"Ajax" de Sófocles Traductor traducir
«Ajax» es una antigua tragedia ateniense de Sófocles. Se desconocen su fecha de producción, el festival en el que se presentó por primera vez y las otras tragedias representadas junto con ella, pero se cree que se encuentra entre las obras anteriores de Sófocles, posiblemente del año 440 a.C. La narrativa vuelve a contar una historia de la mitología de la guerra de Troya sobre el suicidio del héroe Ayax y sus consecuencias, explorando los excesos, los reveses de fortuna y los vínculos sociales del héroe.
Esta guía de estudio hace referencia a la edición de Hackett Classics de 2007 que aparece en «Cuatro tragedias: Ajax, Mujeres de Traquis, Electra, Filoctetes» traducida por Peter Meineck y Paul Woodruff. Ambientada durante el noveno año de la guerra de Troya, la obra comienza frente a la tienda de Ajax, que se encuentra en su interior. Cree que ha masacrado a sus compañeros griegos después de que le negaron el premio de las armas de Aquiles y se las entregó a Odiseo, pero Atenea lo engañó. Para salvar a los griegos, hizo que Ayax creyera que los rebaños del ejército eran su gente. Ella recita el monólogo inicial, dirigido a Odiseo, señalando que ella siempre vela por él, quien siempre busca su sabiduría y su mano guía. Atenea llama a Áyax a salir de su tienda para que Odiseo pueda ver su locura, y Odiseo siente lástima por su antiguo enemigo. Atenea instruye a Odiseo a recordar lo que ha visto, a no jactarse ante los dioses y a practicar la templanza. El Coro entra cantando los rumores que han oído sobre el Ajax. Tecmessa, la novia lanza de Ajax, entra y revela que los rumores son ciertos. Ajax ahora está tan angustiado que se niega a comer y beber. Al subir al escenario, le pide al coro que lo mate. Tecmessa y el Coro instan a Áyax a que entre en razón y deje atrás el pasado, pero él sólo puede pensar en vengarse de Agamenón y Menelao. Regresar a casa con su padre tan deshonrado es impensable para el Ajax. Tecmessa le recuerda que el destino puede ser cruel. Ella fue una vez una mujer noble y ahora es su esclava, luego le recuerda su responsabilidad hacia ella y su hijo, Eurisaces, a quien teme será esclavizado sin su protección. Áyax pide que le traigan a Eurisaces, le da su escudo al niño y le dice que su medio hermano, Teucro, protegerá al niño y lo llevará con los padres de Áyax. Le entrega el niño a Tecmessa y le ordena que no llore. Ella le ruega que no la traicione, pero él la ignora. El coro canta sobre las desastrosas consecuencias que seguirán a la muerte de Ajax para todos los asociados con él. Áyax regresa con Tecmessa, afirmando que sus palabras han ablandado su corazón, y la envía a consolar a sus camaradas con esta noticia. El Coro celebra cantando. Llega un mensajero para informar que los griegos están amenazando a Teucro, quien ha emitido órdenes estrictas de que no se deje solo a Áyax, siguiendo una profecía de Calcante de que es la única forma de mantener a Áyax a salvo. Al escuchar al mensajero, Tecmessa envía al Coro a buscar a Ajax. Después de que se dispersan, Ajax entra con su espada. Después de rezar a Zeus, Hermes, las Furias y Helios en su nombre y en el de sus supervivientes, Áyax cae sobre su espada y es sacado del escenario. Tecmessa y el coro se reúnen nuevamente en el escenario, y Tecmessa revela que Ajax ha sido encontrado muerto. El Coro canta que su inflexibilidad le ha llevado al cumplimiento de su destino. A Tecmessa le preocupa qué será de ella y de Eurisaces. El afligido Teucro llega para proteger a Eurisaces antes de que caiga en manos de los griegos. Teucro no anticipa ser bienvenido a casa ya que le falló a su hermano, aunque los planes de los dioses diseñaron la caída de su hermano. Menelao entra para ordenar que Ayax permanezca insepulto, ya que su intención era asesinar a los griegos. Teucro rechaza su autoridad, insistiendo en que enterrará a su hermano. La discusión se intensifica, en contra de los intentos del Coro de suavizar las cosas, hasta que Menelao se marcha, prometiendo usar la fuerza, si es necesario. El Coro insta a Teucro a enterrar rápidamente a Ayax. Entran Tecmessa y Eurisaces, y Teucro coloca al niño junto al cuerpo de su padre, en posición de suplicante, ordenándole que no suelte el cuerpo, luego se marcha para atender la tumba de Áyax. Después de que el Coro canta sobre sus problemas y su deseo de regresar a casa, Teucro regresa con Agamenón pisándole los talones y los dos discuten. Teucro acusa a Agamenón de haber deshonrado a un hombre que luchó incansablemente por él, y Agamenón responde que Teucro no es más que un esclavo. Ulises llega y debate con Agamenón a favor de permitir que se entierre a Áyax. A Agamenón le preocupa parecer débil ante los griegos. Odiseo responde que su preocupación es parecer justo; Sería contrario a las leyes de los dioses permitir que un guerrero valiente permaneciera insepulto. Agamenón cede, con la condición de que la decisión se atribuya a Odiseo, y luego se marcha. Odiseo se ofrece a ayudar a Teucro a realizar los ritos funerarios, pero él se niega por temor a no ofender a los muertos. Mientras Teucro y Eurysaces comienzan sus preparativos, el Coro canta sobre la imprevisibilidad del futuro.
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