Saint Cecilia with Saints Paul, John the Evangelist, Augustine, and Mary Magdalene Raphael (1483-1520)
Raphael – Saint Cecilia with Saints Paul, John the Evangelist, Augustine, and Mary Magdalene
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Pintor: Raphael
Ubicación: National Art Gallery (Pinacoteca nazionale Bologna), Bologna.
La increíble época del Renacimiento dio a la historia muchos escultores y artistas brillantes. Notablemente, los talentos de la época poseían precisamente el don versátil de la pintura, la escultura, la gráfica y, a veces, la arquitectura. El genio de Rafael más de 5 siglos admira las imágenes del hombre hermoso, la encarnación del concepto de belleza armoniosa de la vida. Los retratos y las composiciones de varias figuras se distinguen por su originalidad y revelan todo lo mejor y significativo que hay en la personalidad.
Descripción del cuadro de Rafael Santi "Santa Cecilia"
La increíble época del Renacimiento dio a la historia muchos escultores y artistas brillantes. Notablemente, los talentos de la época poseían precisamente el don versátil de la pintura, la escultura, la gráfica y, a veces, la arquitectura. El genio de Rafael más de 5 siglos admira las imágenes del hombre hermoso, la encarnación del concepto de belleza armoniosa de la vida.
Los retratos y las composiciones de varias figuras se distinguen por su originalidad y revelan todo lo mejor y significativo que hay en la personalidad. Su talento arquitectónico se refleja en la elegancia y la armonía de pensamiento que caracterizan sus mejores cuadros.
"Santa Cecilia" fue pintada por Rafael por encargo del cardenal Lorenzo Pucci para la capilla familiar de Bolonia. La composición pone en primer plano la figura de Caecilia, cuyo rostro espiritual se eleva hacia el cielo. Los seis ángeles cantores atraen la mirada por la notable expresividad de sus rostros y figuras. El artista consigue transmitir un momento de revelación, en el que la rígida Caecilia destaca frente a sus compañeras, cuya mirada se dirige a los asuntos mundanos.
El cuadro está pintado en cálidos tonos marrones dorados, donde sólo la figura monumental de San Pablo destaca con la mancha de color verde y crea un acento adicional en el conjunto de la composición. La armonía de las imágenes se consigue gracias a las líneas onduladas que crean corrientes entrelazadas. Son pliegues de ropa y contornos de figuras, contornos de límites celestiales con ángeles cantando. La totalidad y la plenitud del cuadro crean un mundo especial en el que uno quiere mirar, encontrando más y más detalles.
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En el lienzo se observa un grupo de cinco figuras centrales, dispuestas en una composición que sugiere solemnidad y recogimiento. Una mujer joven, vestida con una túnica dorada y un manto azul verdoso, ocupa el lugar preeminente, su mirada dirigida hacia arriba, posiblemente a una visión celestial representada por ángeles tocando instrumentos musicales en las nubes. En sus manos sostiene un instrumento de cuerda que parece ser una cítara o arpa pequeña.
A ambos lados de esta figura principal se sitúan dos hombres y dos mujeres. El hombre a la izquierda, con una vestimenta roja carmesí, presenta rasgos marcados y una expresión pensativa mientras sostiene un libro abierto; su postura sugiere erudición o autoridad. La mujer adyacente a él exhibe una delicada belleza y parece ofrecer apoyo o consuelo a la figura central.
El hombre a la derecha, con barba canosa y atuendo más sobrio, porta un objeto cilíndrico que podría ser un incensario o relicario; su rostro refleja devoción. La mujer junto a él, envuelta en ropas blancas, comparte una mirada de fervor similar a la figura central.
En el primer plano, se acumulan diversos objetos musicales: instrumentos rotos, partituras y otros elementos que sugieren un abandono del mundo terrenal o una renuncia a los placeres mundanos. Esta disposición podría simbolizar la superación de las vanidades terrenales en favor de una vida espiritual.
La paleta cromática es rica y cálida, con predominio de tonos dorados, rojos y azules. La luz incide sobre los rostros y vestimentas de las figuras principales, creando un efecto de relieve que enfatiza su importancia dentro de la composición.
El fondo oscuro contribuye a concentrar la atención del espectador en el grupo central, reforzando la atmósfera de introspección y misticismo. La presencia de los ángeles en las nubes sugiere una conexión directa con lo divino y un estado elevado de gracia espiritual. En conjunto, la pintura parece representar un momento de trascendencia religiosa o una alegoría sobre la fe, el sacrificio y la búsqueda de la perfección espiritual.