North Arhip Kuindzhi (Kuindschi) (1842-1910)
Arhip Kuindzhi – North
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Pintor: Arhip Kuindzhi (Kuindschi)
Ubicación: The State Tretyakov Gallery, Moscow (Государственная Третьяковская галерея).
La idea de este cuadro se remonta a 1872, cuando el artista ruso pretendía crear un ciclo de cuadros unidos por un tema común: la representación de la dura naturaleza del norte. Los dos primeros cuadros del ciclo - "El lago Ladoga" y "En la isla de Valaam"- fueron pintados por Quindzhi, que tenía la impresión de realizar un viaje a las duras orillas. Sobre el fondo de estas obras maestras, pintadas seis años después, "Norte" parece una especie de acento de coronación, sin el cual el ciclo se percibía como incompleto.
Descripción del cuadro "El Norte" de Arkhip Kuindzhi.
La idea de este cuadro se remonta a 1872, cuando el artista ruso pretendía crear un ciclo de cuadros unidos por un tema común: la representación de la dura naturaleza del norte.
Los dos primeros cuadros del ciclo - "El lago Ladoga" y "En la isla de Valaam"- fueron pintados por Quindzhi, que tenía la impresión de realizar un viaje a las duras orillas.
Sobre el fondo de estas obras maestras, pintadas seis años después, "Norte" parece una especie de acento de coronación, sin el cual el ciclo se percibía como incompleto. Parece que Kouindzhi era consciente de ello y por eso eligió un título para su último cuadro que no tenía ninguna referencia geográfica. El cuadro representa una llanura interminable que se extiende en la distancia, que el artista sugiere como una vista de pájaro.
En el primer plano vemos varios pinos aislados, un motivo muy conocido que nos trae a la mente los poemas de Lermontov que conocemos de sus años escolares. Pero en la distancia -no se puede elegir otro verbo- parpadean bosques interminables que aparecen de vez en cuando y vuelven a desaparecer en la niebla. Pueden crear una sensación de misterio que no se revela fácilmente al espectador que se pregunta. La mayor parte del cuadro la ocupa la imagen de un cielo grisáceo, y con ello Quindzhi rinde homenaje al eterno tema del enfrentamiento entre los dos elementos.
El artista poetiza la naturaleza del norte, demostrando su propia relación con ella: el lienzo está impregnado de amor por los bordes ásperos. Al mismo tiempo, este sentimiento se mezcla con una sensación de grandeza e inadecuación de la naturaleza para el hombre.
Al igual que los lienzos anteriores, "El Norte" se conserva en la Galería Tretyakov. No es casualidad que a veces se le llame el último lienzo del artista, porque después de su creación, como se sabe, Quindzhi se alejó de la descripción de la naturaleza del norte. Durante mucho tiempo, el sur de Rusia se apoderará de ella, pero esa es otra historia.
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Comentarios: 1 Ответы
На такие произведения искусства можно смотреть и восхищаться бесконечно.
Пейзажи, картины просто завораживают.
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En este óleo, el espectador se enfrenta a una vasta extensión paisajística dominada por un cielo crepuscular o amanecero en tonos rosados y ocres suaves. La paleta es delicada, con transiciones sutiles que sugieren una atmósfera brumosa y etérea. El horizonte bajo divide la composición en dos partes principales: el cielo, amplio y luminoso, y la tierra, más oscura y detallada.
El primer plano presenta un terreno elevado rocoso, cubierto de vegetación baja y algunos árboles dispersos. Un árbol solitario, con una copa generosa aunque no exuberante, se erige como punto focal en esta sección. La pincelada aquí es más definida, permitiendo distinguir texturas y formas individuales. Se observan elementos que podrían interpretarse como restos de construcciones o muros de piedra, insinuando la presencia pasada –o quizás presente pero discreta– de actividad humana.
El segundo plano se despliega como una llanura extensa, atravesada por un río sinuoso que refleja tenuemente la luz del cielo. La distancia atenúa los detalles, difuminando las formas y creando una sensación de profundidad. El color verde predomina en esta zona, aunque matizado por sombras y tonos terrosos.
La pintura evoca una atmósfera melancólica y contemplativa. La soledad del árbol, el horizonte lejano y la bruma general sugieren un sentimiento de aislamiento y reflexión. Los restos de estructuras podrían aludir a la fugacidad del tiempo y la impermanencia de las obras humanas frente a la inmensidad de la naturaleza.
La luz tenue y difusa contribuye a crear una sensación de calma y quietud, invitando al espectador a sumergirse en el paisaje y meditar sobre su significado. La obra no presenta elementos dramáticos o narrativos evidentes; se centra más bien en capturar un estado de ánimo y transmitir una experiencia sensorial. Se puede inferir una relación entre la naturaleza y la memoria, donde el paisaje actúa como testigo silencioso del paso del tiempo y las huellas que deja la existencia humana.