Music I Gustav Klimt (1862-1918)
Gustav Klimt – Music I
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Pintor: Gustav Klimt
Ubicación: New Pinakothek (Neue Pinakothek), Munich.
La idea de una síntesis entre las técnicas de la música, la pintura y la literatura impregna todas las prácticas creativas del Simbolismo, al que acudieron muchos artistas del cambio de siglo. El artista austriaco Gustav Klimt no se libró de este destino, ya que en su cuadro de 1895 ("Música", el ciclo del "Friso de Beethoven") se aprecia claramente su interés por el arte como una especie de medio para la recreación y evolución del mundo. "Música" representa a una joven griega que toca la lira, en cuyo aspecto se adivinan los rasgos de la vienesa contemporánea de Klimt.
Descripción del cuadro Música de Gustav Klimt
La idea de una síntesis entre las técnicas de la música, la pintura y la literatura impregna todas las prácticas creativas del Simbolismo, al que acudieron muchos artistas del cambio de siglo. El artista austriaco Gustav Klimt no se libró de este destino, ya que en su cuadro de 1895 ("Música", el ciclo del "Friso de Beethoven") se aprecia claramente su interés por el arte como una especie de medio para la recreación y evolución del mundo.
"Música" representa a una joven griega que toca la lira, en cuyo aspecto se adivinan los rasgos de la vienesa contemporánea de Klimt. El contraste es la principal característica compositiva de este cuadro. Esto se puede ver, por ejemplo, en el contraste intencionado entre el vestido de la chica de color oscuro y el aspecto brillante del instrumento. A su vez, el espacio pictórico, en el que se representa a la mujer griega rodeada de sus intrincados dibujos que se asemejan a notas de lejos, contrasta con el vacío de los otros planos. A ambos lados hay imágenes de piedra del demonio de la fertilidad Silene y de la Esfinge.
La imagen de este último puede interpretarse de varias maneras, por ejemplo como una indicación de la libertad creativa del artista. Esta afirmación era especialmente cercana a Klimt. Tanto las esculturas de piedra como la lira, famoso símbolo del dios Apolo, que patrocinaba el arte, remiten a la época de la antigüedad. Es esta época, en opinión de los simbolistas, la que alberga recursos aún no descubiertos capaces de renovar el arte moderno, pero esto requiere una nueva mirada sin novedad sobre una época en la que el pensamiento humano estaba aún en su cuna. Tal vez sea esto lo que Klimt quería decir al yuxtaponer específicamente los mundos moderno y antiguo en el cuadro.
A pesar de que La música pertenece a las primeras obras del artista, ya se pueden apreciar los rasgos de la manera madura de Klimt: el uso del espacio bidimensional y el esquema de color específico. Esto crea una sensación indescriptible de lo surreal, la irrealidad de la imagen, que tanto atrae a los lienzos del artista.
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La obra presenta una escena compleja y simbólica dominada por un fuerte contraste cromático entre tonos oscuros y dorados. En el centro, una figura femenina toca un instrumento de cuerda de gran tamaño, posiblemente una cítara o lira, cuyo cuerpo resplandece en un amarillo intenso. La mujer viste una túnica oscura y su rostro se encuentra parcialmente oculto, lo que sugiere introspección o una conexión con fuerzas más allá del mundo visible.
A la izquierda, se distingue una figura masculina de aspecto grotesco, con rasgos envejecidos y una expresión sombría. Su presencia evoca ideas de decadencia, sufrimiento o incluso el lado oscuro de la naturaleza humana. A la derecha, otra figura masculina, desnuda y coronada con un tocado alto, parece absorta en contemplación. Su piel presenta tonalidades grises que acentúan su carácter etéreo o espiritual.
El espacio circundante está poblado por elementos florales y objetos flotantes: rosas, frutas y lo que parecen ser calaveras suspendidas entre ramas doradas. Estos motivos sugieren una reflexión sobre la vida, la muerte y la transitoriedad de la existencia. La composición general es dinámica, con líneas diagonales que crean tensión y movimiento.
La paleta de colores, rica en ocres, verdes oscuros y toques de rosa, contribuye a crear una atmósfera onírica y misteriosa. El uso del dorado no solo enfatiza el instrumento musical como fuente de inspiración o creación artística, sino que también puede interpretarse como un símbolo de lo divino o trascendental.
La pintura parece explorar la relación entre la música, la belleza, la mortalidad y las fuerzas ocultas que influyen en la condición humana. La presencia de figuras contrastantes –la mujer tocando el instrumento, el anciano sombrío y el hombre contemplativo– sugiere una representación alegórica de diferentes aspectos del alma o de la experiencia vital. El conjunto evoca un sentimiento de melancolía, introspección y búsqueda de significado en medio de la fragilidad de la existencia.