Paris. Boulevard Capuchinok Konstantin Alekseevich Korovin (1861-1939)
Konstantin Alekseevich Korovin – Paris. Boulevard Capuchinok
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Pintor: Konstantin Alekseevich Korovin
Ubicación: The State Tretyakov Gallery, Moscow (Государственная Третьяковская галерея).
Varios han hecho lo posible por representar este lugar tan bullicioso de París, el Boulevard des Capucines. El más querido por los impresionistas franceses, entre los que se encontraban Monet, Manet, Degas y otros. Pintaron el bulevar en distintas épocas del año y desde distintos ángulos. Siempre resultaba diferente: ahora alegre, ahora indistinto (hecho cuando llovía fuera de la ventana), y ahora incomprensible. El pintor ruso Korovin también creó algo al estilo de los impresionistas, con mucho color y luz, mucha gente en las aceras y las tentadoras luces de las tiendas y los escenarios teatrales. Korovin representó el bulevar en hora punta, el momento en el que llega toda la colorida población del país.
Descripción del cuadro de Konstantin Korovin "París. Bulevar de los Capuchinos.
Varios han hecho lo posible por representar este lugar tan bullicioso de París, el Boulevard des Capucines. El más querido por los impresionistas franceses, entre los que se encontraban Monet, Manet, Degas y otros. Pintaron el bulevar en distintas épocas del año y desde distintos ángulos. Siempre resultaba diferente: ahora alegre, ahora indistinto (hecho cuando llovía fuera de la ventana), y ahora incomprensible.
El pintor ruso Korovin también creó algo al estilo de los impresionistas, con mucho color y luz, mucha gente en las aceras y las tentadoras luces de las tiendas y los escenarios teatrales.
Korovin representó el bulevar en hora punta, el momento en el que llega toda la colorida población del país. Y lo hizo con maestría, al estilo de los impresionistas, trabajando obviamente desde la ventana de un hotel. De hecho, no utiliza colores brillantes, los usa sólo en el reflejo de las luces de la tienda y en los reflejos en el pavimento mojado.
El artista pintaba en otoño o en primavera. Lo importante es que ha conseguido transmitir el espíritu del bulevar y que ha logrado contarte con franqueza lo hermoso que es y por qué es allí donde descansan la mayoría de los grandes artistas y escritores. La explicación es sencilla: es allí, en medio de la multitud, donde puedes encontrar a tus futuros héroes y tejer la trama de tu próximo cuadro o novela.
Por eso se reúnen allí. Y, por supuesto, los grandes comparten sus experiencias con los demás. Grande no significa rico. El bulevar es lo suficientemente liberal para todos y no es tan cruel como la vida. Sólo tienes que coger tu billete de la buena fortuna a tiempo y llevarlo siempre contigo. Algunos han sabido aprovecharse de ello, mientras que otros no han llegado a hacerlo público y se han convertido en artistas callejeros en Montmartre.
Todavía hay mucha vida aquí, y sigue siendo un lugar donde se conoce a gente creativa que tiene suerte ahora y la tendrá en el futuro.
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En esta obra, el autor presenta una vista urbana bulliciosa, presumiblemente en un entorno metropolitano. La escena se centra en una amplia avenida flanqueada por edificios altos y uniformes, característicos de la arquitectura parisina de finales del siglo XIX o principios del XX.
La pincelada es rápida y suelta, con una evidente preferencia por el empaste, lo que confiere a la composición un dinamismo palpable y una sensación de movimiento constante. Los colores predominantes son grises, marrones y ocres, modulados para sugerir las condiciones atmosféricas de una tarde nublada o crepuscular. Destacan toques de rojo en los escaparates y amarillo en algunas figuras que sugieren iluminación artificial.
La multitud es densa y difusa; se perciben siluetas humanas en movimiento pero no se distinguen rasgos individuales, lo cual enfatiza la idea de anonimato y la vida colectiva en la ciudad moderna. La perspectiva es elevada, como si el espectador observara la escena desde un balcón o ventana superior, otorgando una visión panorámica del bulevar.
Subyace a esta representación una reflexión sobre la modernidad y sus efectos en la experiencia humana. El ritmo frenético de la vida urbana, la multitud anónima y la arquitectura imponente sugieren una sensación de alienación y despersonalización. La luz artificial que emerge entre las sombras podría interpretarse como un símbolo del progreso tecnológico, pero también como un elemento que acentúa el contraste entre lo público y lo privado, entre la fachada social y la intimidad individual.
La firma en la esquina inferior izquierda indica el lugar representado (Boulevard Capucines) y posiblemente la fecha (1906), aunque esta información no altera sustancialmente la interpretación general de la obra como un testimonio visual de la vida urbana a principios del siglo XX. La pintura captura, más que una descripción literal de un lugar específico, una atmósfera particular: la energía vibrante y la complejidad inherente a las grandes ciudades modernas.