El automatismo en el arte:
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En bellas artes, el término «automatismo» suele referirse a la técnica del dibujo inconsciente, en la que el artista deja que su mente inconsciente tome el control. Popularizado en el siglo XX por artistas surrealistas que buscaban liberar el poder creativo del inconsciente en el arte, el dibujo y la pintura automáticos se consideraban la única forma de liberarse de las limitaciones culturales, intelectuales e históricas y dar rienda suelta a la creatividad subyacente supuestamente arraigada en lo más profundo de la personalidad del artista.

Para los artistas surrealistas, el dibujo y la pintura automáticos representaban una forma superior y más noble de comportamiento, una actitud no muy diferente de la expresada por los seguidores del arte outsider, que consideraban la cultura y la educación como una especie de camisa de fuerza creativa. Además del surrealismo, el dadaísmo, el estilo gestual del Action Painting y el grupo de artistas canadienses de finales de la década de 1940 conocido como Les Automatistes son otros movimientos en los que el automatismo desempeñó un papel importante. Probablemente los artistas más famosos asociados al uso del automatismo sean Salvador Dalí (1904-1989) y Jackson Pollock (1912-1956). Desde la década de 1930, el automatismo forma parte del repertorio técnico del arte actual, tanto moderno como posmoderno .

Orígenes e historia del automatismo en el arte

Aunque el automatismo se asocia con los artistas modernos del siglo XX, las formas rudimentarias se originaron en el siglo XVIII, como los dibujos de manchas «aleatorias» del acuarelista Alexander Cozens (1717-1786), que enseñaba dibujo y desarrolló un método que permitía crear dibujos de paisajes a partir de manchas abstractas sobre papel.

Otro pionero fue el excéntrico pintor y grabador inglés William Blake (1757-1827), que afirmaba que algunas de sus ilustraciones estaban guiadas por el espíritu de su hermano pequeño, fallecido en la adolescencia a causa de la tisis. Otra autómata interesante fue Madge Gill (1882-1961), que en 1919, tras varios acontecimientos traumáticos, empezó a producir un gran número de dibujos a pluma y tinta mientras estaba en trance. Éstos iban desde pequeños dibujos de unos pocos centímetros de diámetro hasta enormes creaciones de hasta 6 metros de diámetro. Afirmaba que su mano estaba controlada por su espíritu guía llamado Myrninerest .

El artista y ocultista inglés Austin Spar (1886-1956), contemporáneo de Gill, también afirmaba ser guiado por el subconsciente y se hizo famoso por su escritura automática, sus dibujos y sus símbolos ocultos basados en su teoría de la relación entre el consciente y el inconsciente «I». Además, en los dos últimos siglos han surgido muchos artistas que crearon pinturas e ilustraciones subconscientes bajo la influencia de las drogas. Entre ellos se encuentran los artistas que trabajaron en el infame estudio de Andy Warhol (1928-1987) en Nueva York, conocido como la «Factory».

El automatismo en el movimiento surrealista

La matanza y la carnicería de la Primera Guerra Mundial provocaron una crisis de confianza en la moral burguesa. En el arte, por ejemplo, esto dio lugar al movimiento antiarte conocido como Dadá, cuya estética nihilista acabó provocando su propia desaparición. La mayoría de los dadaístas se reagruparon en 1924 para lanzar el movimiento Surrealismo . Bajo la atenta mirada de su teórico André Breton (1896-1966), los artistas surrealistas pretendían crear un tipo de imagen totalmente nuevo que no tuviera nada que ver con los valores burgueses «del establishment», que consideraban reaccionarios, falsos y extremadamente limitados.

La única forma de liberarse de cualquier posible conexión cultural o educativa con el «viejo orden» era suprimir sus pensamientos conscientes y utilizar el poder creativo de su mente inconsciente, normalmente a través de imágenes automáticas o generadas al azar, aunque también se recurría a la hipnosis, los sueños y las alucinaciones.

