Portrait of Senator Vasily Khvostov Orest Adamovich Kiprensky (1782-1836)

Descripción del cuadro de Orest Kiprensky "Retrato de V.S. Khvostov" (1814)

El lienzo es un retrato de cámara tradicional típico del siglo XVIII. El senador y escritor se muestra como una persona privada, sin premios ni insignias, vestido de civil. La lectura de la imagen carece del dramatismo y la tensión del carácter inherentes a los lienzos de los pintores del pasado. Una interpretación desapasionada y equilibrada de la imagen del personaje, una composición sólida propia del clasicismo y un colorido exquisitamente refinado confirman que el personaje pertenece a la nueva era. Tvostov está ensimismado, lo que no sorprende a nadie: los idealistas suelen ser individualistas convencidos, que consideran la disociación como un estado normal.

Con el artista, el modelo vive en el lienzo. La combinación de luces y sombras pone de relieve el mundo interior del personaje, que cambia en el lienzo ante los ojos del espectador. El fondo del retrato es un paño de terciopelo de color ladrillo, iluminado en la parte derecha, y en la izquierda pasa a la negrura de la sombra, que da el efecto de infinito. Con esta técnica, la figura de Tvostov se sumerge en el infinito del espacio. La coloración del cuadro intensifica la impresión. Los puntos brillantes son sólo la cara, la camisa y el brazo del senador.

El rostro del héroe, enmarcado por una cabellera negra, está pintado en tonos cálidos de piel, con un rubor que aparece en sus mejillas y un ligero desaliño. El carácter de cámara del retrato se acentúa por la media longitud de su torso y su imagen pectoral. Cejas gruesas y curvadas sobre unos ojos castaños claros, pensativos y de mirada lejana, labios apretados, nariz grande y alargada. La posición de la mano que sostiene el borde del abrigo no es casual. Este importante detalle añade un toque más al carácter del héroe.

Kiprensky tiene una tradición de pintar retratos en pareja. Este lienzo que representa a Khvostov también tiene un par: el retrato de su esposa.

La huella de su alma se refleja en el rostro del héroe. La patética sublime se siente en la energía espiritual del personaje. Se puede sentir el estado de ánimo elegíaco y las emociones lúgubres desprendidas de la insignificancia. El artista retrata al hombre de la manera más sencilla posible, en la forma en que se encuentra a solas consigo mismo.