Portrait of Princess Yelizaveta Saltykova (Elizaveta Saltikova) Karl Pavlovich Bryullov (1799-1852)
Karl Pavlovich Bryullov – Portrait of Princess Yelizaveta Saltykova (Elizaveta Saltikova)
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Pintor: Karl Pavlovich Bryullov
Al pintar retratos, Bryullov siempre se guió por su sutil capacidad para adivinar y captar la naturaleza humana. A pesar de la pomposa decoración de la finca de la duquesa, el cuadro se distingue por un grado supremo de conmoción y lirismo. Nos fijamos en los suaves rasgos del rostro de la noble dama: la alta frente noble, la piel luminosa y translúcida, la mirada ligeramente cansada y reflexiva de sus penetrantes ojos grises.
Descripción del cuadro de Karl Bryullov "Retrato de la princesa Saltykova"
Al pintar retratos, Bryullov siempre se guió por su sutil capacidad para adivinar y captar la naturaleza humana. A pesar de la pomposa decoración de la finca de la duquesa, el cuadro se distingue por un grado supremo de conmoción y lirismo.
Nos fijamos en los suaves rasgos del rostro de la noble dama: la alta frente noble, la piel luminosa y translúcida, la mirada ligeramente cansada y reflexiva de sus penetrantes ojos grises. El artista ha conseguido transmitir con maestría tejidos suaves y fluidos. Parece que estamos a punto de escuchar el crujido fresco de un vestido de seda, tan precisamente pintado en sus suaves pliegues.
Bryullov amaba y sabía cómo añadir el rojo a la paleta. El respaldo de terciopelo de la silla y la capa escarlata que ciñe bellamente la esbelta cintura de la princesa crean un vivo contraste con los fríos tonos plateados y azules del lujoso vestido. Este acento brillante añade la festividad que siempre es un atributo necesario de un retrato ceremonial.
En su mano, adornada con anillos de herencia, descansa un exquisito abanico de plumas de pavo real. Debajo de los pies de la bella hay una exótica piel de gato salvaje. En el fondo, un lánguido crepúsculo crea un fondo armonioso para el cuadro.
El artista consigue transmitir de forma sorprendente la imagen de la feminidad mansa, la suavidad y el poetismo a través de la rica decoración del interior y la deslumbrante paleta. No hay rigidez ni altanería de la alta sociedad, sino sensualidad, elegancia y una composición perfecta. La princesa es un bastión de la virtud y el discernimiento suave como una verdadera fuerza de la mujer.
La obra presenta muchos rasgos del estilo romántico: la exaltación de la moral y de los mejores motivos de la naturaleza humana, el juego expresivo de luces y sombras, el énfasis en la estética y el esfuerzo por transformar el retrato en un verdadero espejo del alma del héroe lírico.
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Comentarios: 3 Ответы
Прекрасная картина!!!
красиво
Уважаемые знатоки. Что за предмет из павлиньих перьев в руках у светлейшей княгини и каково его назначение?
No se puede comentar Por qué?
En este óleo, se observa a una mujer sentada en un sillón de color carmesí intenso. La figura principal ocupa la mayor parte del espacio pictórico, con una pose que sugiere tranquilidad y cierta altivez. Viste un vestido de seda pálida, de corte imperio, con detalles delicados de encaje en el escote y las mangas. El atuendo, aunque elegante, no resulta ostentoso; se percibe más como una expresión de refinamiento personal que como una exhibición de riqueza.
La mujer sostiene un abanico cerrado en sus manos, cuyo mango parece ser de marfil o hueso tallado. A sus pies, yace la piel de un felino – probablemente un leopardo o jaguar–, extendida sobre el suelo. Este elemento introduce una nota de exotismo y poder, evocando la caza y el dominio sobre la naturaleza.
El fondo del retrato está compuesto por elementos vegetales exuberantes: grandes hojas de palmera y otras plantas tropicales que sugieren un invernadero o jardín interior. La luz natural ilumina la escena desde la izquierda, creando contrastes suaves y resaltando los volúmenes de la figura y las texturas de las telas y el pelaje.
La mirada de la mujer es directa al espectador, pero carece de calidez; se percibe una cierta distancia emocional, incluso frialdad. Su expresión facial es serena, casi estoica, lo que contribuye a crear una atmósfera de reserva y misterio. La paleta cromática es sobria, dominada por tonos pastel y colores terrosos, con acentos en el rojo del sillón y el verde intenso de la vegetación.
La presencia de la piel animal, combinada con el entorno exótico y la actitud distante de la retratada, sugiere una figura de alta alcurnia acostumbrada al lujo y a los privilegios. El abanico, un accesorio común en las representaciones de mujeres aristocráticas, refuerza esta idea de estatus social elevado. Sin embargo, la falta de adornos excesivos y la expresión contenida de la mujer sugieren una personalidad compleja, quizás marcada por el aislamiento o la melancolía. La composición general transmite una sensación de introspección y control, invitando al espectador a reflexionar sobre la vida interior de la retratada y su posición en la sociedad.