Gauguins Chair Vincent van Gogh (1853-1890)
Vincent van Gogh – Gauguins Chair
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Pintor: Vincent van Gogh
Ubicación: Van Gogh Museum, Amsterdam.
Uno de los artistas más famosos del siglo nació en Holanda. Niño callado y retraído desde la infancia, nadie podía imaginar que Van Gogh llegaría a las alturas de la vida, se haría mundialmente famoso y el legado de sus cuadros sería atesorado para siempre. Le impulsaba un deseo irrefrenable de expresar en sus cuadros sus pensamientos y suposiciones sobre el sentido de la vida. Van Gogh mantuvo su amistad con el famoso pintor francés Paul Gauguin casi toda su vida.
Descripción del cuadro de Vincent van Gogh Sillón de Gauguin (Silla)
Uno de los artistas más famosos del siglo nació en Holanda. Niño callado y retraído desde la infancia, nadie podía imaginar que Van Gogh llegaría a las alturas de la vida, se haría mundialmente famoso y el legado de sus cuadros sería atesorado para siempre. Le impulsaba un deseo irrefrenable de expresar en sus cuadros sus pensamientos y suposiciones sobre el sentido de la vida.
Van Gogh mantuvo su amistad con el famoso pintor francés Paul Gauguin casi toda su vida. Cuando el francés llegó a Arles, en 1888, los amigos vivieron juntos durante dos meses. Esta interpretación de la unificación del propietario de la silla se suma a la obra "Silla de Vincent con pipa", pintada en la misma época. A través de estos lienzos, el artista deseaba transmitir el prototipo de él y de su amigo, la disimilitud de los dos personajes, mientras que el sillón y la silla en el centro de la habitación tenían el significado del centro del universo, por así decirlo.
Como dijo el propio maestro: "La silla es el mueble más esencial, el principal y el más doméstico. Al sentarse en una silla, todos los elementos de este objeto involucran cada parte del cuerpo humano.
Tanto la silla como el sillón son objetos inanimados, y el asiento humano es un símbolo de lo vivo. Deja una huella en el ámbito material. La propia idea de representar el "espacio vacío" ha surgido repetidamente en la imaginación del artista tras su enfermedad, cuando se dio cuenta de que no queda nada del ser humano después de la muerte.
Mientras que en el primer cuadro el artista representaba una silla con una vela apagada, aquí hay un triste y solitario sillón con un candelabro funerario.
Dos lienzos muestran la falta de motivos de una postura vital pronunciada. Después de todo, su único amigo ha fallecido, y con su partida todos los sueños e ideas de Van Gogh se han desmoronado. Al fin y al cabo, aparte de su amistad, el artista esperaba tener una larga y fructífera colaboración con Gauguin.
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En el lienzo se presenta una silla vacía, colocada en primer plano y ocupando gran parte del espacio visual. La silla, de madera con un respaldo curvado y apoyabrazos, exhibe un tono rojizo intenso que contrasta notablemente con los verdes predominantes del fondo y el asiento. El asiento, tapizado en verde, muestra una serie de objetos dispuestos sobre él: libros abiertos, un pequeño recipiente oscuro –posiblemente un tintero– y una vela consumida, casi extinta.
La pincelada es gruesa y visible, creando una textura palpable que enfatiza la materialidad de los elementos representados. El suelo, cubierto por un patrón floral en tonos ocres y rojizos, aporta una sensación de calidez aunque algo desordenada. La luz, proveniente de una lámpara situada en la parte superior izquierda, ilumina tenuemente la escena, proyectando sombras marcadas que acentúan el volumen de la silla y los objetos sobre ella.
La ausencia de figuras humanas es significativa. La silla vacía sugiere soledad, abandono o quizás una reciente partida. Los libros abiertos y la vela apagada pueden interpretarse como símbolos del trabajo intelectual interrumpido, de ideas inconclusas o de un momento de reflexión personal. El recipiente oscuro añade un elemento de misterio, evocando posiblemente la noche o el paso del tiempo.
El verde intenso del fondo, aunque aparentemente neutro, podría aludir a la naturaleza y a la esperanza, contrastando con la sensación de quietud y melancolía que emana de la silla. La composición en su conjunto transmite una atmósfera íntima y contemplativa, invitando al espectador a reflexionar sobre el significado de los objetos abandonados y la ausencia humana implícita en la escena. Se percibe un fuerte componente simbólico relacionado con la memoria, la introspección y la fragilidad de la existencia.