Afanasy Efremovich Kulikov. Auto retrato. 1917 Traductor traducir

A partir del 8 de febrero, el Museo de Bellas Artes de Kaluga (calle Lenina, 104, exposición principal) acogerá una exposición de un cuadro “Afanasy Efremovich Kulikov. Auto retrato. 1917".

En 2024 se cumple el 140 aniversario del nacimiento del artista Afanasy Kulikov, originario de la región de Kaluga, considerado el creador del grabado popular soviético, que logró combinar orgánicamente las tradiciones populares y el estilo artístico individual.

Afanasy Efremovich Kulikov (1884-1949) - Artista ruso de la primera mitad del siglo XX, pintor, artista gráfico, monumentalista, artista de teatro, maestro de artes decorativas y aplicadas. Las obras de A. Kulikov se conservan en varios museos rusos y extranjeros. Los maestros modernos del arte popular todavía aprenden de los bocetos del artista de pinturas sobre objetos de artes decorativas y aplicadas.

Afanasy Kulikov nació en el pueblo de Isakovo cerca de Maloyaroslavets, provincia de Kaluga, en una familia de campesinos pobres. Una vez en Moscú, desde los 12 años trabajó como aprendiz en una fábrica de tejidos y en la tienda del comerciante Myasnikov. Al mismo tiempo, comenzó a aprender los conceptos básicos de la pintura de iconos: pasó más de cinco años como estudiante en un taller de pintura de iconos. Después de eso, estudió pintura de iglesias en una escuela de escalada, estudió en el estudio privado de A. Bolshakov y de 1906 a 1912 en la Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura de Moscú, donde sus maestros fueron artistas tan famosos como V. Serov., A. Korin, A. Vasnetsov, K. Korovin. A. Kulikov dejó la escuela sin título oficial, ya que por razones hoy desconocidas no ejerció el derecho a pintar un cuadro.

Un nuevo hito en la vida de A. Kulikov se produjo en 1917: el artista fue llamado al servicio militar en un regimiento de infantería, pero pronto, por decisión del Consejo de Diputados de los Soldados de Moscú, fue enviado a diseñar celebraciones revolucionarias. Y luego me llamaron para trabajar en la sección de arte del departamento cultural del Consejo de Diputados Soldados de Moscú. Ese mismo año, el artista participó por primera vez en la exposición de la asociación World of Art, mostrando cuatro de sus obras en estilo impreso popular.

En 1918 pintó trenes de propaganda en el Proletkult de Moscú y dos años después partió hacia Maloyaroslavets, donde anteriormente había construido una casa. Allí el maestro entró al servicio del Departamento Distrital de Educación Pública, y también trabajó como decorador y actor.

Desde 1921, A. Kulikov pintó paredes de calendarios y grabados populares para la Editorial Estatal, muchos de los cuales fueron adquiridos por el estado, y también produjo muestras de pintura para el Museo de Artesanía de Moscú. En 1924 recibió un diploma de segundo grado por pintar bandejas y medallas de oro y bronce en la exposición internacional de París por bocetos de artesanía. En 1926 participó por primera vez en la exposición de la Asociación de Artistas de la Rusia Revolucionaria. Desde la década de 1920: participante habitual en exposiciones de toda la Unión, miembro de las sociedades Zhar-Tsvet y SSKh.

En las décadas de 1930 y 1940. A. Kulikov trabajó fructíferamente en diferentes géneros: además de grabados populares y gráficos de libros, se dedicó a la pintura y la pintura, creó dioramas históricos. Un ejemplo sorprendente fue el diorama "La batalla en el puente Chongar" (parte del panorama "El asalto a Perekop"), por el que A. Kulikov recibió el Premio del Comité de Artes. Durante estos mismos años diseñó el pabellón de Moscú para la Exposición Agrícola de toda la Unión.

La exposición permanente del KMII incluye el famoso “Autorretrato” de A. Kulikov (1917), donde se representa a sí mismo en un estado de ánimo emocionalmente elevado con el telón de fondo de pinturas con grabados populares. Vemos con qué sinceridad brillan los ojos del artista debajo de sus gafas y con qué espontaneidad se transmite la amplia sonrisa del maestro, dejando al descubierto la hilera superior de dientes. Lleno de planes creativos y ganas de crear, el autor del cuadro mira hacia el futuro con esperanza y optimismo. La presentación de los hombros del modelo, firmemente empujada hacia el borde frontal del lienzo, la ubicación compositiva de la figura, que ocupa casi todo el campo de la imagen, parece decirle al espectador que lo principal aquí es la personalidad del artista. representado. Y ni siquiera los signos fisiológicos de una persona, aunque en el retrato se muestran con suficiente detalle y cuidado, sino el mensaje emocional, el estado de ánimo con el que el propio creador se presentó en la imagen.