Subyacentemente, se percibe un diálogo entre lo terrenal y lo divino. La figura femenina, aunque inmersa en un entorno natural, irradia una cualidad trascendente. Los niños, con su inocencia y vitalidad, representan la esperanza y el futuro. El paisaje, a su vez, podría aludir a la promesa de redención y salvación. La obra, en su conjunto, invita a la contemplación sobre temas como la maternidad, la fe y la conexión entre el hombre y la naturaleza.