"Cómo se crean las emociones:
la vida secreta del cerebro" de Lisa Feldman Barrett Traductor traducir
«Cómo se crean las emociones: la vida secreta del cerebro» es un libro de 2017 de Lisa Feldman Barrett, neurocientífica y profesora estadounidense. Basándose en sus décadas de investigación sobre la función cerebral y las emociones, Barrett argumenta que las emociones no se sienten o perciben universalmente, sino que se construyen mediante los procesos de pensamiento predictivo del cerebro y se basan en experiencias previas, estímulos externos, funciones corporales y conceptos enseñados. Su argumento, que ella llama la "teoría de la emoción construida", refuta la visión clásica de la emoción, que sostiene que ciertas regiones del cerebro soportan reacciones emocionales específicas y son desencadenadas automáticamente por ciertos eventos y compartidas universalmente en todas las culturas. Barrett postula que nuestra comprensión de la emoción puede tener consecuencias morales y legales de gran alcance,
Esta guía hace referencia a la edición Kindle del libro. El libro comienza con una introducción que proporciona una breve historia de la ciencia de la emoción. Barrett enfatiza que durante un período de 2000 años, la interpretación de la emoción en la cultura occidental se ha mantenido relativamente sin cambios. Ella lamenta los conceptos erróneos comunes sobre las emociones, incluida la idea de que diferentes regiones del cerebro están dedicadas al pensamiento racional y las reacciones emocionales, y que están "incorporadas desde el nacimiento" y desencadenadas por eventos externos. El capítulo 1 refleja la investigación de años de duración de Barrett para identificar las "huellas dactilares" de las emociones en los seres humanos mediante el estudio de las expresiones faciales, las señales corporales y las imágenes del cerebro. Estos estudios no lograron identificar ninguna «huella digital» clara y universal en la cara, el cerebro o el cuerpo que correspondiera a ciertas emociones. El autor destaca que estos estudios demostraron la gran variedad de expresiones y reacciones físicas que pueden combinarse para crear un mismo sentimiento emocional en una persona. En el capítulo 2, Barrett argumenta que el cerebro construye emociones, a las que llama «conceptos de emoción», basándose en experiencias pasadas y circunstancias presentes. Ella ve a los humanos como constructores activos de sus propias emociones en lugar de reactores pasivos cuyas emociones les "suceden". Ella afirma que si bien todos los humanos comparten la capacidad de crear conceptos emocionales, la forma en que experimentan y perciben las emociones varía mucho según la genética, las experiencias personales y la socialización cultural. El Capítulo 3 analiza de manera crítica los estudios psicológicos que pretendían mostrar evidencia de una experiencia universal y una comprensión de la emoción. Barrett argumenta que muchos de estos estudios estaban sesgados hacia la visión clásica en el sentido de que proporcionaban respuestas de opción múltiple a los participantes, o no consideraban las muchas formas en que las palabras emocionales podrían traducirse de un idioma a otro. Ella ilustra su punto al invitar a considerar una foto en la que una mujer parece estar gritando de terror, y luego revela que, de hecho, estaba celebrando con alegría. Barrett, por lo tanto, muestra que percibir las emociones de los demás es altamente contextual, y ninguna evidencia confiable sugiere que las personas puedan identificar universalmente y con precisión los sentimientos de los demás. En el Capítulo 4, el autor explora cómo se originan los sentimientos e introduce la interocepción, la capacidad del cerebro para procesar estímulos externos e internos. La interocepción apoya la supervivencia, ya que nos ayuda a generar pensamiento predictivo sobre nuestras experiencias para que entendamos el significado de cada evento y podamos decidir cómo reaccionar. Además, la interocepción gestiona nuestros «presupuestos corporales», o la capacidad del cerebro para dirigir los nutrientes y las hormonas por todo el cuerpo según sea necesario. Barrett argumenta que nuestra red interoceptiva