Vasily Vereshchagin – Glacier on the way from Kashmir to Ladak
Ubicación: The State Tretyakov Gallery, Moscow (Государственная Третьяковская галерея).
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En esta obra, el autor presenta una vista imponente de un paisaje montañoso. El primer plano está dominado por terrenos áridos y pedregosos, con vegetación escasa que sugiere condiciones climáticas extremas. La paleta de colores en esta sección es terrosa, compuesta principalmente por tonos ocres, marrones y grises, lo cual transmite una sensación de sequedad y robustez.
El punto focal reside en el glaciar, visible como una masa blanca brillante que serpentea a través del valle. Su presencia contrasta fuertemente con la aridez circundante, simbolizando quizás la fuerza implacable de la naturaleza o la persistencia del agua incluso en entornos hostiles. El glaciar no se muestra como un elemento estático; su forma sugiere movimiento y transformación constante.
Las montañas que flanquean el valle son altas y escarpadas, cubiertas parcialmente por nieve. La luz incide sobre sus picos, creando sombras pronunciadas que enfatizan su magnitud y verticalidad. El cielo azul intenso proporciona un telón de fondo dramático, acentuando la sensación de profundidad y vastedad del paisaje.
En el extremo inferior de la pintura, se distinguen pequeñas figuras humanas, casi imperceptibles en comparación con la escala monumental de la naturaleza. Su inclusión sugiere una reflexión sobre la insignificancia del ser humano frente a la inmensidad del mundo natural. Podría interpretarse como un comentario sobre la exploración y conquista de territorios salvajes, o simplemente como una representación de la relación entre el hombre y su entorno.
La composición general es equilibrada, con líneas diagonales que guían la mirada hacia el fondo de la escena. La pincelada parece deliberadamente controlada, buscando capturar la textura de las rocas, la nieve y la vegetación. En conjunto, la pintura evoca una atmósfera de soledad, silencio y reverencia ante la belleza sublime de la naturaleza. Se percibe un cierto dramatismo en la representación, no tanto por eventos específicos sino por la propia escala y el contraste entre los elementos que componen el paisaje.