Roses. 1912 Konstantin Alekseevich Korovin (1861-1939)
Konstantin Alekseevich Korovin – Roses. 1912
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Pintor: Konstantin Alekseevich Korovin
"Rosas", pintadas con el pincel del artista soviético Konstantin Korovin, apareció ante el gran público en 1912. El cuadro se expone actualmente en las salas del Museo de Arte de Yaroslavl. A principios del siglo XX, el artista pintó casi exclusivamente bodegones con temas florales. Otra "Rosa" no fue una excepción. Este motivo aparece con frecuencia en sus obras. El autor era especialmente aficionado a las rosas majestuosas y gráciles, reconocidas como la reina entre todas las flores.
Descripción del cuadro "Rosas" de Konstantin Korovin.
"Rosas", pintadas con el pincel del artista soviético Konstantin Korovin, apareció ante el gran público en 1912. El cuadro se expone actualmente en las salas del Museo de Arte de Yaroslavl.
A principios del siglo XX, el artista pintó casi exclusivamente bodegones con temas florales. Otra "Rosa" no fue una excepción. Este motivo aparece con frecuencia en sus obras. El autor era especialmente aficionado a las rosas majestuosas y gráciles, reconocidas como la reina entre todas las flores. Las flores que tenemos delante fascinan por su aspecto fresco y no trivial.
Korovin sólo utiliza tonos fríos. Los delicados pétalos de rosa están pintados en color burdeos, morado, salmón, lavanda y beige dorado. Los finos pétalos son de color esmeralda y verde grisáceo. Las flores que lo rodean son predominantemente de color gris amatista y azul. En conjunto, todos estos sutiles matices de color se funden en una triste y escalofriante armonía. Un escalofrío parece emanar del cuadro. Si lo tocas mentalmente, puedes sentir la suave superficie del hielo en tus dedos.
No hay ni un solo punto caliente en el lienzo. Incluso los pequeños y juguetones tonos de beige, burdeos sangriento y amarillo verdoso que se cuelan en el lienzo no parecen en absoluto cálidos cuando se combinan con los colores abrumadoramente fríos. Estas rosas son hermosas por sí solas, no necesitan ningún tipo de complemento o tema activo. Son una obra de arte por derecho propio, creada por la naturaleza y cosechada por el hombre.
A primera vista puede parecer que el lienzo está inacabado. Las líneas son algo indistintas y la composición en sí no se fija en ningún objeto. Todas las flores forman un conjunto, no miramos cada una de ellas por separado. Esta es la idea del autor del cuadro. Este estilo de pintura nos revela la verdadera emoción y la admiración por una belleza perfecta.
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La obra presenta un conjunto denso de rosas, predominantemente en tonos rosados y malvas, que ocupan el centro del encuadre. La pincelada es suelta y visible, construyendo una textura rica y casi palpable en las flores. No se busca un detalle preciso; más bien, la atención se centra en capturar la luminosidad y la masa volumétrica de los pétalos.
El espacio circundante a las rosas está tratado con menos definición. A la izquierda, se vislumbra lo que parece ser una estantería o estructura similar, cargada de objetos oscuros y difusos, posiblemente botellas. A la derecha, un elemento blanco, quizás una tela o toldo, sugiere un ambiente exterior. El fondo revela una escena brumosa con formas indistintas que podrían representar vegetación o construcciones a la orilla del agua.
La paleta cromática es fría, dominada por azules violáceos y grises, contrastando sutilmente con los tonos cálidos de las rosas. Este contraste acentúa la presencia de las flores, convirtiéndolas en el foco principal de la composición. Las sombras largas y pronunciadas indican una luz intensa y posiblemente oblicua, lo que sugiere un momento del día específico – probablemente a primeras horas de la mañana o al final de la tarde.
Subtextos potenciales: La abundancia de rosas puede interpretarse como una representación de la belleza efímera y el paso del tiempo. El tratamiento difuso del entorno y la ausencia de figuras humanas sugieren una atmósfera introspectiva, casi melancólica. La combinación de elementos naturales (rosas) con objetos artificiales (botellas, estructura a la izquierda) podría aludir a la relación entre la naturaleza y la cultura, o incluso a la fugacidad de los placeres sensoriales. El ambiente brumoso del fondo evoca una sensación de distancia y misterio, invitando a la contemplación más que a la interpretación literal. La pincelada enérgica y la falta de precisión formal sugieren un interés primordial por la experiencia visual inmediata y la expresión emocional del artista.