Portrait FIShalyapin. 1911 Konstantin Alekseevich Korovin (1861-1939)
Konstantin Alekseevich Korovin – Portrait FIShalyapin. 1911
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Pintor: Konstantin Alekseevich Korovin
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Muy familiarizado con el París impresionista, Konstantin Korovin pintó en 1911 un gran retrato del artista Chaliapin en este estilo. La figura del músico aparece ante el público sentada en un sillón bajo. El artista prestó mucha atención a la pintura doméstica. El hombre está rodeado por una terraza francesa. Frente a él hay una mesa en la que Chaliapin se apoya con su mano derecha. Sobre el reluciente mantel blanco se agrupan un jarrón con un brillante y fresco ramo de rosas en exuberante vegetación, un platillo gourmet de cristal con una selección de frutas, una hermosa jarra, una gran botella de vino y una copa con vino escarlata vertido. Fyodor Ivanovich está vestido con un traje de color claro.
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Descripción del cuadro "Retrato de Chaliapin" de Konstantin Korovin
Muy familiarizado con el París impresionista, Konstantin Korovin pintó en 1911 un gran retrato del artista Chaliapin en este estilo.
La figura del músico aparece ante el público sentada en un sillón bajo. El artista prestó mucha atención a la pintura doméstica. El hombre está rodeado por una terraza francesa.
Frente a él hay una mesa en la que Chaliapin se apoya con su mano derecha. Sobre el reluciente mantel blanco se agrupan un jarrón con un brillante y fresco ramo de rosas en exuberante vegetación, un platillo gourmet de cristal con una selección de frutas, una hermosa jarra, una gran botella de vino y una copa con vino escarlata vertido.
Fyodor Ivanovich está vestido con un traje de color claro. Casualmente lanza su pierna sobre su pierna. La mirada del maravilloso artista se fija en la ventana abierta, por la que se ven los verdes arbustos de una planta iluminada por el sol. Una sonrisa radiante ilumina el semblante del músico. Los ojos claros se abren hacia el mundo exterior.
Más tarde, apreciando el retrato de sí mismo que se exhibe, Chaliapin recuerda cómo intentaba mantener esa sonrisa encantadora y artística mientras posaba para Korovin en el proceso.
El objetivo del retrato es transmitir el estado mental interior junto con la forma exterior de la persona. En el lienzo de Fiódor Ivánovich se recortan todos los detalles del carácter y sólo se nos revela la emoción pura: la alegría. El pintor ruso resolvió el problema de una manera inusual e ingeniosa.
El músico de la obra de Korovin parece joven, lleno de vitalidad, varonil y señorial. El lazo de seda azulado delata su carácter artístico.
La expresión de felicidad en su rostro se debe a la frescura matinal del nuevo día. El sol parece haberse reflejado en el rostro del hombre sentado en la veranda, dándole calor y vivacidad.
La técnica de los retratos es digna de elogio. El impresionismo se revela en los dinámicos trazos de la pintura al óleo, en un momento bien capturado de la vívida vida del notable artista admirado por Korovin.
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En este óleo sobre lienzo, el autor presenta a un hombre de mediana edad sentado relajadamente en una silla. La figura domina la composición, ocupando casi todo el espacio pictórico. Viste un traje claro, posiblemente de lino o algodón, con una corbata llamativa y un cinturón que enfatiza su cintura. Su postura es despreocupada; las piernas cruzadas y la ligera inclinación del cuerpo sugieren comodidad y confianza.
La luz incide sobre el rostro del retratado, iluminando sus facciones y resaltando una expresión de serenidad y satisfacción. La mirada se dirige ligeramente hacia fuera del plano pictórico, como si estuviera absorto en un pensamiento o disfrutando de un momento agradable.
El fondo es difuso e impreciso, pero se distinguen elementos que sugieren un ambiente interior: flores dispuestas sobre una mesa, posiblemente un jarrón con rosas y otras especies, y lo que parece ser una ventana traslúcida. La paleta cromática es cálida, dominada por tonos ocres, marrones y blancos, con toques de rojo en la corbata y las flores.
La pincelada es suelta y expresiva, creando una sensación de movimiento y vitalidad. El autor no busca un retrato hiperrealista, sino más bien capturar la atmósfera y el estado de ánimo del momento.
Subyacentemente, la obra transmite una imagen de prosperidad y estatus social elevado. La vestimenta elegante, el entorno confortable y la actitud relajada sugieren que se trata de un individuo perteneciente a las clases acomodadas. La abundancia floral podría interpretarse como símbolo de riqueza y buen gusto. El retrato parece celebrar la vida placentera y los placeres mundanos, reflejando quizás una época de optimismo y estabilidad económica. La ausencia de elementos perturbadores o dramáticos refuerza esta idea de bienestar y armonía.