The effect of the sunset. Arhip Kuindzhi (Kuindschi) (1842-1910)
Arhip Kuindzhi – The effect of the sunset.
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Pintor: Arhip Kuindzhi (Kuindschi)
Cuando el color de la pintura se convierte en luz, se puede decir con gran confianza que el lienzo que se tiene delante pertenece al pincel de Arkhip Quindzhi. Parece ser un lienzo, pinturas al óleo, y de repente hay un brillo real de alguna parte, como si hubiera alguna lámpara invisible bajo el lienzo. La luz parece ser la protagonista de los cuadros del artista. En su obra Sunset Effect, la luz es roja. Al principio sus reflejos parecen irreales, pero si se recuerda cómo son las puestas de sol en la realidad, ninguna es igual, y a veces colorean los objetos de las formas más extrañas.
Descripción del cuadro de Arkhip Quindzhi El efecto del atardecer
Cuando el color de la pintura se convierte en luz, se puede decir con gran confianza que el lienzo que se tiene delante pertenece al pincel de Arkhip Quindzhi.
Parece ser un lienzo, pinturas al óleo, y de repente hay un brillo real de alguna parte, como si hubiera alguna lámpara invisible bajo el lienzo. La luz parece ser la protagonista de los cuadros del artista. En su obra Sunset Effect, la luz es roja.
Al principio sus reflejos parecen irreales, pero si se recuerda cómo son las puestas de sol en la realidad, ninguna es igual, y a veces colorean los objetos de las formas más extrañas. Aquí la nieve, las rocas y los pinos son de colores. Aparentemente, esta puesta de sol se encuentra en las montañas, y allí, debido a que algunos de los rayos se ocultan detrás de los picos, la paleta se vuelve generalmente rica y completamente no convencional.
Las transiciones de un color a otro son mucho más nítidas y radicales. Por eso el cuadro se llama "El efecto del atardecer". En las montañas, esos son los efectos. Y pueden cambiar literalmente cada minuto, convirtiéndose en un rico alimento para la imaginación de cualquier persona creativa.
Así que aquí, en el inmortalizado paisaje montañoso, parece que en un minuto o dos los rayos rojos del sol poniente se desvanecerán, dando paso a otro efecto inimitable. En los valles, como dicen sus habitantes, la puesta de sol es rápida. Sólo la mano de un verdadero artista nos da la oportunidad de disfrutar de este momento durante todo el tiempo que queramos.
La hondonada cubierta de nieve se extiende en la distancia y desciende hasta otro lugar donde todo parece diferente. Pero sólo podemos adivinar, mirando el cielo azul-púrpura de fondo. Sí, al principio la luz parece irreal, pero cuanto más tiempo se mira el cuadro, más se desea entrar en este mundo montañoso y tocar con las manos las rocas en las que se congelan los rayos rojos del sol.
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En esta obra, el autor presenta un paisaje crepuscular dominado por una intensa paleta cromática y una pincelada enérgica. Se observa un cuerpo de agua, posiblemente un río o lago, que refleja los últimos resplandores del sol poniente. La superficie líquida se caracteriza por tonos azulados y verdosos, interrumpidos por destellos carmesí que sugieren la presencia de reflejos ígneos.
El entorno inmediato al agua está definido por formaciones rocosas oscuras y abruptas, delineadas con trazos gruesos y texturizados en tonos marrones rojizos. Estas estructuras parecen emerger del terreno como entidades orgánicas, casi amenazantes, contrastando fuertemente con la luminosidad del agua. En el fondo, se distinguen siluetas de árboles o vegetación densa, también representadas con una pincelada suelta y expresiva.
La composición carece de detalles precisos; la atención se centra en la atmósfera general y en la evocación de sensaciones. La luz no incide uniformemente sobre el paisaje, sino que se distribuye en manchas vibrantes que acentúan el dinamismo de la escena.
Subtextualmente, la pintura parece explorar la dualidad entre la calma y la turbulencia, la oscuridad y la luminosidad. El agua podría simbolizar el fluir del tiempo o la inconstancia de la vida, mientras que las rocas representarían la solidez y la permanencia. La intensidad de los colores sugiere una carga emocional significativa, posiblemente relacionada con sentimientos de melancolía, introspección o incluso temor ante la inmensidad de la naturaleza.
La ausencia de figuras humanas o elementos narrativos concretos invita a una interpretación más abstracta, centrada en la experiencia subjetiva del espectador frente al poder y la belleza del crepúsculo. La obra transmite una sensación de misterio y ambigüedad, dejando espacio para múltiples lecturas y asociaciones personales.