Vincent van Gogh – Plum tree in Bloom (after Hiroshige)
Ubicación: Van Gogh Museum, Amsterdam.
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Comentarios: 1 Ответы
Интересное, все-таки, влияние оказали на него японские гравюры.
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En esta obra, el espectador se enfrenta a una representación de un ciruelo en flor, dominando el primer plano y extendiéndose hacia un fondo difuso. El árbol, con sus ramas desnudas salpicadas de flores blancas, se alza sobre un terreno verde oscuro, posiblemente hierba o musgo, que sugiere humedad y fertilidad. La base del tronco es robusta y oscura, contrastando fuertemente con la delicadeza de las flores.
El cielo, o más bien el espacio aéreo circundante, está tratado en tonos rojizos intensos, casi incandescentes. Esta paleta cromática inusual para un paisaje evoca una atmósfera particular: podría interpretarse como un atardecer, pero también sugiere una carga emocional intensa, quizás melancolía o pasión. La pincelada es visible y expresiva, con trazos gruesos que definen tanto el tronco del árbol como las flores, otorgando a la imagen una textura palpable y una sensación de movimiento.
A los lados del cuadro se observan dos bandas verticales oscuras cubiertas de caracteres caligráficos en blanco. Estos elementos no parecen integrarse completamente en la composición occidental tradicional; más bien, funcionan como un marco exótico o como inscripciones que añaden una capa de significado cultural adicional. La presencia de estos caracteres sugiere una conexión con el arte oriental, posiblemente japonés, y podrían contener información sobre el tema representado o su contexto simbólico.
La pintura no se limita a ser una simple representación botánica. El ciruelo en flor, tradicionalmente asociado con la perseverancia y la belleza efímera, podría simbolizar la fragilidad de la vida y la importancia de apreciar los momentos presentes. La intensidad del color rojo, combinada con la caligrafía oriental, sugiere un diálogo entre culturas y una reflexión sobre la naturaleza transitoria de la existencia. El contraste entre el tronco oscuro y las flores blancas puede interpretarse como una metáfora de la lucha entre la adversidad y la esperanza, o entre la muerte y el renacimiento. La obra transmite una sensación de quietud contemplativa, invitando al espectador a reflexionar sobre su propia relación con la naturaleza y el paso del tiempo.