Cómo la fotografía se convierte en el nuevo líder en inversiones artísticas Traductor traducir

LONDRES -- Los inversores ricos compran cada vez menos cuadros mientras sube el precio de las fotografías.

El Instituto de Arte de Chicago – una de las mejores galerías del mundo. Los visitantes acuden en masa a ver «Night Hawks» de Edward Hopper y «American Gothic» de Grant Wood, dos de las imágenes más reconocibles del arte contemporáneo estadounidense. Pero lo que dejó atónitos a los coleccionistas es que una fotografía de 1990 de visitantes del Instituto de Arte, obra de Thomas Struth, fue la que más recaudó en subasta el año pasado. Se vendió por 777.088 dólares. Y ni siquiera es la única impresión; Struth hizo 10.

En un reciente informe elaborado por la empresa de inversiones Coutts – sobre las recientes tendencias de la moda del arte: «Los maestros antiguos» han perdido el favor de los inversores, con una caída de precios del 40% desde su máximo hace una década. Las alfombras y tapices orientales están totalmente pasados de moda, y los precios han vuelto a su nivel de 2005. Incluso el auge de los coches clásicos se ha estancado, y los precios de los Ferrari bajaron un 10% el año pasado. Pero la fotografía se ha convertido en la nueva inversión de moda para los más ricos. Fotografías de Gilbert and George, Robert Mapplethorpe y Andreas Gursky superaron los 400.000 dólares en subasta en 2016.

Hasta ahora, la fotografía ha tenido un estatus ambivalente en el mundo del coleccionismo de arte, y por una buena razón: los coleccionistas escasean. Solo existe un ejemplar del cuadro «Nighthawks», mientras que Thomas Struth podría reproducir miles, si no millones, de copias de su imagen de los visitantes de una galería de Chicago.

Los fotógrafos limitan sus reproducciones a unas pocas imágenes firmadas. En la Photographers’ Gallery de Londres, la primera galería pública dedicada exclusivamente a la fotografía, Anthony Hartley afirma: «La percepción pública es que la oferta es infinita, pero ya no es así. Las ediciones tienden a ser limitadas, y de forma muy significativa. Sólo cinco o diez copias son auténticas, y el fotógrafo conserva los negativos. Todas las copias de una edición se hacen al mismo tiempo, por lo que los compradores saben que nunca se harán, digamos, otras 25».

Pero, ¿cómo se evita que las fotos se publiquen posteriormente con más ediciones? «Por regla general, es un mercado que se autorregula. Si un fotógrafo produce una nueva edición, simplemente se está disparando en el pie», – dice Hartley.

La procedencia es crucial. En Sotheby’s, el jefe de fotografía, Brandei Estes, dice: «Lo más importante es que tenga la firma o el sello del artista. Si no la tiene, olvídese de ella».

¿Qué debe comprar un coleccionista novato y cuánto le conviene pagar? Sotheby’s tiene fama de trabajar con multimillonarios, pero Estes afirma: «Empezamos con 3.000 libras, que suben a una media de 10.000-15.000 libras. En comparación con las subastas tradicionales, es un precio relativamente asequible».

La gama alta del mercado británico de la fotografía está dominada por lo que podría llamarse «fotografía decorativa»; en otras palabras, lo que queda bien en las paredes de las casas de los ricos. Esto a menudo significa fotografías de modelos, dice Estes. Por ejemplo, la primera impresión de Albert Watson de una joven Kate Moss, que se vendió por 25.000 dólares. «Peter Lindbergh, Helmut Newton y Michelle Kont – fotógrafos de moda que se venden bien. Son imágenes con las que puedes estar en contacto todos los días de tu vida. Cabe destacar que Watson vende otras fotografías tan buenas como las de Moss por un precio relativamente bajo. Tuvimos una preciosa de Christy Turlington que se vendió por 5.000 libras, que es barato comparado con Kate Moss. Creo firmemente que si se compran estas fotografías ahora, seguro que subirán de precio en el futuro». También señala que las fotografías de Nick Brandt sobre la vida salvaje son muy populares entre los coleccionistas.

