"Todo es una discusión" por Andrea A. Lunsford, John J. Ruszkiewicz Traductor traducir
«Todo es un argumento», escrito por Andrea A. Lunsford y John J. Ruszkiewicz, se publicó por primera vez como libro de texto en 2007. El texto examina la retórica tanto desde la perspectiva del lector como del hablante. Discute cómo desarrollar argumentos y cómo realizar un análisis retórico de los argumentos. Diseñado para cursos universitarios de retórica, este libro de texto también se usa en clases avanzadas de inglés en la escuela secundaria. Lunsford y Ruszkiewicz han escrito por separado varios otros textos sobre lenguaje, retórica y escritura. Ambos son autores y educadores; Lunsford también es presidente de la División de Escritura de la Asociación de Idiomas Modernos (MLA), mientras que Ruszkiewicz tiene una especialización adicional en filosofía.
Esta guía hace referencia a la séptima edición, publicada en 2016. El libro comienza con una introducción al análisis retórico que desglosa qué es un argumento, cómo funcionan los argumentos y apelan a la razón, y cómo los lectores pueden evaluar la eficacia y credibilidad de los argumentos. Los argumentos, que toman muchas formas, buscan convencer a una audiencia de su verdad y/o persuadir a la audiencia para que tome una acción en particular. Para lograr esto, los argumentos a menudo aprovechan las tres apelaciones a la razón articuladas por Aristóteles: ethos, pathos y logos. Ethos apela a la credibilidad y la confianza. Pathos apela a la emoción y logos apela a la lógica y la razón. Cuando el razonamiento es defectuoso, se llama falacia. Las falacias lógicas pueden deslegitimar un argumento. Mientras tanto, el análisis retórico es un examen de cómo un argumento mueve a su audiencia. Incluso el análisis retórico se convierte en un argumento propio, que requiere apoyo para sus afirmaciones. Quienes realicen un análisis retórico deben considerar el propósito, la audiencia, los atractivos, la disposición, los medios y el estilo del argumento. Luego, el texto pasa a discutir cómo escribir un argumento. Al hacerlo, los autores presentan varios tipos diferentes de argumentos, incluidos todos sus componentes. Lunsford y Ruszkiewicz se enfocan especialmente en el modelo de Toulmin, que incluye un reclamo, calificadores, apoyo, garantías y respaldo. Los autores enfatizan la necesidad de considerar perspectivas alternativas además de agregar calificativos, o limitaciones, para construir un argumento razonable y ético. Los autores presentan cinco tipos de argumentos: argumentos de hecho, argumentos de definición, valoraciones, argumentos causales y propuestas. Los argumentos de hecho establecen si algo es cierto, por lo general a partir de una cuestión de curiosidad. Los argumentos de definición determinan lo que algo es o no es en respuesta a una necesidad que surge de un hecho cotidiano. Las evaluaciones consideran los aspectos positivos y negativos de una cosa, mientras que un argumento causal determina las causas y los efectos. Las propuestas buscan el cambio, priorizando la acción de la audiencia. Cada uno de estos argumentos requiere reclamos, razones, garantías y evidencia. Al desarrollar argumentos, los oradores incorporan varios elementos estilísticos como dicción, sintaxis, lenguaje figurado y puntuación para manipular la atención de la audiencia y dramatizar las ideas. Después de detallar cómo estructurar y desarrollar argumentos, Lunsford y Ruszkiewicz pasan a discutir la presentación y el estilo. La retórica visual se refiere a los elementos vistos por la audiencia, incluidas imágenes, fuentes y formato. La retórica visual evoca respuestas emocionales, genera credibilidad a través de la atención al detalle en la presentación y respalda los logotipos al hacer que la información sea más comprensible. Los argumentos orales efectivos también consideran elementos como el ensayo y el uso intencional del lenguaje y las imágenes. Los argumentos multimedia juegan un papel destacado en la sociedad a medida que su prevalencia crece con la popularidad de Internet y las redes sociales. Estos argumentos pueden examinarse en función de sus creadores, distribuidores, medios, audiencias, contenido, propósito y diseño. La parte final del texto cubre la investigación y la documentación, prestando especial atención al tipo de argumentos académicos que suelen escribir los estudiantes universitarios. Los argumentos académicos son formales, se basan en investigaciones académicas y siguen una guía de formato y estilo. La investigación es fundamental, como evidencia relevante y apropiada fortalece las afirmaciones de un escritor, pero debe evaluarse minuciosamente antes de su uso. Al incorporar material de origen en un argumento, las citas adecuadas aseguran la integridad académica y contribuyen a la credibilidad del escritor.
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