"Perelandra" de CS Lewis Traductor traducir

«Perelandra» es la segunda entrega de la serie de ciencia ficción «Space Trilogy» del autor CS Lewis. La novela de 1943 está precedida por «Fuera del planeta silencioso» (1938) y seguida por «Esa horrible fuerza» (1945).

Lewis es convocado por el filólogo Elwin Ransom a su casa en el país inglés. Allí, Lewis relata los acontecimientos del viaje de Ransom a Malacandra y teme esta visita. En el camino, se da cuenta de que olvidó su bolso en el tren. Cuando se acerca a la casa de Ransom, ve que todas las luces están apagadas. Entra y se encuentra en presencia de un poderoso «eldila», una entidad parecida a un ángel que sirve a Maleldil, una figura conocida en la Tierra como Jesucristo. Ransom entra y le explica a Lewis que emprenderá otro viaje, esta vez a Perelandra, o Venus. Le muestra a Lewis el barco con forma de ataúd en el que viajará y le da instrucciones de vigilar la casa y esperar su regreso con la ayuda de un amigo de confianza. Lewis acepta y conoce al «eldila», el Oyarsa de Malacandra, quien refuerza la importancia de este viaje. Ransom entra desnudo al ataúd y Lewis le venda los ojos antes de cerrar la tapa. Un año y medio después, Ransom regresa con el talón sangrando y habla vagamente de sus experiencias con varios amigos. Finalmente, le cuenta a Lewis toda la historia. Ransom viajó a Perelandra y, antes de aterrizar, se encontró volando sobre su superficie. La mayor parte del planeta está cubierta de agua, excepto una Tierra Fija con un pilar verde. Finalmente, Ransom encuentra una isla flotante y descansa. Allí descubre frutas increíbles que estimulan sus sentidos y burbujas de agua que lo refrescan. También conoce a un pequeño dragón que comienza a seguirlo. Más tarde, por la noche, ve otra de estas islas flotantes y una figura montada en un pez. Esta figura resulta ser una mujer e intentan comunicarse en Old Solar en el borde de la isla. Al día siguiente, Ransom se encuentra con ella en su isla y hablan sobre el planeta y cómo la mujer buscaba al Rey, en lugar de a Ransom. Ransom comienza a enseñarle sobre la Tierra, la muerte y la moralidad, aunque esto le resulta difícil ya que a veces ella parece desinteresada. Mientras pasan tiempo juntos, Ransom comienza a preguntarse si su propósito al estar en el planeta es enseñarle a esta mujer, la Reina, el conocimiento que Maleldil quiere que ella sepa. Ella lo lleva a la Tierra Fija, donde tiene prohibido vivir. Ven un barco aterrizar en el agua y un barco abandonar el barco. Encuentran el barco en la orilla y en él está Edward Weston, un físico y enemigo de Ransom. Weston saca un arma y obliga a Ransom a quedarse mientras la Reina se va antes del anochecer. Weston guarda el arma antes de tener una larga discusión con él sobre la naturaleza del universo y la Fuerza que lo guía todo. Está convencido de que no existen el bien y el mal y que sólo existe la Fuerza que hace avanzar las cosas. Después de esta discusión, parece sentir dolor. Se retuerce y se desploma. Ransom arroja su arma al mar. A la mañana siguiente, Ransom busca a la Reina y descubre que Weston ya la encontró. Weston ha adoptado una nueva actitud extraña y está intentando que la Reina acepte ir a la Tierra Fija. Sostiene que esto es lo que Maleldil realmente quiere, citando la historia de Adán y Eva como prueba de que este acto de desobediencia cumple con una obediencia mayor. Ransom intenta durante los siguientes días combatir las ideas de Weston, pero se da cuenta de que es difícil luchar contra las mentiras cuando solo puede decir la verdad. Weston se ha convertido en el Anti-Hombre y ya no necesita dormir, lo que lo hace aún más capaz de influir en la mujer. Ransom se desanima, pero finalmente se ve capaz de tomar represalias efectivas de vez en cuando. También descubre que Anti-Man está matando a los animales en Perelandra sin otro motivo que causarles dolor. Durante un momento de desánimo, Ransom siente la presencia de Maleldil y aprende más sobre su propósito. Decide matar al Anti-Man, aceptando la probabilidad de que muera en el intento. Cuando conoce al Anti-Man, descubre que sólo tiene la fuerza de Weston, un hombre de mediana edad. Luchan durante muchos asaltos, y cada uno sale magullado y ensangrentado. Ransom está imbuido de un odio puro hacia el ser maligno y esto le da más fuerza. El Anti-Man huye y monta un pez para escapar. Ransom lo sigue y lo persigue durante el día y la noche. Cuando lo alcanza, Weston aparentemente ha regresado a su cuerpo y le pide ayuda a Ransom. Viajan juntos por un tiempo, pero luego Un-Man toma el control nuevamente y saca a Ransom de su pez a medida que las olas crecen. Luchan de nuevo y finalmente llegan a tierra, y Ransom estrangula al Un-Man durante mucho tiempo hasta que está seguro de que está muerto. Mira a su alrededor y se da cuenta de que está en una cueva, a la que luego intenta encontrar una salida. Pasa las siguientes horas subiendo por la cueva hasta que encuentra una fuente de luz. Cuando llega a esta cámara superior, escucha un ruido detrás de él y se gira para encontrar al Anti-Man. Ransom se golpea la cabeza con una piedra. Continúa su viaje hasta llegar a un río, en el que cae. Lo lleva a un área abierta donde descansa por un largo tiempo. Cuando despierta, se da cuenta de que su talón todavía sangra por un mordisco que le dio el Anti-Man. Escribe un epitafio en la roca para Weston. Ransom abandona el área y encuentra un valle custodiado por una figura angelical con una espada de fuego. Consigue pasar y se encuentra con el Oyarsa de Malacandra y el Oyarsa de Perelandra en un gran campo. Están esperando al Rey y la Reina y adoptan varias formas antes de decidirse por una forma masculina y femenina. El Rey y la Reina llegan y se hacen cargo de Perelandra, y Oyarsa les cede su poder por igual. Explican cómo el Rey pudo escapar de la influencia del Anti-Man y cómo este resultado es parte de un plan más amplio para el sistema solar. Todos hablan del Gran Danza, del plan de Maleldil, y celebran esta victoria. El Rey y la Reina decretan que se hablará de Ransom a todos sus hijos como una parte importante de su existencia. Se despiden y lo colocan en otro barco parecido a un ataúd, esta vez cubriéndolo de flores antes de cerrar la tapa.