En la Atlas Photography Gallery «de Londres» de fotografía contemporánea, Ben Burdett dice: «La fotografía es más relevante y comprensible para muchas personas que no son profesionales del arte, y los precios son mucho más bajos que comprando una obra comparable de un artista contemporáneo. Gran parte del arte contemporáneo está sobrevalorado y no es rentable para la inversión».

Encontrar fotógrafos jóvenes y nuevos que sean más asequibles es fundamental para el trabajo de una galería de fotógrafos, dice Hartley. «Son fotógrafos demasiado jóvenes para tener un mercado secundario. Nuestro reto – llevarlos a ese nivel. En el pasado, hemos presentado a fotógrafos que vendían imágenes por un par de cientos, pero que ahora se venden en grandes galerías por 10 veces más de lo que costaban al principio. Pero siempre advertimos sobre las inversiones. Nunca hay garantías. Siendo realistas, compra ante todo lo que te gusta».

Entre las más populares de la galería – obras de Eugenia Arbugaeva, que captan el realismo mágico de Siberia y las pictóricas imágenes de Tamas Dezso de los paisajes abandonados de la Europa del Este poscomunista. Sus obras cuestan a partir de 1.200 euros por una fotografía de 20x24 pulgadas de una edición de 10, con impresiones a gran escala estimadas en 6.500 euros.

Para la gran mayoría de la gente, la idea de desembolsar unos cuantos miles en fotografías – algo fuera del reino de la fantasía. Eamonn McCabe, antiguo redactor del Guardian y fotógrafo que acaba de presentar una serie de la BBC4 sobre la historia de la fotografía, se muestra ligeramente escéptico sobre el auge de la fotografía entre los coleccionistas. «Muchos fotógrafos muertos están volviendo a la vida. Pero no estoy seguro de que ocurra lo mismo con los vivos. Hay una añoranza de maestros como Man Ray e Irving Penn, un grito del alma por un oficio que se considera en peligro de extinción. Todo lo que hay – es un gran mercado para las fotos en blanco y negro y para la nostalgia».

«El otro día me encontré con David Bailey. Me dijo que últimamente no trabaja mucho, pero que el mercado del arte le ha descubierto».

La fotografía de noticias requiere costes relativamente bajos, incluso las imágenes del legendario fotógrafo de guerra Robert Capa, cofundador de Magnum, se venden por mucho menos de lo que se considera una impresión de moda estéticamente más agradable. «Como la gente conoce el trabajo del fotógrafo en el periódico, no lo ve como arte. La gente es reacia a pagar mucho» – dice McCabe.

Viendo el éxito de exposiciones itinerantes como los premios World Press Photo y el creciente apetito de las grandes galerías, podría parecer que los precios del fotoperiodismo están empezando a subir. Sophie Wright, directora global de cultura de Magnum, afirma que la Tate Modern ha sido decisiva para ampliar la presencia de la fotografía documental en el mercado del arte. Por su parte, el V&A (Victoria and Albert Museum), el primer gran museo en volcarse en la fotografía, abrirá un nuevo centro en otoño de 2018, que duplicará con creces su actual espacio expositivo.

Sin embargo, la mayoría de los conocedores reconocen que Nueva York y París están superando a Londres en el mercado mundial de la fotografía y, además, la demanda de Oriente Medio y Extremo Oriente está creciendo rápidamente. Magnum ha vendido recientemente un juego completo de fotografías de época de Werner Bischof, descrito como un «ensayo fotoperiodístico completo» al nuevo museo de cultura visual de Hong Kong, «M». Las fotografías documentan la afluencia de inmigrantes chinos a la ciudad en la década de 1950.

Magnum ha creado un club de coleccionistas donde los miembros se reúnen con fotógrafos emergentes y consagrados para compartir su pasión – aunque la afiliación cuesta 10.000 libras. Wright dice: «Se ha escrito mucho sobre la inversión en arte como fuente de rentabilidad garantizada en una economía turbulenta; sin embargo, deberías comprar lo que te gusta, ya que es probable que vivas con estos objetos durante bastante tiempo».

Patrick Collinson | theGuardian
Artículo original: « Cómo la fotografía se ha convertido en la nueva inversión de moda»