Igor Dryomin:
Exposición "Laberintos de significados" Traductor traducir

MOSCÚ. La exposición «Laberintos de significados» en la galería MustART presenta por primera vez al público ruso obras de Roland Delkol, uno de los artistas más destacados de nuestro tiempo, apologista del posmodernismo, innovador y experimentador intrépido.

Roland Delcolle nació en 1942 en Bruselas. De 1960 a 1963 estudió en la Universidad Libre de Bruselas, y de 1963 a 1971 en la Academia de Artes de St Gilles. Desde 1969, numerosas exposiciones individuales en Bélgica, Francia, Italia, Israel, Alemania y Estados Unidos le han dado fama y reconocimiento internacionales.

Los cuadros de Delkol son un ejemplo asombroso de lo interesante que es el resultado cuando se combinan dos factores en la biografía creativa del artista: una educación artística clásica del más alto nivel y un profundo conocimiento de los procesos históricos, la filosofía, la sociología y la historia del arte. Así, además del efecto puramente visual, el espectador tiene la oportunidad de enriquecer sus conocimientos, aceptar el reto e intentar resolver una especie de rompecabezas: a qué autor, a qué obra maestra nos remite el artista, qué fragmentos de cuadros comparte, a quién cita - ¿Botticelli? ¿Jordaens? ¿Tiziano? ¿Manet? ¿Chirico? ¿Picasso? ¿Magritte? ¿Delvaux?

La principal misión conceptual del artista es crear un nuevo espacio sociocultural en el que el pasado entre en diálogo activo con el presente y el futuro, abriendo así diversas vías de interacción entre múltiples variaciones de lugar, tiempo, personajes e imágenes arquetípicas y creando innumerables laberintos de significados.

En sus collages artísticos hiperrealistas, lo clásico se une a la vanguardia, el surrealismo al arte pop, el fauvismo a los ejemplos clásicos del Renacimiento. El mundo metafórico de sus cuadros se construye sobre el principio del juego de contextos culturales, por un lado, cuestionando el valor y la sublimidad del aura de reconocidas obras maestras del arte mundial de museo, donde la Venus de Botticelli resulta seducida por el personaje de dibujos animados Pinocho, y, por otro, – determinando nuevos límites y posibilidades de combinar lo incongruente, cambiando así nuestras percepciones de un campo cultural multinivel en el que vanguardia y kitsch no sólo coexisten, sino que son caras iguales de una misma moneda.