Final de la sesion Jean-Léon Gérôme (1824-1904)

Análisis de la pintura
En el lienzo se observa un interior que parece ser el taller de un escultor. La escena central está dominada por una figura femenina desnuda, de espaldas al espectador, cubriéndose con un paño blanco. A su lado, yace una escultura de piedra terminada, representando a otra mujer envuelta en ropajes.
La luz incide directamente sobre la piel de la modelo y la superficie lisa de la estatua, resaltando sus formas y texturas. El contraste entre la carne viva y el material pétreo es notable. Un anciano, posiblemente el escultor, se encuentra arrodillado a un lado, limpiando el suelo con una palangana y un cepillo; su postura sugiere humildad o sumisión.
El espacio circundante está repleto de objetos que evocan la actividad artística: herramientas, armaduras antiguas colgadas en la pared, maquetas de barcos, ánforas y otros elementos decorativos. Estos detalles sugieren una atmósfera de erudición y un interés por el pasado clásico. La presencia de dos loros azules posados en un perchero añade un toque exótico a la composición.
La pintura plantea interrogantes sobre la relación entre el artista, la modelo y la obra de arte. El acto de cubrirse puede interpretarse como una metáfora del proceso creativo: la búsqueda de la forma perfecta a través de la manipulación de la materia. La figura del escultor anciano podría simbolizar la experiencia y la maestría técnica, mientras que la desnudez de la modelo representa la inspiración y la belleza natural.
La paleta cromática es sobria, con tonos terrosos y azules predominantes. El tratamiento realista de las figuras y los objetos sugiere un interés por la precisión anatómica y la representación fiel de la realidad. Sin embargo, la composición cuidadosamente equilibrada y la atención al detalle también revelan una preocupación por la estética y el idealismo artístico. La presencia de una única flor roja sobre la plataforma donde se encuentra la modelo introduce un elemento de vitalidad y pasión en la escena.