Stepan Razin Vasily Ivanovich Surikov (1848-1916)

Descripción del cuadro de Vasili Surikov "Stepan Razin".

La intención original del cuadro Stepan Razin era la legendaria historia romántica de aquel episodio de la vida del atamán rebelde cuando arroja a su amada, una princesa persa, por la borda en una ola embravecida.

La demostración de la victoria moral del líder y la preferencia de los intereses del ejército dirigido sobre los intereses personales ha fascinado a muchos grandes artistas y poetas. Pero Surikov rechazó esta idea tradicional, centrándose en el mundo interior del hombre, cuyos pensamientos abarcan problemas a una escala mucho mayor, incomparable con las tragedias personales de un individuo.

V. Stepan Razin, de Surikov, está lleno de espacio, aire y luz. El amanecer se asoma por el horizonte, arrojando una suave luz púrpura sobre la vasta extensión del cuadro. Un gran barco con una vela y cuatro pares de remos se precipita por el ancho río Volga. Los remeros, en posturas estresadas, con rostros concentrados, están totalmente inmersos en la acción que da impulso a la embarcación. En el momento en que los remos se levantan y la vela se esfuerza, haciendo que el barco parezca un enorme pájaro en vuelo. En el centro del cuadro, sobre el fondo de los remeros y la vela, está sentado el protagonista Stepan Razin inmerso en sus pensamientos.

Su exitoso viaje a la región del Caspio le ha reportado un gran botín, del que se alegran los cosacos sentados en primer plano. Uno de ellos inclina cansadamente la cabeza hacia el lado del barco, una copa de vino está en las manos de otro. Otros dos celebran la victoria. Y sólo el atamán, apoyado en una costosa silla de montar, medio tumbado, con la cabeza apoyada, mientras su rostro se congela en una expresión de seria contemplación.

El artista realizó bocetos para el cuadro en el Don y en Siberia. El aspecto del científico de Krasnoyarsk Ivan Timofeyevich Savenkov y su hijo Timofey fue tomado como prototipo para su retrato de Stepan Razin. Aunque los contemporáneos que conocían bien a Surikov, encontraron un marcado parecido en los rasgos del héroe con la apariencia del propio autor. Al menos, los pensamientos que atormentaban al artista, le parecían consonantes con los que recorrían la frente de su héroe.