Portrait of Barbara Dürer Albrecht Dürer (1471-1528)
Albrecht Dürer – Portrait of Barbara Dürer
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Pintor: Albrecht Dürer
Ubicación: German National Museum (Germanisches Nationalmuseum), Nuremberg.
Qué buena y casi primitiva es la pintura de retrato medieval. Nada tan pretencioso, sólo caras serias normales, divertidas o un poco distorsionadas por la emoción. En este caso, la madre del artista, Barbara Dürer, está sentada frente a nosotros. Sobre la familia de la artista podemos decir que era la más numerosa: 18 hijos. Es cierto que sólo ocho sobrevivieron, pero para nuestros estándares, y esto es bastante.
Descripción del cuadro de Alberto Durero Barbara Dürer
Qué buena y casi primitiva es la pintura de retrato medieval. Nada tan pretencioso, sólo caras serias normales, divertidas o un poco distorsionadas por la emoción. En este caso, la madre del artista, Barbara Dürer, está sentada frente a nosotros.
Sobre la familia de la artista podemos decir que era la más numerosa: 18 hijos. Es cierto que sólo ocho sobrevivieron, pero para nuestros estándares, y esto es bastante. Sorprende el rostro tranquilo y amable de una mujer que ya no es joven, pero que sigue siendo muy atractiva. Su pelo está escondido detrás de un gran bonete, como debe ser una mujer alemana. No hay nada provocativo en su aspecto: una calma absoluta. Creo que era una bestia cuando era joven.
Pero no sólo es interesante este retrato, sino también lo que está pintado en el reverso. En el reverso hay un paisaje con un acantilado y un dragón. Por qué, al parecer. No está claro de inmediato. Pero si se piensa en ello, se puede llegar a la conclusión de que el hijo de Durero quería decir algo a sus descendientes. Tal vez había tentaciones en la mujer y podría haber engañado. La roca representa la familia y el dragón el adulterio. O tal vez el dragón pueda interpretarse así: el dragón representa la muerte y la roca representa la familia, en la que había niños... Pero entonces surge otra cuestión... Hay un cuadro del padre del artista, y también hay un boceto en la parte de atrás. Pero también un poco extraño: el escudo de armas de la familia Durero. ¿Y cómo se explica esto? Simplemente, la fidelidad, un símbolo de lealtad. Hasta aquí la historia de los padres, aunque llena de enigmas y malentendidos...
Pero Durero es conocido en todo el mundo no sólo por sus pinturas, sino también por sus gráficos. Sus gráficos son magníficos y suelen tratar temas bíblicos. Pero también había temas libres: paisajes, animales, plantas. Y todo es tan realista que uno se pregunta cómo de grande es su trabajo. Así que sus gráficos pueden considerarse casi mejores que los de Da Vinci y Rembrandt. También le apasionaba la geometría. Muchas de las fórmulas que derivó se siguen estudiando hoy en día.
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En este óleo, se presenta a una mujer de mediana edad, retratada de medio cuerpo y con la mirada dirigida ligeramente hacia el espectador. La composición es sobria; el fondo es un verde oscuro uniforme que no ofrece distracciones ni elementos contextuales.
La figura femenina viste un vestido rojo intenso, cuya textura parece sugerir una tela pesada y costosa. Sobre los hombros, lleva un velo blanco de forma cónica, cuidadosamente dispuesto para enmarcar su rostro. La blancura del tocado contrasta fuertemente con el color vibrante de la vestimenta, atrayendo la atención hacia la cara.
El autor ha prestado una notable atención al detalle en la representación de los rasgos faciales. Se observa un estudio minucioso de las líneas de expresión, especialmente alrededor de los ojos y la boca, lo que sugiere una intención de capturar no solo la apariencia física sino también el carácter o estado emocional de la retratada. La piel muestra signos del paso del tiempo; arrugas sutiles y una leve flacidez en el cuello indican que no se trata de una joven.
Las manos, parcialmente visibles, están juntas, posiblemente sosteniendo un objeto pequeño que queda fuera del campo visual. Esta omisión podría ser significativa, invitando a la especulación sobre su función o simbolismo.
La iluminación es suave y difusa, modelando el rostro y creando volúmenes sutiles. No obstante, no hay una fuente de luz clara identificable, lo que contribuye a un ambiente general de serenidad y recogimiento.
Subtextos potenciales:
El retrato parece alejarse de la idealización común en las representaciones femeninas de la época. La ausencia de adornos ostentosos o joyas, junto con el énfasis en los signos del envejecimiento, sugieren una valoración de la individualidad y la dignidad más allá de la belleza superficial.
La mirada directa de la mujer transmite una sensación de fortaleza y autoconciencia. Su expresión no es ni alegre ni triste; se percibe una mezcla de calma, introspección y quizás un ligero dejo de melancolía. La sobriedad del fondo y la vestimenta podrían indicar un estatus social elevado pero discreto, o bien una preferencia por la modestia y la sencillez.
La composición general, con su enfoque en el rostro y las manos, invita a una lectura psicológica; se busca revelar algo más profundo sobre la identidad y la vida interior de la retratada que simplemente su apariencia externa. La falta de contexto narrativo refuerza esta impresión, dejando al espectador la tarea de interpretar los posibles significados del retrato.