Bellini y Mantegna Traductor traducir

En el norte de Italia a mediados del siglo XV, un adolescente pintó pinturas que eran notablemente diferentes de las que eran familiares en esos días. Andrea Mantegna, hijo de un carpintero de Padua con un apetito insaciable por el arte clásico y su propia opinión sobre cómo debería ser, buscó crear una visión del mundo antiguo que se sintiera sin precedentes real e inmediato. Poco a poco se hizo más rico y más famoso gracias a sus habilidades y su talento. Pintó impresionantes murales con nuevas perspectivas en las paredes de la iglesia, desde las cuales las figuras miraron siniestramente al espectador.

Fotografías de Andrea Mantegna

Al mismo tiempo, en Venecia, otra persona también trató de ejercer su influencia en las tradiciones artísticas. Giovanni Bellini era una persona bastante reservada y tranquila que rara vez salía de su casa. A primera vista, es difícil imaginar que estos dos grandes artistas del Renacimiento temprano tuvieran algo que decirse. El arte de Mantegna es doloroso y sin prisas: sus formas demacradas y cuasi esculpidas pueden verse como si estuvieran fuera de pizarra, Bellini está sereno, bañado en una luz fría pero transportadora que simboliza la gracia divina.

Pinturas de Giovanni Bellini

De hecho, dos artistas llegaron a personificar los principios opuestos: Mantegna pertenece a la tradición italiana central, que continuaría produciendo a Miguel Ángel, Leonardo y Rafael, artistas que representaban los contornos del cuerpo humano a través de un dibujo riguroso. Por otro lado, Bellini fue el padre de una tradición veneciana más sensual, que alcanzó una apoteosis gracias a sus alumnos Tiziano y Giorgione.

Pero hay algo que los une, excepto que Mantegna y Bellini eran yernos.

Los dos hombres vivieron en un momento en que el concepto "moderno" del artista aún no era concluyente, el papel medieval del artista maestro anónimo dio paso a la autoconciencia. Intentaban constantemente mirarse el uno al otro con un sentido de competencia.

Nacido alrededor de 1431, Mantegna, "vino de la nada", comenzó como pastor, pero, más tarde, su crecimiento como artista no se detuvo. Inmerso en la cultura clásica desde muy temprana edad por su maestro, anticuario y artista Francesco Svarchone, estudió arquitectura romana antigua y participó en excavaciones arqueológicas. En sus primeros trabajos, como los frescos de la vida de St. James en la Iglesia Eremitani en Padua (tristemente destruida durante la Segunda Guerra Mundial), jugó con perspectiva y ángulos extremos. En repetidas ocasiones, se enfrentó a acusaciones de que sus formas rígidas se parecían a una escultura pintada, y no a una realidad pintada. Skvarchone mismo lo acusó de esto, con quien Mantegna luego se encontró en una pelea.

Bellini estaba más cómodo en su estatus social. Como ciudadano de Venecia, solo superado por la aristocracia y la descendencia de la dinastía artística líder de la ciudad, formó parte de un sistema en el que las relaciones familiares competían con órdenes lucrativas del estado y las poderosas fraternidades religiosas de Venecia. Mientras que su padre Jacopo y su hermano mayor Gentile lograron cumplir con los pedidos de la ciudad (las pinturas de Gentile siguen siendo una de las imágenes más populares de Venecia), Bellini estaba destinado a superar las tradiciones provinciales y esencialmente medievales de Venecia. Sus "conversaciones sagradas", por ejemplo, las imágenes de la Virgen con los santos, se encuentran en toda la ciudad. Combinan el característico sentido del color veneciano con un nuevo arte monumental.

Los dos hombres se conocieron después de que Jacopo Bellini se enteró de la creciente fama de Mantegna y lo buscó con la intención de casarse con su hija, la hermana de Giovanni, Nicolosia. El matrimonio era entonces principalmente un negocio. Jacopo tuvo dos hijos artistas brillantes. Un tercer talento Mantegna, quizás incluso mayor, le daría al estudio familiar una fuerza formidable.

El estado de ánimo de la exaltación trágica en la versión de Mantegna, agravada por remolinos cincelados de un paisaje rocoso, en el que Cristo se arrodilla ante el espíritu santo, se transfiere a la pintura de Bellini, aunque los personajes de Bellini interactúan más naturalmente con el paisaje.

La capacidad de Bellini para pintar figuras que parecen existir en paisajes reales es quizás su mayor contribución al arte. También logró un sentido más rico y realista de la luz y el color: en sus pinturas, el cielo rosado se refleja en la arena naranja alrededor de los pies de Cristo.

Mientras Bellini se estableció como un gran maestro de arte veneciano, Mantegna ocupó el puesto de pintor de la corte en la familia Gonzaga, los duques de Mantua. No obstante, parecía estar mirando hacia atrás a lo que hizo su cuñado en Venecia: el trabajo posterior de Mantegna está lleno de luz elaborada y paisajes de estilo Bellini, como Minerva, expulsando vicios del Jardín de la Virtud (1500-2), en el que la acción mitológica tiene lugar en un paisaje confiable, templado, del norte de Italia, con hierba mojada y un cielo fresco y bastante nublado.

Mantegna y Bellini son artistas que existen más allá del alcance de una biografía demasiado lejos de la historia. Sin embargo, al observar el arte de cada uno de ellos, sentimos que podemos entenderlos.

Pero la pregunta principal con respecto a Mantegna y Bellini, así como a todos los artistas de este período, es si son geniales en sí mismos o si son precursores de los genios del próximo siglo. Incluso si a alguien no le gusta el trabajo de Miguel Ángel y Leonardo, no hay duda de que la Capilla Sixtina y Mona Lisa representan un gran clímax del arte, mientras que los artistas que vivieron antes pueden no haber hecho nada por esto.

Esta opinión ha sido dominante durante aproximadamente 500 años. Pero ahora necesitamos sacudir nuestras ideas sobre el Renacimiento. Mantegna y Bellini son algunos de los mejores artistas europeos. No merecen ser considerados precursores. Su trabajo es digno de atención en sí mismo.