"Cartas a un joven maestro" de Jonathan Kozol Traductor traducir

Las «Cartas a un joven maestro» de Jonathan Kozol, publicadas originalmente en 2007, son una colección de cartas que contienen los consejos didácticos de Kozol para una nueva maestra de primer grado llamada Francesca. El formato de este libro está inspirado en las famosas «Cartas a un joven poeta» de Rainer Maria Rilke, que se ha convertido en un modelo de libros de consejos para jóvenes en diferentes profesiones y vocaciones. Aunque se han cambiado algunos elementos de identificación, las cartas del libro representan una correspondencia real que Kozol tuvo con un maestro de escuela primaria, una de las muchas correspondencias que el autor ha tenido a lo largo de su larga carrera.

Kozol, uno de los educadores progresistas más célebres de Estados Unidos, es un autor, educador y activista progresista ganador del Premio Nacional del Libro, que ha escrito docenas de libros principalmente sobre el sistema educativo estadounidense. Ha recibido dos becas Guggenheim, un premio Puffin/Nation a la ciudadanía creativa y el premio Deborah Meier Hero in Education del Centro Nacional para Pruebas Justas y Abiertas. Esta guía se referirá a la edición original de 2007 del libro. Cada capítulo de «Cartas a una joven maestra» es una carta de Jonathan Kozol a Francesca, una entusiasta nueva maestra de escuela primaria que se acercó a Kozol con una invitación para visitar su salón de clases. En su primera carta breve, Kozol describe su idea de lo que debe ser un buen maestro y explica que los niños tienen una simple necesidad de ser reconocidos. Acepta visitar la clase de Francesca y realiza varias visitas a lo largo de su correspondencia. Su segunda carta analiza las dificultades que Kozol enfrentó en sus primeros años de enseñanza en las Escuelas Públicas de Boston, incluido el trabajo en instalaciones inferiores y la dificultad de abrirse paso entre los niños engrosados ​​por las duras condiciones de la escuela. Kozol enfatiza la importancia de establecer química con la clase desde el principio y presenta la idea de que los maestros tienen la responsabilidad de ser honestos con sus alumnos. El tercer capítulo profundiza en una desconexión común entre los padres con hijos en las escuelas públicas del centro de la ciudad y los administradores escolares. A menudo, los directores condescendientes y la alta rotación del personal docente desalientan a los padres de tomar un papel activo en la escuela de sus hijos. lo que hace que las reuniones con cualquier maestro temporal y con exceso de trabajo parezcan inútiles. Kozol habla sobre la importancia de construir relaciones positivas con los padres de los estudiantes. La cuarta carta de Kozol saca a la luz la brecha generacional y racial entre los maestros veteranos de las escuelas públicas y los nuevos maestros; es más probable que los maestros establecidos sean afroamericanos, mientras que los nuevos maestros suelen ser jóvenes y blancos. Los docentes veteranos a menudo se sienten despreciados e irrespetados por los docentes jóvenes, quienes forman sus propias camarillas y tienen puntos de vista pedagógicos diferentes. El autor enfatiza que la experiencia de los maestros mayores es invaluable y recomienda que los nuevos maestros formen amistades con educadores veteranos y estén dispuestos a aprender de ellos. El quinto capítulo enfatiza la inocencia, la estupidez y la creatividad de los niños. El autor analiza la responsabilidad de un maestro de respetar, apreciar y proteger estos hermosos aspectos de la vida de sus jóvenes estudiantes. Kozol explica que alentar a los niños a que se expresen lo más completamente posible con sus propias palabras es más importante que tratar de corregir de inmediato los errores ortográficos y gramaticales. La carta número seis confronta la dura realidad de los estudiantes opositores que se niegan a cooperar en clase. Si bien los maestros pueden sentirse abrumados e inseguros sobre cómo ayudar a estos niños, Kozol espera que los maestros encuentren formas de crear avances significativos. Elogia la relación de Francesca con Dobie, un niño que se porta mal en su clase, quien gradualmente se abrió a Francesca a través de un proceso de construcción de confianza y comprensión mutua. La séptima carta de Kozol argumenta que la segregación y la desigualdad en el sistema escolar estadounidense han persistido hasta el siglo XXI y no desaparecieron después del movimiento por los derechos civiles de las décadas de 1950 y 1960. Critica los currículos y los administradores que predican la importancia de la diversidad y elogian el activismo de desegregación de hace décadas mientras ignoran la realidad que enfrentan los estudiantes hoy. Kozol apoya a los maestros que encuentran formas creativas y reflexivas de explicar verdades difíciles a los estudiantes. En el octavo capítulo, el autor critica a los expertos en educación que utilizan una jerga sin sentido en sus talleres y materiales. Kozol es fanático del lenguaje claro y preciso y no ve ningún valor educativo en el uso de terminología de nicho. La novena carta de Kozol abarca la naturaleza divertida y tonta de los niños; escribe que los buenos maestros se deleitan y comparten esta alegría sin preocuparse demasiado por irradiar profesionalismo todo el tiempo. Kozol rechaza las políticas educativas oficiales que reducen a los niños a futuros trabajadores y hacen de la enseñanza una ciencia, en lugar de permitir que los maestros infundan creatividad y personalidad en sus vocaciones. El Capítulo 10 aborda los problemas asociados con las pruebas obligatorias, incluida la cantidad desproporcionada de tiempo de enseñanza que se desperdicia en la preparación para las pruebas de alto riesgo y las consecuencias de gran alcance para los niños que no se desempeñan bien. Kozol denuncia el hecho de que las escuelas públicas deban perder tanto tiempo en las pruebas porque su financiación futura a menudo depende de los buenos resultados. La undécima carta de Kozol es un rechazo a la tendencia hacia la privatización en la educación estadounidense. Específicamente llama a los sistemas de vales que dan a los padres la opción de optar por no participar en las instituciones públicas a favor de las privadas. El autor explica que privatizar la educación es peligroso y aumenta las divisiones en la sociedad. El Capítulo 12 destaca la importancia de ser honesto con los niños, especialmente con respecto a temas difíciles, como las desigualdades en la financiación entre diferentes escuelas, y por qué algunos estudiantes experimentan más dificultades que otros. La carta 13 se centra en el papel que tienen las escuelas y los maestros en el mantenimiento de la inocencia de los niños, incluida la importancia de mantener un ambiente estéticamente agradable para los niños. Kozol aboga por la abolición de las escuelas intermedias y la creación de un sistema innovador en el que los estudiantes de secundaria actuales se convertirían en estudiantes de primaria mayores con responsabilidades adicionales. La carta final de Kozol reitera que los maestros deben actuar en nombre de sus alumnos y estar dispuestos a hablar en contra de las injusticias en sus propias escuelas. Kozol reconoce que las experiencias en las escuelas públicas pueden ser angustiosas para los estudiantes y los maestros, pero argumenta que las relaciones positivas que ha formado con los estudiantes, sus padres y sus abuelos le dan esperanza. Kozol anima a Francesca a celebrar los hermosos momentos fugaces que los niños traen al aula.