#37959 Egon Schiele (1890-1918)

Descripción del cuadro "Familia" de Egon Schiele

"La familia" de Egon Schiele es uno de los cuadros más difíciles que ha pintado el autor. En 1918, Europa se vio afectada por una terrible enfermedad que se cobró la vida de más de diez millones de personas. La gripe española fue un horror para todos en Europa.

El artista se representó a sí mismo, a su esposa Edith Harms y a su hijo no nacido en el centro del cuadro. En contraste con el estilo de Schiele, que se caracteriza por las poses antinaturales que trascienden el cuadro, los personajes principales de este lienzo se representan muy tranquilos. Uno tiene la impresión de que el artista predijo el trágico giro de los acontecimientos que le esperaba: Edith, embarazada, murió de gripe española en el sexto mes de embarazo, y tres días después de la muerte de su esposa en el otro mundo se fue el propio Schille.

El hombre delgado de la parte superior de la imagen se sienta tranquilamente y mira directamente al centro de la imagen. Su expresión no es de preocupación ni de horror; parece que simplemente espera que ocurra algo. La piel del hombre está hecha predominantemente en amarillo y naranja, con muchos lugares acentuados con rojo. La mano izquierda del hombre se apoya en su pierna y la derecha se rasca el hombro. Debajo del protagonista, aparece una hermosa mujer desnuda. Su rostro tampoco expresa ninguna ansiedad: al contrario, parece bastante sereno y resignado. A diferencia de su marido, su piel es predominantemente rosa con motas de naranja. La postura en la que se sienta la mujer se asemeja en cierto modo a la del marido. A los pies de la madre se distingue un niño pequeño que mira hacia un lado. Agarra el cojín con sus pequeñas manos. El fondo está muy borroso, pero se puede adivinar que la familia está sentada en un sofá o simplemente en un montón de mantas y sábanas. El marrón oscuro, el rojo y el gris del fondo se diluyen con ligeros elementos verdes y azules.

La pesada pintura es una ilustración de la palabra "español". El maestro transmitió todo esto en la imagen: una persistente expectativa de lo inevitable, una resignación ante el dolor y la pérdida.