Aunque alejado de cualquier forma de arte académico, el Surrealismo desencadenó un estallido de creatividad y se extendió rápidamente por Europa, convirtiéndose en el estilo dominante del arte moderno en los años de entreguerras. Sus imágenes, a menudo extrañas y absurdas, cautivaron tanto a los críticos de arte como al público. Sin embargo, a pesar de la afirmación de Breton de que el surrealismo era «automatismo psíquico en su forma más pura», en última instancia sólo un pequeño porcentaje de las obras surrealistas fueron creadas mediante el automatismo. Además, cabe señalar que los automatismos utilizados por los artistas surrealistas no eran completamente inconscientes. Así, su dibujo automático no era 100% automático, sino que también incluía cierto grado de intervención consciente para hacer la imagen más realista o aceptable.

Técnicas del automatismo

El automatismo en bellas artes puede ser el resultado de cualquier técnica que elimine el control consciente sobre el proceso artístico y lo sustituya por el azar (como en las técnicas de frottage, grattage y decalcomanía), movimientos inconscientes (inducidos por sueños, hipnosis, drogas, etc.). La mayoría de estas técnicas fueron iniciadas o desarrolladas por artistas surrealistas, aunque (como se ha descrito anteriormente) el dibujo automático (en el que la mano hace marcas aleatorias en el papel) ha sido practicado por médiums y practicantes de las artes psíquicas durante siglos.

Artistas famosos que han utilizado el automatismo

Salvador Dalí (1904-1989)
Utilizó imágenes derivadas de sus sueños y fantasías, una técnica que denominó «paranoia crítica». Entre sus insólitas pinturas se encuentra la inolvidable «Construcción blanda con judías hervidas: Premonición de la Guerra Civil» (1936, Museo de Arte de Filadelfia).

Max Ernst (1891-1976)
Aunque fascinado por la hipnosis en los sueños, Ernst también desarrolló varias técnicas de automatismo. Entre ellas se incluye el frottage, en el que se coloca papel sobre una superficie texturizada y se frota con un lápiz u otro instrumento de dibujo. También fue pionero en la decalcomanía, técnica que consiste en crear imágenes empujando pintura entre dos superficies.

André Masson (1896-1987)
Traumatizado psicológicamente por sus experiencias en tiempos de guerra, Masson fue pionero «del dibujo automático». También introdujo la aleatoriedad en su arte esparciendo arena sobre lienzos previamente embadurnados con cola al azar. Luego, a gran velocidad, cubría el lienzo con pintura, imprimiendo estos patrones aleatorios de arena y cola en patrones de pincelada y color.

Juan Miró (1893-1983)
Surrealista español, conocido por sus «pinturas automáticas» y formas aleatorias, como «Nacimiento del mundo» (1925, Museo de Arte Moderno de Nueva York).

Francis Bacon (1909-1992)
Conocido por sus impactantes imágenes surrealistas, Bacon no era reacio a recibir ayuda artística de una botella. Admitió, por ejemplo, que su primera gran obra, Triptych «Three Sketches of Figures at the Base of the Crucifixion» (1944, Tate Britain, Londres), fue pintada bajo los efectos del alcohol.

Pintura de acción

A mediados de la década de 1940 Jackson Pollock (1912-1956), líder de la Escuela de Nueva York, desarrolló un método Action Painting muy enérgico, similar al trance, en el que goteaba y vertía pintura sobre un lienzo horizontal. Influidos por el Surrealismo, Pollock y otros artistas utilizaron esta técnica para promover la importancia del existencialismo en el arte, en el que «la existencia precede a la esencia». Así, los cuadros de Jackson Pollock, en lugar de pintarse según un plan definido, surgen a través del proceso del dibujo. En Europa, un método similar se manifestó en forma de Taschism .

«Les Automatistes»

Entre 1946 y 1951, un grupo radical de artistas surrealistas francocanadienses conocidos como Les Automatistes empezaron a pintar utilizando una técnica basada en la escritura automática. Con sede en Montreal (Quebec) y dirigido por Paul-Emile Borduas (1905-1960), cuyo estilo gestual «allover» era similar al de Pollock, el grupo incluía a Jean-Paul Riopelle (1923-2002), así como a Marcel Barbeau, Roger Fautot, Pierre Gauvreau, Fernand Leduc y Jean-Paul Mousseau. El grupo causó indignación al publicar un manifiesto en 1948 «Refus Global» (Negación Total), que atacaba muchos aspectos de la cultura canadiense, en particular la iglesia.