Vincent van Gogh – The Haystacks
Ubicación: National Museum (Nationalmuseum), Stockholm.
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La obra presenta una escena rural dominada por un campo extenso y dorado, presumiblemente de trigo o heno recién segado. En primer plano, se distinguen varias figuras humanas dedicadas a labores agrícolas; parecen recolectores, inclinados sobre el suelo en actitud laboriosa. Sus formas son estilizadas, casi esquemáticas, envueltas en ropas oscuras que contrastan fuertemente con la luminosidad del campo.
El tratamiento de la luz es notable. No se trata de una iluminación uniforme, sino de pinceladas densas y texturizadas que sugieren el calor del sol y la vibración atmosférica. El cielo, aunque presente, no acapara la atención; su tonalidad azulada y las nubes dispersas sirven más como contrapunto al intenso amarillo-ocre del campo.
En segundo plano, se vislumbra un pequeño poblado con estructuras sencillas, probablemente casas de labranza. La perspectiva es poco convencional, casi aplanada, lo que acentúa la sensación de inmensidad del paisaje y la modestia de las construcciones humanas frente a la naturaleza.
La composición general sugiere una reflexión sobre el ciclo agrícola y la relación entre el hombre y la tierra. El esfuerzo físico representado por los recolectores se contrapone a la abundancia que ofrece el campo, creando un diálogo visual entre trabajo y recompensa. La paleta de colores cálidos evoca sensaciones de prosperidad, pero también puede interpretarse como una alusión a la fugacidad del tiempo y la naturaleza efímera de las cosechas.
La pincelada vigorosa y expresiva, con evidentes rastros de la mano del artista, confiere a la obra un carácter emocional intenso. No se busca una representación realista del paisaje, sino más bien transmitir una impresión subjetiva, una experiencia sensorial ligada al calor, el esfuerzo y la belleza rústica. La repetición de formas circulares en las figuras y los montones de heno podría simbolizar la continuidad del ciclo vital o la idea de comunidad y colaboración.