Watteau The Embarkation for Cythera, 1717, 129x194 cm, Louvr Jean-Antoine Watteau (1684-1721)

Descripción de un cuadro de Antoine Watteau Viaje a la isla de Kieferu

Watteau pintó esta magnífica composición como prueba de acceso a la Real Academia. Cada historiador del arte ha interpretado a su manera la alegoría de este viaje a la Isla del Amor. La obra pasó a formar parte de las colecciones de la Real Academia de Pintura y Escultura y la obra entró en el Museo Central de Artes de la República, el futuro Louvre, en 1793.

En la antigüedad, la isla de Cypher, situada en un archipiélago de islas griegas, se consideraba uno de los probables lugares de nacimiento de Afrodita, diosa del amor: la isla se convirtió en un lugar sagrado dedicado a Afrodita y al Amor. Posiblemente inspirado en algunas óperas del siglo XVII, este cuadro muestra la ruta de amor de la pareja hacia la isla del Amor. El cuadro representa a la pareja dispersa por la colina de la isla, ansiosa por volver al barco que les llevará a casa. . La joven se da la vuelta y mira con pesar su lugar de felicidad. Básicamente, los personajes son enviados a bordo de un hermoso barco que rebosa de amor.

El cuadro tiene una construcción muy romántica, movimientos sutiles de grupos de personajes, toques vibrantes de hermosas flores. Pero uno de los elementos más innovadores de este cuadro es, sin duda, el paisaje brumoso y misterioso del fondo, marcado por la influencia tanto de los paisajes de Rubens como de los de Leonardo da Vinci.

Primero vemos a un grupo de personas encabezadas por una mujer joven y su amante. La ropa del hombre lleva bordado un corazón atravesado por una flecha, elegante insignia del viaje que desea emprender. La mujer se enfrenta a él con una indiferencia que puede ser fingida. El bastón del peregrino sigue en el suelo, a la izquierda del grupo.

Hay otra pareja en la que el hombre echa una mano a su amada para ayudarla a levantarse. Otro hombre toma a su mujer por la cintura para sostenerla. Ahora los amantes bajan a la playa y, riendo, se dirigen al barco. Mientras lo hacen, las mujeres se aferran fuertemente a sus hombres.

Finalmente, los peregrinos conducen a sus amigos a la góndola, que arrastra su quimera dorada, sus guirnaldas de flores y sus pañuelos de seda roja sobre el agua. Apoyados en sus remos, los barqueros están listos para usarlos. Y, ya con la brisa, los revoloteos de los pequeños Cupidos conducen a los viajeros a la isla azul que aparece en el horizonte.

El amor y la ternura impregnan el cuadro, una atmósfera de felicidad universal. La isla poco llamativa representada por el artista parece un paraíso rodeado de parejas enamoradas. Crean la atmósfera del cuadro. Sin embargo, el cielo azul, que fluye suavemente hacia el mar, y las colinas en relieve son un elemento importante.