The Madonna of Chancellor Rolin (detail) Jan van Eyck (1385/90-1441)

El fragmento pictórico presenta una composición dividida en tres planos principales, aunque con un fuerte énfasis en la relación entre el primero y el segundo. A la izquierda, se observa a un hombre de mediana edad, ataviado con ropas suntuosas de color rojo oscuro y un abrigo adornado con pieles. Su gesto es de reverencia; las palmas de sus manos están juntas en actitud orante, y su mirada se dirige hacia el espacio exterior. Bajo sus manos descansa un libro abierto, sugiriendo una conexión entre la devoción personal y el conocimiento escrito.
El plano central está dominado por una vista panorámica de una ciudad extensa que se extiende a lo largo de las márgenes de un río amplio. La arquitectura es detallada, con numerosas torres, edificios y puentes que atraviesan el agua. Dos figuras humanas, vestidas con ropas más modestas, se encuentran en primer plano del paisaje urbano, aparentemente absortas en una conversación o contemplación. La presencia de pavos reales en un jardín cercano añade un elemento decorativo y simbólico, tradicionalmente asociado a la nobleza y la riqueza.
El tercer plano, visible solo parcialmente, muestra fragmentos de una estructura arquitectónica y lo que parece ser parte del cuerpo de un niño pequeño.
Subyacentemente, la imagen sugiere una clara jerarquía social y espiritual. El hombre ricamente vestido se presenta como un benefactor o protector, posiblemente un mecenas, cuya devoción privada se manifiesta a través de su oración y su conexión con el espacio urbano que observa. La ciudad, meticulosamente representada, podría simbolizar su dominio terrenal y la prosperidad que ha logrado. Las figuras más humildes en el paisaje podrían representar al pueblo bajo su cuidado o ser destinatarios de su generosidad. La inclusión del libro abierto insinúa una legitimación intelectual de su posición social. La presencia de los ángeles, aunque parcial, introduce un elemento divino y refuerza la idea de que esta escena es más que una simple representación de poder terrenal; se trata de una invocación o reconocimiento de una autoridad superior. La perspectiva inusual, con el hombre en primer plano observando a través de lo que parece ser un balcón o galería, enfatiza su rol como espectador privilegiado y mediador entre el mundo terrenal y el celestial.