The Naked Maja Francisco Jose De Goya y Lucientes (1746-1828)
Francisco Jose De Goya y Lucientes – The Naked Maja
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Pintor: Francisco Jose De Goya y Lucientes
Ubicación: Prado, Madrid.
Entre los cuadros de Goya, el díptico "Maha vestida" y "Maha desnuda" son los que están cargados de mayor misterio. La leyenda dice que los cuadros representan a la misma mujer, la amante del artista, la duquesa de Alba. Sin embargo, todos sus descendientes se oponen a esta versión. Incluso se les invitó a abrir la cripta familiar para medir las proporciones de la duquesa fallecida y demostrar que no coinciden con las del retratado.
Descripción del cuadro Maha Nude de Francisco de Goya
Entre los cuadros de Goya, el díptico "Maha vestida" y "Maha desnuda" son los que están cargados de mayor misterio. La leyenda dice que los cuadros representan a la misma mujer, la amante del artista, la duquesa de Alba.
Sin embargo, todos sus descendientes se oponen a esta versión. Incluso se les invitó a abrir la cripta familiar para medir las proporciones de la duquesa fallecida y demostrar que no coinciden con las del retratado. Sin embargo, la cripta ya fue abierta por los soldados de Napoleón, que trataron los restos de forma poco respetuosa y se rompieron muchos huesos, por lo que la leyenda entre el pueblo sigue viva y no se ha podido refutar.
"Maha Naked" es prácticamente lo mismo que "Maha Clothed". El mismo sofá, los mismos cojines, la misma postura -manos detrás de la cabeza, piernas estiradas-, sólo que el estilo de escritura es diferente. "Maha Dressed" es más estricto y los colores son más claros y nítidos. La modelo tiene un aspecto alegre, su cintura se perfila con un cinturón rosa y los pantalones blancos combinan perfectamente con sus zapatos dorados. En cambio, "Naked Maha" está pintado de forma más suave.
Los colores son más tenues, las transiciones más suaves, no hay brillos molestos en la ropa: el cuerpo sobre las sábanas blancas parece ligero, con un ligero tinte de bronce. La mujer mira alegremente a la cámara, exhibiéndose tranquilamente, sólo que ahora hay una mirada socarrona en sus ojos. Se muestra tierna y seductora y todo el ambiente está cargado de sensualidad y amor. Es imposible pintar a la extraña sentada de esa manera: la pincelada parece seguir los movimientos de su mano, desplazándose por las suaves curvas de su cuerpo, deslizándose fácil y libremente.
Una de las personas que guardaba los cuadros antes de ponerlos en un museo hizo que "Macha vestida" cubriera a "Macha desnuda" para que, al pulsar una palanca especial, cambiaran de lugar.
Uno puede imaginarse el efecto que un cambio de atmósfera tan repentino tuvo en el espectador.
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En el lienzo se observa a una mujer recostada sobre un lecho cubierto con sábanas blancas y un dosel verde oscuro. La figura femenina presenta una postura relajada, casi indolente; su cuerpo desnudo descansa en diagonal, con la mirada dirigida directamente al espectador. El brazo derecho está flexionado sosteniendo la cabeza, mientras que el izquierdo se extiende a lo largo del cuerpo.
La iluminación es dramática y selectiva, concentrándose en la piel de la mujer, resaltando sus curvas y texturas. El fondo permanece sumido en una penumbra profunda, lo cual acentúa la sensación de intimidad y misterio. La paleta cromática se caracteriza por tonos cálidos en el cuerpo y fríos en los textiles y el entorno.
La representación no es idealizada; se aprecia un naturalismo considerable en la figura, con detalles anatómicos precisos que sugieren una observación directa del modelo. Sin embargo, la pose y la expresión de la mujer introducen elementos de ambigüedad. Su mirada desafiante y la sutil sonrisa podrían interpretarse como una invitación o, por el contrario, como un distanciamiento.
El contexto sugiere una exploración de la sensualidad femenina, pero también se percibe una tensión entre lo público y lo privado. La desnudez, aunque explícita, no resulta vulgar; más bien, se presenta como objeto de contemplación estética. El lecho lujoso y los textiles finos indican un cierto estatus social, mientras que el anonimato del modelo plantea interrogantes sobre su identidad y la naturaleza de su relación con quien encargó la obra. La pintura parece cuestionar las convenciones sociales de la época en torno al cuerpo femenino y la representación artística. Se intuye una reflexión sobre el deseo, el poder y la mirada masculina.