Goya y Lucientes, Francisco de – El aquelarre, o El Gran Cabrón Part 2 Prado Museum
Part 2 Prado Museum – Goya y Lucientes, Francisco de -- El aquelarre, o El Gran Cabrón
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La obra del gran y eminente genio no era originalmente un cuadro en el sentido habitual, sino un mural que adornaba una de las paredes de la casa del artista. Fue trasladada al lienzo casi medio siglo después de su creación de la mano de Salvador Cubells. La obra maestra forma parte de la serie "Pinturas sombrías", dedicada a imágenes oscuras, místicas y aterradoras. Y, efectivamente, la impresión del lienzo es muy viva.
Descripción de "Aquelarre" de Francisco de Goya
La obra del gran y eminente genio no era originalmente un cuadro en el sentido habitual, sino un mural que adornaba una de las paredes de la casa del artista. Fue trasladada al lienzo casi medio siglo después de su creación de la mano de Salvador Cubells.
La obra maestra forma parte de la serie "Pinturas sombrías", dedicada a imágenes oscuras, místicas y aterradoras. Y, efectivamente, la impresión del lienzo es muy viva. Puede que no lo entiendas ni te guste, pero es difícil permanecer indiferente. El lienzo mide 4 metros 38 centímetros de ancho y 1 metro 40 centímetros de alto. Los visitantes de la morada del artista quedaban a veces desconcertados y asombrados por la serie de motivos demoníacos.
La imagen principal y distintiva es la cabra negra, que incuestionablemente encarna al propio diablo. El protagonista tiene rasgos humanos. Lleva una capa oscura, sus ojos se vuelven hacia la multitud y evidentemente dice algo y gesticula. Esta deshumanización hace que la imagen sea aún más siniestra, y no parece efímera, sino muy real. Esto es realmente aterrador, porque no hay nada más aterrador que una mente humana esclavizada.
La multitud que se acerca al diablo es nada menos que una reunión de brujas, ese mismo aquelarre. Las brujas son representadas con rostros feos y distorsionados, en posturas inclinadas de adoración y sumisión. Sus ojos se fijan ansiosamente en Satanás, captan cada palabra y movimiento.
El cuadro utiliza colores oscuros y sombríos. Esta técnica consigue una atmósfera pesada, opresiva, casi asfixiante. No es de extrañar que la sociedad no apreciara la obra en su momento. Era inaceptable y salvaje.
Los críticos dicen que el uso de metáforas y símbolos por parte de Goya era inherente. Los conocedores de la historia y la cultura de España de la época afirman que el cuadro es una vívida sátira de la inercia de la opinión y el absurdo de la sociedad.
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La imagen tiene algo de esto: gente, barroco, hombre, smo, mujer, grupo, renacimiento, reclinable, dios, bebé, túnica.
Tal vez sea una pintura de un grupo de personas de pie delante de un hombre con un traje negro y una mujer con un vestido blanco delante de una multitud.