Madonna of the Pilgrims Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610)

Descripción del cuadro de Merisi da Caravaggio Madonna di Loreto (1604-1606)

El cuadro fue encargado por la aristocrática familia Cavaletti como retablo para la capilla de la iglesia familiar de Sant’Agostino en Roma. El cuadro fue pintado en dos etapas, con una pausa debido a un conflicto con un notario que se opuso a que la amante del maestro posara para la imagen de María. Después de algún tiempo, el artista volvió a su obra monumental y la completó.

En este lienzo, la Virgen María parece flotar en el cielo en medio del espacio del altar. El pintor se atreve a mostrarla bajo la apariencia de una campesina ordinaria en el momento de un encuentro conmovedor, humilde y de advertencia con dos peregrinos descalzos, ensuciados durante el largo viaje. No en vano el segundo título del cuadro es Nuestra Señora de los Peregrinos. El rostro de la Virgen está lleno de castidad sin límites y de ingenuidad. El Niño Jesús en brazos mira a los peregrinos con curiosidad y preocupación.

El maestro prestó gran atención a los detalles, haciendo hincapié en el gran tamaño del niño y en la representación de los pies ingrávidos de María. Sin embargo, para un personaje divino, su pose es muy coqueta e inmodesta. Va vestida con una prenda oscura: un chitón azul oscuro de seda y rematado con una chaqueta aterciopelada de color marrón oliva que oculta sus brazos, pero que deja al descubierto su cuello y parte del pecho de forma demasiado atrevida para un escenario bíblico.

Las imágenes de los peregrinos en el lienzo son puramente impactantes. El primer plano del cuadro muestra expresivas figuras de peregrinos equipados con largos bastones. Parecen campesinos ordinarios, a juzgar por su atuendo. Saludan al Niño y a su madre de rodillas, con las manos respetuosamente cruzadas en oración. Llama la atención el tocado sucio de la mujer y el hecho de que el artista destaque los pies sucios del joven plebeyo que ha recorrido el duro camino descalzo. Los pies casi llegan al borde de la lona.

Caravaggio expresó por primera vez en el lienzo la idea de la injusticia de la existencia en el orden terrestre, que ni siquiera las fuerzas divinas pueden cambiar. La "Virgen de Loreto" no interesó a los entendidos, que la encontraron inexpresiva, pero admiró al pueblo llano, elevando sus oraciones. La verdadera esencia del cuadro reside en la idea del autor de que la peregrinación es una metáfora de la vida mundana, así como en la importancia inmutable de la espiritualidad.