Visit to the princess of the convent Vasily Ivanovich Surikov (1848-1916)

Descripción del cuadro de Vasili Surikov Visita de una princesa a un convento

"La visita de la tzarevna a un convento" es el último de los destacados cuadros del gran artista ruso Surikov.

El lienzo no lleva la carga semántica de algún acontecimiento significativo que se produjo en la realidad en un determinado periodo de tiempo. Refleja, sobre todo, el modo de vida y la manera de vivir en Rusia antes del ascenso al trono de Pedro I.

El cuadro cuenta al espectador el acontecimiento sin alegría. El hecho es que en aquellos días las fundaciones religiosas no permitían que los zarevnas se casaran. El destino de la familia del zar era poco envidiable: el único camino para ellos era ingresar en un monasterio.

La zarevna visita el lugar en el que tendrá que vivir toda su vida. Ya no habrá más placeres sencillos para ella, con el tiempo su sed de alegría se desvanecerá para siempre.

El artista pinta la imagen de la princesa con diligencia. Lleva ropas blancas y suntuosas que contrastan con los trajes sombríos de las monjas. La piel de la zarevna es blanca como la nieve. Se puede ver lo joven que es todavía. Su rostro es el de una niña más que el de una mujer joven. Hay un claro rastro de ingenuidad en su rostro.

La princesa va acompañada de un séquito acorde con su estatus. Directamente detrás de la doncella se encuentra una boyarina, que supervisa los adornos necesarios para el procedimiento. Las monjas, todavía muy jóvenes, pero que sin embargo ya han olvidado las alegrías de la vida, miran a la joven zarevna con cierta envidia. Cada una lleva una vela en la mano.

¿Qué clase de vida le espera a la joven? No le espera nada alegre. No es casualidad que, en contraste con su juventud y belleza, los rostros de las jóvenes monjas sean retratados como secos e infelices. En poco tiempo la Princesa se volverá como ellos. Por desgracia, no hay forma de escapar de ese destino. La joven princesa comprende todo esto y ya se ha resignado a esta necesidad, pero en algún lugar de su interior aún espera un milagro, que le permita escapar de su vida en un monasterio y seguir con su modo de vida habitual.