The Japanese Bridge (The Water-Lily Pond) Claude Oscar Monet (1840-1926)
Claude Oscar Monet – The Japanese Bridge (The Water-Lily Pond)
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Pintor: Claude Oscar Monet
El artista francés Claude Monet era muy aficionado a pintar un estanque con nenúfares, situado en su propio jardín en la localidad de Giverny. Pintó el estanque en diferentes momentos, desde diferentes ángulos y con diferentes luces. A veces tenía que trabajar en varias imágenes de su estanque en paralelo, ya que el sol se movía, todo cambiaba a su alrededor y el trabajo que había empezado tenía que ser abandonado por el siguiente. El cuadro consiste en un pequeño estanque cubierto de nenúfares, sobre el que hay un elegante puente verde de estilo japonés.
Descripción del cuadro de Claude Monet El puente japonés (estanque de nenúfares)
El artista francés Claude Monet era muy aficionado a pintar un estanque con nenúfares, situado en su propio jardín en la localidad de Giverny. Pintó el estanque en diferentes momentos, desde diferentes ángulos y con diferentes luces. A veces tenía que trabajar en varias imágenes de su estanque en paralelo, ya que el sol se movía, todo cambiaba a su alrededor y el trabajo que había empezado tenía que ser abandonado por el siguiente.
El cuadro consiste en un pequeño estanque cubierto de nenúfares, sobre el que hay un elegante puente verde de estilo japonés. El estanque está rodeado de una exuberante vegetación: muchos árboles crecen en el fondo, la glicina púrpura crece en las alas, las juncias sobresalen como flechas afiladas a los lados, los sauces llorones mueven sus largas ramas peludas. Y, por supuesto, en la superficie del estanque, que parece un espejo, crecen abundantes nenúfares.
Monet pintó el lienzo con pinceladas amplias y ásperas que crean el efecto de movimiento, como si estuviéramos observando un paisaje real con un estanque, en el que una ligera brisa eriza el verdor y arruga la superficie perfectamente lisa del agua. El artista no mezclaba los colores en la paleta, sino que lo hacía directamente sobre el lienzo.
Para transmitir plenamente los colores del paisaje, Monet utilizó un gran número de tonalidades de verde y azul, que fluyen suavemente entre sí. Los pétalos del lirio no son sólo blancos, sino que también tienen reflejos de color rosa, azul y púrpura. Las pinceladas de tonos amarillos permiten que el lienzo esté literalmente iluminado desde dentro por el brillo del sol.
El puente japonés no parece ajeno al telón de fondo de esta naturaleza vibrante y viva. La suavidad del estanque se refleja en el resplandor azul verdoso de su fondo. Los rayos del sol penetran a través de la densidad y la frondosidad de los árboles en la esquina superior derecha del cuadro, intensificando la impresión de un paisaje aéreo y dinámico.
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En esta obra, el espectador se encuentra ante una representación de un puente arqueado de madera, pintado en tonos verdosos y grises que sugieren su estructura y reflejo en el agua. El puente actúa como elemento central, conectando dos márgenes cubiertos por una densa vegetación. La paleta cromática es predominantemente verde, con variaciones que van desde tonalidades más claras hasta oscuras, creando una sensación de profundidad y humedad.
El agua, ocupando gran parte del lienzo, se presenta repleta de nenúfares rosados y blancos dispersos sobre un lecho vegetal exuberante. La pincelada es suelta y fragmentada, característica propia de la técnica impresionista, lo que otorga dinamismo a la superficie acuática y sugiere el movimiento de la luz sobre ella. Los reflejos del puente y la vegetación se difuminan en el agua, desdibujando los límites entre realidad y representación.
La composición carece de figuras humanas o elementos narrativos evidentes; sin embargo, la presencia del puente evoca ideas de transición, conexión y acceso a un espacio natural apartado. La densa vegetación circundante sugiere un jardín privado, un refugio íntimo alejado del bullicio urbano.
Se percibe una atmósfera serena y contemplativa, invitando al espectador a sumergirse en la belleza efímera de la naturaleza. El tratamiento de la luz y el color no busca reproducir fielmente la realidad, sino capturar las sensaciones y emociones que transmite el paisaje. La obra podría interpretarse como una reflexión sobre la fugacidad del tiempo y la importancia de apreciar los momentos presentes. Existe un claro interés en explorar la relación entre el hombre y su entorno natural, presentando este último como un espacio de paz y armonía.