es crucial para crear conceptos emocionales, que construye el pensamiento predictivo. Ella afirma que los conceptos de emoción tampoco son siempre el resultado de estímulos externos, ya que nuestra red interoceptiva también puede asignar un significado emocional a las funciones corporales. Barrett usa el Capítulo 5 para discutir cómo el cerebro humano está conectado para categorizar la información y cómo usa este instinto para formar conceptos emocionales. Este proceso comienza durante la infancia y continúa durante la niñez, a medida que los cerebros de los niños catalogan diferentes sensaciones y experiencias en categorías de emociones con la ayuda de las palabras que aprenden de su cultura. Barrett argumenta que estos conceptos de emoción varían significativamente y dependen del contexto. En el capítulo 6, la autora amplía su discusión sobre los orígenes de las emociones explicando cómo funcionan las redes de control del cerebro junto con nuestras redes interoceptivas para generar cientos de pensamientos predictivos por segundo. Estas «cascadas de conceptos» incluyen emociones, que sentimos que se desencadenan automáticamente, ya que los humanos no son conscientes del trabajo predictivo del cerebro. En el Capítulo 7, Barrett vincula la emoción con la realidad social, cambiando su enfoque a la influencia de la cultura y el lenguaje en el desarrollo de conceptos emocionales. Ella argumenta que los cerebros humanos están conectados para la cultura social, lo que a su vez influye en el desarrollo del cerebro al ayudarnos a inventar y aplicar conceptos emocionales. Asociar determinadas palabras a sensaciones y comportamientos genera conceptos como «tristeza» y «alegría». Las culturas de todo el mundo enseñan una diversidad de conceptos emocionales, y Barrett argumenta que sin aprender las etiquetas y asociaciones de palabras, es difícil sentir y percibir los conceptos emocionales particulares de otra cultura que no existen en la propia sociedad. El Capítulo 8 examina los puntos de vista tradicionales de la naturaleza humana y critica la perspectiva esencialista sobre la emoción humana que ha fomentado el punto de vista clásico. Ella argumenta que muchos estudios asociaron erróneamente regiones del cerebro con funciones específicas y engañaron a las personas haciéndoles creer que sus cerebros son meramente reactivos en lugar de constructivos. Reitera la gran influencia de la sociedad en el desarrollo del cerebro y la percepción del mundo y de uno mismo, señalando que «se necesita más de un cerebro para crear una mente». En los capítulos 9 y 10, Barrett presenta su investigación y recomendaciones sobre el manejo de las reacciones emocionales y la salud mental. Ella enfatiza fuertemente la conexión entre las experiencias emocionales y la salud corporal, incluso argumentando que el dolor crónico y la enfermedad mental pueden ser causados por desequilibrios en el presupuesto corporal que desencadenan trastornos del estado de ánimo. Para fortalecer la salud mental y disfrutar de emociones positivas, Barrett recomienda una alimentación saludable, ejercicio frecuente, meditación, yoga y una mayor conciencia emocional y granularidad. El capítulo 11 pasa al análisis de Barrett sobre cómo se podría aplicar su investigación en neurociencia en el sistema legal, que, según ella, está contaminado por obsolescencia, pensamiento esencialista sobre el cerebro. Ella refuta la noción de que las personas son incapaces de controlar sus reacciones emocionales y argumenta que las defensas como los "crímenes pasionales" y las leyes de "mantenerse firme" no deberían permitirse. El autor dedica el Capítulo 12 a considerar si los animales sienten emociones. Ella concluye que si bien todos los animales deben experimentar el afecto, o la capacidad de registrar sentimientos agradables y desagradables, no cree que puedan formar conceptos emocionales debido a su falta de lenguaje. El libro concluye con el Capítulo 13, en el que Barrett resume los ingredientes necesarios para crear emoción y reitera que «el cerebro humano evolucionó, en el concepto de culturas humanas, para crear más de un tipo de mente».
No se puede comentar Por qué?