Stanza della Segnatura: Ceiling – Adam and Eve Raphael (1483-1520)
Raphael – Stanza della Segnatura: Ceiling - Adam and Eve
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Pintor: Raphael
Ubicación: Vatican Museums (fresco) (Musei Vaticani (murales)), Vatican.
Fresco en el techo, mosaico. Dimensiones: 120 por 105 cm. Con fecha de 1509-1511. Situado en la Stanza della Señatura, Palacio Apostólico, Ciudad del Vaticano. Dicha estrofa -traducida del italiano como habitación- es el despacho del Papa, más conocido porque está pintado en las paredes y en el techo por uno de los mayores artistas renacentistas de la historia del mundo. En esta sala se encuentra la conocida obra del maestro, La escuela de Atenas. Las curvas características del cuadro se deben a la construcción curva de la bóveda y a su proximidad con otras obras.
Descripción del cuadro Adán y Eva de Rafael Santi
Fresco en el techo, mosaico. Dimensiones: 120 por 105 cm. Con fecha de 1509-1511. Situado en la Stanza della Señatura, Palacio Apostólico, Ciudad del Vaticano.
Dicha estrofa -traducida del italiano como habitación- es el despacho del Papa, más conocido porque está pintado en las paredes y en el techo por uno de los mayores artistas renacentistas de la historia del mundo. En esta sala se encuentra la conocida obra del maestro, La escuela de Atenas.
Las curvas características del cuadro se deben a la construcción curva de la bóveda y a su proximidad con otras obras. La pintura sobre yeso húmedo se completa con un pequeño mosaico dorado que sustituye el fondo, pero que no priva a la obra de volumen y añade un lujo adicional, quizá excesivo.
El otro nombre de la creación, La Caída en el Pecado, corresponde a la base del tema, tomada de la tradición cristiana. La Biblia describe el acontecimiento cuando la mujer, persuadida por el diablo a probar el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, persuadió a su marido, el primer hombre, a probarlo. Escuchó, a pesar de que se le advirtió que esto podría llevar a la muerte. Como resultado, las personas fueron desterradas del Jardín del Edén, desfavorecidas por Dios y se convirtieron en mortales.
Se cree que Rafael tomó prestada la idea de esta misma imagen de la serpiente tentadora (medio niño) y las imágenes generales de Adán y Eva de la obra de otro destacado artista alemán contemporáneo, A. Durero. La plasticidad y las formas suaves de las figuras humanas se acentúan con la técnica del contrapposto, cuando las posiciones de las distintas partes del cuerpo (en este caso, las líneas de los hombros y las caderas, sobre todo las femeninas) son opuestas pero juntas forman una armonía. La exuberancia de la flora del Edén se expresa mediante el dibujo de numerosos árboles y hierbas que, como en la mayoría de los cuadros de la época, cubren parcialmente la desnudez de las personas. La cuidadosa elección del color, el brillo de la piel y las expresiones faciales confieren al fresco una calidad serena y sublime, entre las que la serpiente oscura resulta inquietante y presagia una desgracia cercana.
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En este fresco rectangular se observa una escena que representa a un hombre y una mujer desnudos en un jardín exuberante. El hombre, situado a la izquierda, exhibe una musculatura definida y una postura dinámica; su brazo derecho está extendido hacia la mujer, mientras que el izquierdo parece rechazar algo o alguien cercano al suelo. La mujer, ubicada a la derecha, se presenta con una figura más estilizada y un gesto de ofrecimiento o aceptación.
Entre ambos personajes, serpentea una criatura reptiliana, cuya cabeza se dirige hacia la mujer. El jardín circundante está poblado por follaje denso y árboles frondosos, creando un ambiente naturalista aunque idealizado. La luz incide sobre los cuerpos de las figuras principales, resaltando su anatomía y generando contrastes sutiles en el modelado volumétrico.
La composición sugiere una narrativa específica: la tentación. El gesto del hombre podría interpretarse como una advertencia o rechazo al peligro que representa la serpiente, mientras que la actitud de la mujer evoca curiosidad o incluso consentimiento ante la propuesta del reptil. La desnudez de los personajes no se presenta de forma obscena, sino más bien como un símbolo de inocencia y vulnerabilidad en un estado primordial.
La presencia de la serpiente, tradicionalmente asociada con el engaño y la pérdida de la gracia divina, introduce una dimensión simbólica profunda. El árbol bajo cuyas ramas se desarrolla la escena podría aludir al Árbol del Conocimiento, cuyo fruto prohibido desencadena la caída del hombre.
En conjunto, la pintura explora temas fundamentales como la naturaleza humana, el pecado original y las consecuencias de la desobediencia. La representación no es meramente descriptiva; más bien, se trata de una reflexión sobre la condición humana y su relación con lo divino, expresada a través de un lenguaje visual rico en simbolismo y alusiones narrativas.