Open Window, Collioure, 1905, oil on canvas, private Henri Matisse (1869-1954)

Análisis de la pintura
La obra presenta una vista marina enmarcada por un interior arquitectónico simplificado. El encuadre se centra en una ventana abierta que actúa como proscenio para el paisaje costero. A través del vano, se observa una bahía con embarcaciones a vela; los barcos, delineados de forma esquemática y con colores intensos, flotan sobre un agua representada mediante pinceladas horizontales y vibrantes tonalidades rosadas y violáceas.
El interior de la habitación, aunque secundario, es notable por su tratamiento cromático audaz. Las paredes se definen en tonos rojizos anaranjados, contrastando con el verde intenso de las contraventanas. En primer plano, macetas con vegetación floreciente añaden un elemento de calidez y vida al espacio.
La pincelada es gruesa y visible, renunciando a la precisión naturalista en favor de una expresión más subjetiva. La luz no se distribuye de manera uniforme; parece filtrarse a través del ambiente, creando reflejos y sombras que intensifican la sensación de luminosidad.
Se percibe un interés por capturar la atmósfera y las sensaciones más que por reproducir fielmente la realidad visual. El uso de colores no convencionales para el agua y el cielo sugiere una interpretación personal del paisaje, alejándose de la representación mimética. La composición, con su fuerte énfasis en los planos y la simplificación de las formas, apunta a un enfoque en la estructura y la organización del espacio pictórico.
La presencia de plantas en primer plano podría simbolizar la conexión entre el interior doméstico y la naturaleza exterior. El vano abierto evoca una sensación de libertad y apertura, invitando al espectador a participar en la escena. La obra sugiere una reflexión sobre la percepción individual y la búsqueda de la armonía cromática como medio para expresar emociones y experiencias subjetivas.