Genius of Art. 1817-1820 Karl Pavlovich Bryullov (1799-1852)
Karl Pavlovich Bryullov – Genius of Art. 1817-1820
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Pintor: Karl Pavlovich Bryullov
El famoso cuadro de Karl Bryullov, El genio del arte, fue la primera obra seria del autor y se convirtió en una verdadera obra maestra de la pintura rusa. El cuadro le llevó al autor más de 3 años (1817 - 1820), época en la que Briulov aún era estudiante en la Academia Imperial de Artes de San Petersburgo. Era uno de sus proyectos estudiantiles que cumplía todos los requisitos académicos. Cada detalle representado en el cuadro conlleva el profundo significado y la emoción que el genial artista ruso quería transmitir al espectador, y eso que sólo tenía 18 años cuando empezó esta obra. Como corresponde a un genio, está rodeado de objetos característicos como un compás, un libro, el capitel de una columna clásica, una lira, una corona de laurel y el martillo del escultor.
Descripción del cuadro El genio del arte de Karl Bryullov
El famoso cuadro de Karl Bryullov, El genio del arte, fue la primera obra seria del autor y se convirtió en una verdadera obra maestra de la pintura rusa. El cuadro le llevó al autor más de 3 años (1817 - 1820), época en la que Briulov aún era estudiante en la Academia Imperial de Artes de San Petersburgo. Era uno de sus proyectos estudiantiles que cumplía todos los requisitos académicos.
Cada detalle representado en el cuadro conlleva el profundo significado y la emoción que el genial artista ruso quería transmitir al espectador, y eso que sólo tenía 18 años cuando empezó esta obra.
Como corresponde a un genio, está rodeado de objetos característicos como un compás, un libro, el capitel de una columna clásica, una lira, una corona de laurel y el martillo del escultor. La cabeza de la escultura de Laocoonte añade una vívida emotividad al cuadro, que contrasta con la pose tranquila y despreocupada del joven, también, de este modo, Bryullov contrasta los caprichos del genio y los tormentos de la creación. El drapeado rojo brillante añade una cuota de erotismo antiguo y un vigor extraordinario al cuadro.
Las perfectas formas redondeadas del joven desnudo y animado, hablan de su deificación, y sus rasgos faciales de su impersonalidad. El joven de cuerpo soberbio, se presenta como el inspirador inmortal del arte. Sobre la cabeza del héroe se ve un tenue resplandor, que simboliza la iluminación o las musas, sin las cuales toda creatividad es inconcebible.
Para el pintor ruso, esta obra fue el punto de partida, el primer éxito serio en su arte, y un feliz boleto de entrada al mundo del alto arte. Después de este cuadro, el artista pasó a crear muchas obras maestras de la pintura mundial y se le considera, con razón, uno de los artistas rusos con más talento, que dejó un legado cultural no pequeño.
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La obra presenta una figura masculina desnuda, recostada sobre lo que parece ser un bloque de piedra o pedestal con elementos arquitectónicos clásicos. El personaje exhibe una musculatura definida y una postura relajada pero imponente; su mirada se dirige hacia el exterior del cuadro, sugiriendo contemplación o inspiración. Una corona de laurel en su cabeza y unas alas apenas esbozadas lo identifican como una entidad superior, posiblemente divina o alegórica.
El autor ha empleado un tratamiento detallado de la anatomía humana, recordando las esculturas griegas y romanas. La luz incide directamente sobre el cuerpo del personaje, resaltando sus volúmenes y creando contrastes con las zonas más oscuras del fondo. El color predominante es el ocre, con toques rojizos en los pliegues de la tela que cubre parcialmente el pedestal.
En primer plano, se observan diversos objetos relacionados con las artes: un pincel, una paleta con restos de pintura y lo que parece ser un cincel o herramienta similar. Estos elementos sugieren una conexión directa entre la figura representada y la creación artística. La presencia de una cabeza esculpida, posiblemente un león, añade un componente simbólico relacionado con el poder y la nobleza.
La composición general transmite una sensación de serenidad y grandeza. El pedestal sobre el que descansa el personaje lo eleva del plano terrenal, mientras que su mirada distante sugiere una búsqueda constante de ideas o formas perfectas. La obra podría interpretarse como una personificación del genio creativo, un ser inspirado capaz de trascender los límites de la realidad a través del arte.
La elección de elementos clásicos –la arquitectura, la musculatura idealizada, la corona de laurel– remite a las tradiciones artísticas de la antigüedad, estableciendo un vínculo entre el presente y el pasado glorioso. La figura no se muestra en plena acción creativa, sino en un estado de reposo contemplativo, lo que sugiere que el genio artístico requiere tanto esfuerzo como inspiración interior.